CAPITULO 17

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Los pies de Bianca se detuvieron frente al restaurante, donde se veía a la mujer de espaldas, sentada en la mesa al fondo del interior. Vanesa estaba perdida con su celular, no noto que la observaba.

Bianca al estar a una distancia prudente, examino el local, pensado en un plan para destruirlo. No tardó mucho en divisar toda la mercadería atrás de la puerta de metal, era perfecto.

Todo ese cartón junto al aceite y los paquetes de papel de baño, eran muy inflamables. La chica sonrio con malicia, antes de dar una última mirada a su alrededor. Se aseguro que nadie la viera, antes de ponerse a correr hasta estar a centímetros de la entrada.

Con mucho sigilo, Bianca desparramo el contenido del bidón en el suelo, donde debido a la elevación del piso, el líquido comenzó a filtrarse por las pequeñas aberturas inferiores de la puerta enrollable.

El aroma a gasolina comenzó a impregnarse en el lugar, pero Bianca no se detuvo. Con mucho cuidado, Bianca soltó el bidón dentro del local, haciendo que este chocara contra el piso.

El ruido alertó a Vanesa, quien de inmediato se levantó y miro el recipiente de plástico.

—¿Quién anda ahí? —dijo en un murmullo caminando hacia el objeto, el extraño olor invadió sus fosas nasales.

Vanesa se acercó temerosa, observando lo que parecía gasolina, aunque en el momento su mente no capto a tiempo. Bianca prendió un cerillo, el pequeño fuego alumbraba su rostro, con una sonrisa.

"Todo termina, ahora"

Lanzando el cerillo, Bianca corrió lo más rápido que pudo. El fuego choco contra el piso, creciendo rápidamente por toda la superficie. Vanesa vio la llama cubriendo toda la entrada, y además dirigiéndose al bidón que tenía enfrente.

Ella grito, aterrada, y trato de retroceder para alejarse del fuego. Sin embargo, la llama llego hasta el bidón, provocando una explosión.

La mediana ola de calor, golpeo su ropa y parte de su cabello, prendiéndose casi de inmediato.

—¡Ahhh! ¡Fuego, fuego! —Vanesa grito, tratando apagar las llamas de su ropa con las manos, sin ningún éxito.

La chica chocaba como desorientada contra las mesas y paredes, no había forma de poder apagarlas, y el calor comenzó a hacerle daño en los brazos y piernas.

Bianca se alejó con rapidez, mientras escuchaba desde lejos los quejidos de Vanesa, quien gritaba ayuda. Ella no se quedó mucho, su misión estaba hecha y la satisfacción en su corazón, fue grande.

Vanesa corrió hacia el grifo de la cocina, abriendo la llave a todo lo que daba. Primero inserto su cabello, después sus brazos y su ropa. El agua ayudo a apagar las llamas, pero no alivio las quemaduras, el dolor era insoportable.

Las llamas aumentaron con furia al consumir la mercaderia, creando de pronto un enorme incendio. Las mesas y las sillas se sufrían el mismo, el humo cubrió todo a su paso, alcanzando la calle.

Algunas personas alertadas por el calor, salieron de sus casas, mientras señalaban y gritaban. El padre de Vanesa llego, detuvo su auto para correr ayudar a su hija cuando oyó sus gritos. El humo y el fuego salían por todos lados, pero el hombre aun así intento llegar. Se mojo con algunas botellas de agua que tenía en el auto, para luego correr a la puerta con su brazo tapándole la cara.

Pero el hombre no lo logro, las llamas lo envolvieron por completo y aunque quiso tomar a su hija y sacarla, no pudo. Solo logro que ambos se quedaran envueltos en el infierno, sin opción de huida.

****

Milo llego a casa, su cansancio era notorio. La sorpresa le invadió al no ver a Bianca. En cambio, fue recibido por un irritante chillido de una rana, que no lograba encontrar el origen.

LOVE FEITWhere stories live. Discover now