CAPITULO 18

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Luego de dar el testimonio, Milo tomo rumbo hacia una cabina de internet, con la ansiedad de buscar información sobre Sigmud. Tal vez alguien ya habría hecho un pacto antes; quizás en algún sitio web, encontraría testimonio de ello.

Después de pasar varios minutos, no encontró nada relevante. Antes creía que lo paranormal no era más que ficción; pero luego del pacto con Sigmud, estaba seguro que no todo en internet seria falso. Cuando se daba por vencido, encontró un sitio web muy oculto, al último de la lista de Google.

El encabezado daba a entender que era una lista de demonios seguros. Milo observo los dibujos, y los nombres escritos. Se sorprendió al llegar último puesto, donde vio el nombre de Sigmud.

"Sigmud, el demonio apócrifo, ofrece a sus víctimas lo que desea; a cambio de permitirle aferrarse a tu alma. Se debe ser especifico con lo que se pide, porque no hay vuelta atrás "

El corazón de Milo comenzó a palpitar con fuerza, no podía creerlo. Sigmud no era un fantasma, era un demonio.

"Un demonio... ¡¿Qué hice?!"

El miedo recorrido el cuerpo de Milo, dándose cuenta de la gravedad de su situación. El infierno le estaba asegurado ¿Qué otras cosas podía ocultarle Sigmud? ¿podría hacerle daño? ¿Matarlo tal vez?

Tenía que hablar con Sigmud, obtener respuestas y de ser posible, cancelar el pacto. Aunque el sitio web decía que no hay marcha atrás, Sigmud afirmo lo contrario.

Milo salió del lugar con la mirada baja. Sin ideas de como contactar a ese demonio, ya que siempre aparece por sí solo; no obstante, tampoco es quisiera hacerlo. Si pudiera cancelar su trato ¿Realmente sería capaz?

A pesar de tener una respuesta clara de lo que debía hacer, Milo temía abandonar a Bianca para siempre, y volver a estar solo. Solo sin el calor de una mujer que lo acompañara en su vida, le diera todo lo que el pidiera y de una belleza que nunca podría encontrar en otra.

****

Al llegar a casa, noto a Bianca colocando comida en un cesto, se notaba muy animada y alegre, mientras cantaba.

—Hola cariño, llegaste temprano —dijo Bianca, abrazándolo y besándolo.

Milo no podía ocultar su semblante, la tristeza por la pérdida de su amiga y a la vez su trabajo, le tenía angustiado.

—Hola Bianca... —

Bianca lo miro confundida, y Milo le contó la situación del restaurante. La chica no reaccionó de inmediato, pero al final sonrió.

—No importa Milo, a ti no te harán falta esos empleos. Yo ya te dije que no necesitas trabajar, porque seré yo la que cuide de ti — repuso Bianca, terminando de preparar la comida.

Milo trato de sonreír, pero no logro hacerlo. Claramente ella ignoraba el hecho de quienes murieron en el incendio.

—Bianca el trabajo es lo de menos, la pérdida de mi amiga me duele... —

Bianca arrugo la frente, no podía creer lo que escuchaba.

—Ya está muerta, da igual ¿Porque mejor no vamos a hacer un picnic?, conozco un bonito lugar—dijo, con una sonrisa, aunque dentro estaba enfurecida.

Milo se congelo, aquellas palabras eran como un escupitajo en la cara. Una clara muestra de la insensibilidad que Bianca podía tener, sabiendo que Vanesa es su más cercana amiga.

—¡¿Bianca que te pasa?!, Vanesa está muerta, ¿Cómo puedes decir que da igual?, no, no iré a ningún lado, quiero estar solo — Milo arrojo la mochila de su espalda al piso, para dirigirse a la habitación.

LOVE FEITWhere stories live. Discover now