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La mañana siguiente, Izuku obligó a Shota a salir por la ventana. No iba a arriesgarse a que alguno de sus compañeros lo vea salir de su cuarto o se lo cruce por los pasillos.

— ¿Es enserio? No soy un amante infiel como para irme por la ventana, Izuku. —Aizawa entendía la razón, pero odiaba toda esa situación.

Normalmente cuando se quedaba a dormir con Midoriya o el mocoso iba a su habitación, ponían las alarmas más temprano de lo normal para regresar a su cuarto con tranquilidad. Esta vez ambos habían dormido más de la cuenta y por eso los pasillos se encontraban repletos del movimiento matutino diario.

— Lo sé, Aizawa-sensei. Pero sabe que no pueden verlo salir de aquí, por favor... —el pecoso suspiró cuando el rostro mayor lo miró molesto. Sabía que era difícil su situación y si Shota se iba a molestar cada vez que estas cosas pasaran, sería complicado— Bien, salga por donde quiera. Me voy o llegaré tarde a las clases.

Aizawa no tuvo tiempo a suavizar lo que dijo porque cuando quiso hacerlo, ya se encontraba solo en la habitación.

Midoriya estaba molesto ¿Acaso el hombre no se daba cuenta que solo lo estaba cuidando? Shota no era realista con las cosas que quería y mucho menos estaba pensando bien en las consecuencias que podrían tener sus acciones.

Si algún alumno lo veía salir de su habitación, iniciarían los rumores. La academia seguramente comenzaría a investigar y cuando sepan la verdad, llamarían a su madre. En todo ese tiempo, ellos no podrían estar juntos, Aizawa perdería su licencia de héroe y su trabajo, su madre seguramente querría demandar y ellos tendrían que separarse.

¿Por qué Izuku tenía que quedar como el mocoso molesto e inseguro? Realmente no era eso, simplemente era realista. Nadie podía saber la relación que tenían, incluso si ellos querían gritarlo a los cuatro vientos.

Por favor, se supone que Shota era el adulto en la situación. Entendía la frustración del hombre, después de todo él estaba viviendo lo mismo. Pero si ambos se molestaban en cada situación difícil, sería muy complicado que el secreto sea llevadero.

Midoriya suspiró, el enojo y la frustración recorrían todo su cuerpo. No quería hacer sentir mal a Shota, no quería que el hombre sienta que no le interesaba presumirle al mundo que estaban juntos. Simplemente no era posible. Pasó su mano por sus rizos mientras caminaba por el largo pasillo de la UA.

— ¡Izuku! —cuando dió vuelta su rostro por el llamado, vió a Shoto acercarse a él.

— Todoroki, hola. —la sonrisa de Midoriya era un poco forzada. No tenía ánimos de charlar esa mañana— ¿Cómo estás?

El pecoso observó atento como los ojos bicolor se deslizaban de su rostro a su cuello y se abrían un poco con asombro. El comportamiento observador de Shoto lo ponía nervioso, a la defensiva.

— Bien, quería hablar contigo sobre algo importante. —Todoroki estaba más serio de lo normal. Izuku escondió los nervios que azotaron su cuerpo y simplemente asintió sonriente.

— Claro ¿Quiéres que nos veamos luego de las clases o...?

— Aquí está bien. —bien, eso había sido extraño. El bicolor parecía desesperado por preguntar algo— Cuando llegamos del bar no pude dormirme hasta las siete de la mañana...

Mierda. Ese fue el simple pensamiento de Izuku, sin embargo, su rostro no demostró nada. Ni miedo, ni nervios, ni estrés. Nada.

— ¿Te sentías mal? —la cabecita con rizos se inclinó un poco para remarcar la duda. Izuku llevó su mano a la frente del zagal, tanteando para ver si había fiebre— No tienes fiebre.

Ilícito °AiDeku° Where stories live. Discover now