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Cuando Aizawa admiró los ojos verdes cristalizados de Izuku a través de la ventana, que reflejaban su alma rota, se horrorizó.

Quiso frenarlo, quiso explicarse, pero era tarde. El menor corrió lejos, dejando solo un rastro de agrias lágrimas en el camino.

Shota había empujado sin cuidado el cuerpo de la mujer lejos suyo, como si su piel quemara. El antebrazo del hombre limpió sus labios con desagrado, sacando los restos de saliva que descansaban ahí, su estómago removiéndose como loco.

Se levantó trastabillando, apartándose del escritorio rápidamente. Quería tener toda la distancia físicamente posible entre él y la mujer. Con el movimiento brusco, del mueble se cayeron algunos libros apilados. El estruendo retumbó entre las cuatro paredes, rompiendo el silencio del lugar.

Aizawa pasó la mano por su cabello, intentando quitar los mechones molestos que golpeaban su rostro. Mierda, no podía respirar.

El nudo de nervios se apretaba con fuerza en su garganta, impidiendo que salgan palabras y que entre aire.

No se suponía que eso ocurriera así, no se suponía que Izuku estuviera cerca, no en ese horario. Se suponía que el pecoso debía estar en su entrenamiento con All Might, lejos muy lejos de su maldita oficina.

Cuando Aizawa vió la sonrisa triunfal que pintaba los labios brillosos, su ceño se frunció con fuerza. Quería matar a esa maldita, golpear su rostro hasta que esa estúpida risa se borrara.

La rabia corría por el cuerpo del hombre, haciéndolo temblar por el enojo acumulado.

Sin miramientos, la mujer se movió por la habitación con gracia, la diversión tiñendo sus facciones.

— Bueno, esto no es lo que planeaba, pero resultó incluso mejor... —cuando se acercó a él, Shota se tensó como una cuerda. Los músculos se endurecieron con fuerza— Da lo mismo, no tienes que contenerte.

La mano delicada quiso acariciar el pecho del hombre, que subía y bajaba junto a su respiración agitada. Aizawa la detuvo de golpe, su mano presionó la muñeca delgada dolorosamente.

— Lárgate, ahora mismo. —la voz ronca salió entre dientes y Emi observó un poco asombrada como la mirada oscura estaba cristalina. Aizawa sentía que podía colapsar ahí mismo de los nervios.

Mierda, esto no estaba bien. No es así como se supone que debían pasar las cosas.

— Estabamos divirtiéndonos hace rato ¿Por qué no continuamos? —el cuerpo de la mujer se congeló por un segundo, sintiendo su tersa piel erizarse por la peligrosa aura que rodeaba al hombre. Mierda, Shota realmente no estaba jugando, pero a ella le gustaba correr riesgos— ¿Vas a fingir que ese mocoso significa algo para ti cuando recién estabas comiendo mi boca?

La fémina soltó un suave quejido de dolor cuando el agarre en su muñeca se cerró un poco más, crujiendo un poco.
Aizawa no estaba para escuchar toda esa porquería, Emi estaba colmando su paciencia.

— Dije que te largaras ¿Debo repetirlo o prefieres que te saque a patadas?—esta vez, Shota tiró del brazo con fuerza, empujando el cuerpo delgado más allá de la puerta de salida. No le interesaba que alguien más viera la escena, no estaba pensando. Su mente solo podía recordar el dolor en los ojos de Izuku, dolor que él había causado— Si le cuentas a alguien, no seré tan condescendiente la próxima vez...

Con un movimiento aireado que buscaba ocultar el miedo que sentía, la mujer se liberó del fuerte agarre. La piel había quedado roja y adolorida donde el hombre había presionado.

Fukukado no sabía quién era ese hombre, porque Shota jamás actuaría así. No entendía como ese maldito mocoso había logrado significar tanto para el mayor, al punto de tenerlo al borde del llanto. Carajo, ella llevaba meses detrás del pelinegro y nunca había logrado acercarse.

Ilícito °AiDeku° Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang