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Ni bien cerró la puerta, la espalda del pecoso reposó en la madera. Cerró los ojos y se permitió suspirar con cansancio, se sentía exhausto y solo eran las cinco de la mañana, su día ni siquiera había iniciado. Se tomó unos segundos para repasar todo lo que acababa de ocurrir en su mente y se quedó con la tranquilidad de que esa decisión era lo mejor para él, estaba orgulloso de haber podido separarse aun con todo el intenso amor que sentía por el hombre. Pero una relación sin confianza no era nada y creer que con solo amar mucho bastaba para mantener en pie un noviazgo era un pensamiento inmaduro.

Dentro suyo agradeció los consejos que Shoto le había dicho hace solo unos días atrás. El chico había sido muy lindo con él, aun después de haberlo dejado de lado por su relación y de haberlo tratado mal lo había ayudado en múltiples ocasiones. Fue durante una llamada en la madrugada que el bicolor habló solo durante varios minutos, siendo suave con sus palabras y sin juzgar sus decisiones, solo intentando ayudar. Realmente lo apreciaba y agradecía que después de todos sus errores, Todoroki había sabido separar todo aquello que ni él mismo podía perdonarse solo para verlo bien.

Definitivamente al llegar a Japón buscaría al bicolor para poder pedirle unas disculpas apropiadas, no quería hacerlo por mensaje o llamada. Shoto se merecía más que eso, mucho más. 

Sus ojos verdes examinaron con atención a su madre, que se veía un poco inquieta en el centro de la habitación desolada. La examinó de pies a cabeza, siendo correspondido. 

- Tú lo sabías ¿No es así? -con una sonrisa suave en el rostro, su madre le hizo señas para que se acercara a tomar asiento en uno de los cómodos sillones en el medio de la sala, tomando su mano y guiándolo al mueble acolchonado.

- Las madres siempre sabemos... -los dedos suaves de la mujer dejaron caricias delicadas en el cabello verdoso, Izuku había recostado su cabeza en los muslos de Inko, desparramándose en el sillón con cansancio- Los ví en el aeropuerto. Además de que Shota no fue muy discreto al venir al mismo lugar, en el mismo vuelo y exactamente al mismo hotel en la habitación de junto.

- Eso mismo dije... -Izuku se enderezó para poder mirar a los ojos a la mujer- ¿Estás enojada? 

Cuando su madre negó, su largo cabello verde se balanceó con suavidad. La sonrisa que pintó los labios rosados le dió tranquilidad al adolescente.

- ¿Quiéres contarme qué ocurrió? -sin poder evitarlo, los ojos verdes se desviaron un poco. Más allá de la felicidad de poder tomar la decisión correcta, perder una relación que creyó especial era todo un proceso de duelo demasiado reciente. 

- Es algo que lleva un tiempo, inició justo después del incidente que tuve con Kacchan durante el entrenamiento... -con cuidado, la cabeza llena de bucles volvió a acomodarse en los cómodos muslos de la mujer, aspirando el perfume dulzón en el pijama de su madre. 

- Eso pasó hace ocho meses ¿No sentiste que podías contarmelo? -la voz de Inko no salió elevada, sino más bien gentil. Izuku sabía que su madre jamás lo juzgaría y en ese momento se cuestionó el por qué no le contó antes, había sido un idiota.

- En ese momento era demasiado pronto para contarte y luego, con el pasar de los meses, supongo que me ganó el miedo a tu reacción. Ahora que lo veo con más calma, me doy cuenta que debí haberte contado lo que ocurría, quizás entrometerse en esa relación hubiese sido lo mejor. 

La mujer soltó una suave risa, sus dedos removiendo con cuidado los suaves bucles con aroma frutal. 

- Si yo me hubiese entrometido, nuestra relación hubiese mutado a una en donde la confianza es escasa, no quisiera convertirme en esa clase de madre. De todas formas, de nada sirve ya pensar en lo que podrías haber cambiado. Las cosas se dieron así por algo y todo ocurrió tal cuál debía ocurrir... -la voz aterciopelada de Inko acariciaba la piel del joven, que cada vez se sentía más somnoliento- Continúa.

Ilícito °AiDeku° حيث تعيش القصص. اكتشف الآن