Ella dió a luz a un hermoso bebé en pleno día.
El sol acompañaba ese hermoso ambiente mientras se reflejaba la luz a través del espejo que poseía la ventana.
El niño era reflejado enteramente por la luz, parecía un ángel caído del cielo.
Una pequeña capa de color amarillo casi imperciptible lo había rodeado, pero no se podía notar para el ojo humano.
El niño que cargaba la luz y el espíritu de "él" había nacido.
El Caballero del Sol se haría presente en esta era.
El Caballero Blanco de la Mesa Redonda había nacido en un pequeño niño.
-¡Eres solo un niño bastardo! ¡No debiste haber nacido!- Gritó un hombre mientras en su mente se reflejaba la imagen de un pequeño bebé de cabellos rubios.
Era un hijo bastardo, no debería haber nacido él.
Pudo verlo a lo lejos mientras estaba en su cuna, la ira surgía en su interior, el hijo bastardo de una familia rica.
Ese niño había arruinado y separado a su familia, todo por sus actos mediocres que había tenido con una mujer.
El odio se hizo presente en su cuerpo, este mismo sentimiento lo estaba dominando en diferentes aspectos.
-Voy a finalizar lo que empecé- Susurró por lo bajo mientras tomaba al bebé en sus brazos a la vez que lo metía en una canasta, el pequeño se encontraba dormido en sus brazos y se sentía cómodo.
Metió suavemente al pequeño dormido en la canasta mientras salía del castillo perteneciente a su familia.
Se dirigió en su coche hasta un mar cercano al castillo familiar, procediendo a tomar aquella canasta mientras veía el agua con seriedad.
-Esto nunca debió pasar, creeme que me arrepiento de cada una de las cosas que hice en el presente y haré en el futuro, pero...mis decisiones ya fueron tomadas- El hombre ahora se encontraba un poco calmado, su hijo bastardo no era más que una simple molestia para él.
Sin ningún pesar escuchaba como el bebé había empezado a llorar debido a que sentía frío por el pesado ambiente anochecido.
¡Ugh! ¡Solo cállate, maldita sea!
No hubo remordimiento. No hubo dolor. No hubo retractación.
Lanzó aquella canasta con el bebé dentro suyo al mar, no importando su destino.
Suspiro un poco exhausto mientras a la lejanía se escuchaba el llanto del pequeño bebé. No, no le dolió tirarlo...en cierto punto sintió satisfacción por hacerlo y deshacerse de una vez por todas de ese mocoso molesto.
Porque solo era un bastardo.
.•°DxD°•.
¿Uh? ¿Por qué se escucha un coche a la lejanía?
Se supone que no muchas personas pasan por aquí, yo vengo a pescar con frecuencia y en mucho tiempo no había escuchado a gente venir aquí.
Parecía una zona inexplorable hasta cierto punto, pero era muy bueno para la pesca...¡Siempre había pescados para comer!
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DxD:Regreso al pasado.
RandomHistoria reescrita. ¿Por qué aquella felicidad acabo tan rápido? Tal vez su suerte ya había finalizado y ahora tocaba el pago. ¿Por qué le pasaba esto? Si el era el Sekiryuutei más poderoso de todos, esto no debería pasarle. Siendo de la generación...
