25. La verdad en internet

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Sábado 29 de junio 2030, 5 días después

Con una calma que no sentía, Johnny masajeaba la cabeza del niño en forma circular para que el champú desapareciera completamente de aquel precioso cabello. Cualquier padre lo haría con su hijo pequeño, sin embargo, estaba seguro que no era habitual el silencio con el que Junjün se mantenía dentro del agua como si su mente estuviera perturbada por algo.

Temiendo haber cometido algún error, se limpió la yema de los dedos con una toalla, tocó el hombro del niño con delicadeza para que este terminase levantando los párpados y lo mirase con sus ojitos brillantes rodeados de pestañas largas. Contuvo la respiración, había una vulnerabilidad absoluta que envolvió su corazón y lo estranguló.

—¿Qué es lo que pasa? —torció la boca— probablemente aún no te sientas cómodo con que te bañe.

—No es eso —susurró mirando sus deditos bajo el agua— no importa papito.

—Sí importa ¿Sabes? Importa demasiado porque eres mi hijo —El niño se secó las dos lágrimas que cayeron instantáneamente de sus ojos, pero fue inútil, sus manos estaban mojadas— Junjün.

El niño no pudo contenerse más y terminó por quebrarse completamente en un llanto desesperado. John no dudó un segundo en envolverlo en una toalla, sacarlo de la bañera y mantenerlo abrazado mientras lo mecía contra su pecho. No era un llanto de dolor corporal, era algo más profundo y, Dios, algo que él odiaba con toda su alma porque ¡Apenas era un niño de 6 años! ¡Demasiado pequeño para sufrir como si se tratara de un adulto!

El pequeño príncipe necesitaba llorar tanto como su pecho se lo permitiera ¿De qué otra manera podía liberar todas las emociones que lo invadían? No era algo que pudiera transmitir con su boca ni mucho menos con telepatía a su papito humano, pero la verdad era que se sentía demasiado ahogado con la culpa de no hacerle caso a su papito Mark, culpa porque después de lo ocurrido él no se había vuelto a acercar ¿Y si ya no lo amaba?

Despertaba angustiado cuando sus sueños se esfumaban y no existía esa realidad en la que John vestía la ropa de la casa real de Vauralia como el nuevo príncipe consorte, sosteniendo la mano de Mark como su esposo y con la otra sosteniendo su manito, vistos por todo el planeta Lernu como la familia más amada de todos los tiempos.

La realidad era peor, sus padres no se amaban y no podía despegarse de uno o de otro sin causar daño porque ¡Eran de planetas diferentes!

Poco a poco la angustia fue amainando y fue reemplazada por la tranquilidad que le daba el perfume de su padre humano, su voz mientras le cantaba al oído o los latidos de su corazón. Si con su papito Mark había una conexión telepática irremplazable, con su papito John había una conexión física inigualable.

—Hoy vendrá tu tío Taeyong... ¿Qué harías si, de pronto, dejaras de estar encerrado en estas paredes y pudieras caminar libremente por la ciudad tomado de mi mano?

Quizás eso era lo que agobiaba al niño, porque tales palabras lo llevaron a abrir su boca sorprendido y posterior a dibujar una sonrisa emocionada. Asintió rápidamente.

—¡Sí! ¡Sí!

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El vino tinto se movía lentamente en forma circular dentro de la copa y bajo la atenta mirada de Johnny, mientras la música de jazz sonaba en la sala de estar del primer piso y mientras Taeyong se servía una cantidad adecuada en su propia copa.

En completo silencio se sentó a su lado y aunque no lo estaba viendo directamente, John sabía que TY sí lo hacía, una mirada de alguien que quería dar el pie para que una conversación se iniciara, una charla que le había pedido cuando le dijo que viniera a quedarse a casa. ¿Qué motivos podía haber para ello? Quizás era la respuesta del porque Johnny devoró sus labios en besos pasionales apenas estuvieron a solas, quizás era la respuesta a toda esa energía demasiado pasional cuando quitó toda su ropa inferior y tuvieron sexo contra el sofá.

"Hijo de las estrellas" [Johnmark-NCT]Where stories live. Discover now