🪷 Capítulo 4 🪷

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Cuando Agnes gritó, los caballeros se sobresaltaron y aflojaron las cuerdas que ataban a Kaylo.

—¡Salgan todos! ¡Rápido! ¡Salgan ahora!

Agnes echó a todos para resolver la situación de alguna manera.

Todos desaparecieron con expresiones desconcertadas, y solo dos personas permanecieron en la oficina del Comandante de los Caballeros Negros.

—...

Agnes, que se quedó sola con su favorito, no sabía qué hacer.

Kaylo todavía estaba mirándola de rodillas. Su mirada estaba llena de odio y desprecio.

*Pak*

Levantó ambas muñecas y las colocó sobre la mesita, luego habló con voz baja.

—Córtelas.

—...

—Por el crimen de atreverme a tocar el cuerpo de la Princesa, tomaré el castigo. Así que, córtelas.

En su tono de voz no había nada de arrepentimiento.

«Kaylo...»

Su favorito, Kaylo, era un personaje desafortunado que le rompía el corazón con solo recordarlo. Más que otra cosa, ella estaba en el papel de la basura humana que lo atormentaba.

«Ufff... Por qué de todos los personajes...»

Agnes sollozó internamente, pero hizo un esfuerzo por no demostrar sus emociones.

—Yo... No tengo ninguna intención de cortarle las muñecas a Sir Kaylo.

¿Cómo podría cortar sus preciosas muñecas? Incluso para los miembros de la Familia Imperial, era de buena educación utilizar honoríficos para mostrar respeto a los caballeros. Sin embargo, Agnes nunca había usado un honorífico para Kaylo.

—...

Kaylo la miró con el ceño fruncido. La mirada en sus ojos era como si estuviera pensando en qué tipo de truco se trataba.

—Por ahora, por favor, levántese y siéntese.

—...

—Es una orden...

Kaylo finalmente se puso de pie después de escuchar esas palabras.

A Agnes le dolía el corazón por la actitud de arrodillarse como si no fuera gran cosa.

—Ayer... Bebí demasiado...

—...

Los ojos de Agnes se posaron en el rostro de Kaylo, quien tenía las mejillas ligeramente hinchadas.

Eso no fue todo, Kaylo también tenía marcas rojas en el cuello, como si le hubieran arañado con fuerza.

Fueron heridas causadas por el violento incidente de ayer.

De repente, ambos hicieron contacto visual.

Kaylo se burló cuando notó que la mirada de Agnes estaba posada en la parte superior de su cuello.

—... Te lastimaste por mi culpa —murmuró Agnes.

Kaylo la miró en silencio por su reacción desconocida. Su mirada inquisitiva la recorrió silenciosamente de pies a cabeza.

—¿Debo sacrificar no solo mis muñecas, sino también mi vida? —preguntó Kaylo, sin poder comprender el extraño comportamiento.

Kaylo sabía muy bien cuánto lo despreciaba la mujer frente a él. Seguramente como una hiena, buscaba una excusa para ahuyentarlo.

La Princesa otaku trabaja duro hoyHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin