🪷 Capítulo 83 🪷

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Agnes se detuvo cuando vio que los ojos de Kaylo estaban rojos, como si fuera a llorar en cualquier momento. Pero las lágrimas nunca cayeron.

«Oh, Dios mío...»

Una exclamación de éxtasis resonó en su interior.

Si fuera posible, Agnes quería filmar esta escena con una cámara de inmediato.

«Kaylo muestra una expresión tan santa...»

Sin embargo, el tiempo para apreciarlo fue corto.

Tan pronto como hicieron contacto visual, Kaylo miró hacia abajo y evitó sus ojos.

—¿Escuchó desde el principio? —preguntó Kaylo en voz baja.

—... Sí.

—... Lo que dije fue grosero.

—...

—Nada de lo dije fue en serio.

—...

—Ese bastardo, no... Sólo quería burlarme de Sir Spencer.

—...

Agnes observó a Kaylo silenciosamente poniendo excusas.

—Puede que no lo recuerde, pero... Mencioné eso para señalarle a Sir Spencer que había molestado a la Princesa en el pasado.

—...

Kaylo parecía nervioso.

Su voz temblaba levemente y su expresión era sombría.

—... Lo mismo ocurre sobre las ilusiones. Eso surgió sólo por un mezquino deseo de provocar a Sir Spencer...

Tras confesar ser mezquino, Kaylo se mordió el labio inferior.

Quería dar una excusa de alguna manera, pero no encontraba las palabras adecuadas. Se sentía miserable por no poder decir una sola palabra correctamente.

Agnes miró a Kaylo en silencio.

Una de las personas que leyó la novela original criticó a Kaylo Gray por ser un mezquino con un complejo de inferioridad. Pero por eso a Agnes le gustaba Kaylo.

«Todos los humanos tenemos defectos.»

Sin embargo, Kaylo era una persona fuerte que sabía admitir sus propios defectos.

La gente a veces lo olvidaba, pero el complejo de inferioridad también era una fuerza impulsora que hacía crecer a la gente.

Kaylo supo admitir su inferioridad. Aunque criticó y tuvo celos de Raymond Spencer, finalmente lo reconoció.

Además, se sacrificó por las innumerables personas que creían que Raymond Spencer era un héroe.

Pero incluso antes de ese final, Agnes eligió a Kaylo como su favorito.

«Como lo que la gente llama destino...»

Tal vez fue el destino que Kaylo y ella se conocieran.

—Lo siento, todas estas son sólo excusas... Pido su perdón —dijo Kaylo suavemente.

—¿Entonces realmente no planea seducirme? —preguntó impulsivamente Agnes.

Ante esas palabras, Kaylo cerró los ojos con fuerza y ​​se mordió el labio inferior nuevamente.

No quería avergonzar a su favorito, pero era cierto que Kaylo se veía muy lindo en este momento.

«Gatito.»

El sorprendido Kaylo era realmente lindo.

«No importa lo que digan, es mi propio conejito, gatito, bebé...»

La Princesa otaku trabaja duro hoyWhere stories live. Discover now