•01| Gammas.

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"Los monstruos más temibles son los que se esconden en nuestras almas"

-Edgar Allan Poe.


Busan, Corea del sur.

Octubre de 2013.


En medio de la tormenta divisó una figura muy conocida, quién también lo miraba fijamente. Ambos cuerpos se mantenían inmóviles, sólo viéndose por varios segundos.

Su corazón latía fuertemente cuando el olor tan familiar llegó a sus fosas nasales; las feromonas que tanto había deseado inhalar en esa semana de no saber ni de sí mismo. Ese aroma que extrañaba con todo su ser; por fin podía sentir y volver a vivirlo.

Sin esperar ni un segundo más la figura se acercó con prisa, dando un fuerte abrazo mientras sentía al contrario temblar; aunque no estaba seguro si era por el miedo, la adrenalina, la felicidad de volverse a ver, o simplemente por el viento que hacía que sus huesos se sintieran helados bajo las fuertes gotas de lluvia que caían en sus cuerpos.

La lluvia sonaba fuertemente mientras relámpagos y truenos se escuchaban y veían en el gran cielo oscuro. El ambiente era tenso, hasta que sintió el fuerte abrazo llegar a su cuerpo. Aun tratando de asimilar lo que estaba ocurriendo aceptó el abrazo, pasando sus brazos por la espalda contraria mientras exhalaba. Se sentía tan bien, se sentía libre por fin.

El aroma del contrario trataba de tranquilizar los sollozos del castaño, mientras que con su mano daba caricias en su espalda para suavizar el aroma agrio, lleno de adrenalina y miedo. 

—P-papá... —murmuró, siendo interrumpido por el gran nudo en su garganta. Largas y dolorosas lágrimas caían de sus ojos, dando así por fin un grito de dolor, pero alivio al mismo tiempo de ver a su padre ahí con él.

—Shh, tranquilo, mi vida —susurró el alfa mayor, soltando sus feromonas y tratar de relajar a su cachorro. Por fin lo tenía, por fin estaba con él —. Papá está aquí...

Un suspiro lleno de tranquilidad escuchó del castaño, mientras este mantenía sus ojos cerrados, disfrutando de eso que anheló tanto sentir desde hace días. Se sintió con la necesidad de confiar en esos brazos que lo tenían firmemente agarrado, cómo si este fuera a escapar de ellos. Sin embargo, esa era la última cosa en el mundo que pensaba hacer de ahora en adelante.

Su tranquilidad llegó a un punto en el que su mente empezó a sentirse liviana. La lluvia se escuchaba cada vez más lejos de su sistema y su cuerpo empezaba a sentirse tan débil, tanto que ni cuenta se dio cuando cayó totalmente inconsciente sobre los brazos del alfa que le dio la vida.

Lo siguiente que escuchó a la lejanía de un callejón oscuro fue un sonido muy conocido, siendo extremadamente constante para gusto de él.

Y de repente, despertó.

Gotas de sudor caían de su frente, mientras su cuerpo se encontraba sentado en la cama. Su caja torácica se divisaba exaltada en demasía, aunque hacía respiraciones profundas. Sus manos tallaban su frente y rostro, asimilando lo que ya había superado hace unos años atrás.

¿Por qué mierda tiene que volver a soñar con esto? No tiene sentido si se supone que fue atendido mentalmente para esta situación. Sólo esperaba que no se volviera constante soñar ese recuerdo amargo de su pasado; volverlo a memorizar hacía siempre que su aroma se volviera amargo.

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