10. How You Get The Girl

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...

(Enzo's Version)

"Stand there like a ghost
Shaking from the rain, rain
She'll open up the door
And say: Are you insane?"

Una vez que Juani finalmente terminó con el regaño y el sermón sobre cómo es que habían sido sumamente inconscientes e irresponsables por desaparecer sin avisar para irse de fiesta, Enzo se limitó a pedir disculpas (completamente forzadas) y a decirle que no volvería a pasar sólo para zafarse de la conversación de una vez por todas.

Lo único bueno que había salido de aquella discusión era que el enojo le había ayudado a bajar la borrachera.

Si bien, comprendía que estuviera molesto porque se fueron sin avisar y luego no dieron señales de vida, no entendía porque tenía que haber sacado a colación el tema de la diferencia de edad entre Isabella y él. Parecía que últimamente eso de echarle en cara su edad no sólo era la actividad favorita de Matías, sino ahora también la de Juani.

Claro que era consciente de que le sacaba casi una década, pero no podía negar que esa conciencia desaparecía en cuanto la veía sonreír. Ni siquiera sabía por qué estaba tan interesado en ella. Simplemente fue una conexión instantánea que surgió desde la primera vez que la vio.

Tal vez aquella inocencia que se escondía detrás de esos ojos verdes fue lo que le enganchó en primer lugar.

Recordaba a la perfección cada momento de los últimos días en el cual la había puesto nerviosa de una u otra forma y no podía negar que aquello le fascinaba. Había desarrollado gusto por reducirla a un manojo de nervios que se sonrojaba cada que él se encontraba más cerca de lo necesario o tenía algún gesto amable con ella.

También se había enganchado de su chispa y su energía, pues la mejor manera en la que podía definir a Isabella era como un rayo de sol que iluminaba cualquier lugar en el que se encontrara sin siquiera darse cuenta. Y esa luz a Enzo le hacía falta en estos momentos.

Por otro lado, no podía negar que en gran parte le divertía ver cómo Matías se molestaba cada que notaba que ellos dos tenían un mínimo acercamiento. No era tonto y, desde la primera vez que los vio convivir, pudo darse cuenta de la manera en la que el castaño miraba a Isabella.

Por su parte, erróneamente creyó que simplemente se trataba de un flechazo pasajero que se iría dentro de un par de días cuando se hubiera acostumbrado a la presencia de la chica a su alrededor, más aún porque había sido testigo de cómo Matías movía sus fichas y poco a poco se iba acercando a ella. Pero ahora, luego de haberla visto bailar, cantar, soltarse y sentir con tanta intensidad mientras él la acompañaba tomando de su mano, tenía claro que ya no sólo se trataba de un gusto culposo que le divertía.

𝐎𝐮𝐫 𝐂𝐢𝐧𝐧𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐆𝐢𝐫𝐥 ; Enzo Vogrincic y Matías RecaltWhere stories live. Discover now