18. My Tears Ricochet

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(Enzo's Version)

La expresión en el rostro de Isabella le hizo confirmar una vez más que aquello era una terrible idea. Por supuesto que Enzo tampoco creía que fuera correcto que tuvieran que fingir una relación, pero no podía negar que una parte de él sentía que podía sacarle provecho a aquello. Más allá de obtener un beneficio laborar, tenía claro que sería una forma más sencilla de acercarse a ella.

Si bien, no entendió la reacción que Isabella tuvo cuando huyó de la galería tras haberle robador un beso (el cual en un inicio correspondió), le fue más fácil comprender la situación en cuanto la vio entrar por la puerta luego de su pequeña pelea con Matías, pues él no pasó por alto el hecho de que lo primero que la chica hizo al percatarse de que ambos estaban heridos fue correr a comprobar cómo se encontraba el argentino.

El dolor punzante en su pómulo era un constante recordatorio del vínculo que ese par parecían mantener y que él desconocía. Debía admitir que aquello representó un gran golpe en su ego, ya que, por un segundo, estuvo casi seguro de que la chica ya había caído ante él.

Erróneamente, había subestimado por completo el impacto de los esfuerzos de Matías, los cuales sí que parecían haberle funcionado. Pero aquello sólo hacía las cosas más entretenidas, pues, entre mayor dificultad tuviera su objetivo, más grande sería la satisfacción al conseguirlo. Y aquella propuesta inesperada por parte de Adriana era la manera perfecta de obtener lo que quería.

Era la primera vez que Enzo se alegraba por la poca privacidad que tenía.

—No entiendo cómo se supone que una relación falsa podría beneficiar a todos —resultaba obvio como Isabella trataba de mantener la compostura mientras hablaba—. Dudo que las fans de Enzo se alegren de que tenga pareja, y peor aún, de que su pareja sea casi diez años menor que él.

—Sólo piénsalo, cariño —Adriana se inclinó un poco sobre la mesa—. Vamos a venderle al público una historia de amor entre un actor reconocido y su modesta maquillista, los cuales tuvieron tanta conexión durante el rodaje que experimentaron un flechazo inmediato y no quisieron ocultar su amor —la sonrisa de Adriana se ampliaba conforme hablaba, mientras que la expresión de horror y confusión de Isabella se hacía cada vez más presente—. Por ahora se pueden limitar a dejarse ver uno que otro día, pero, una vez que revelemos el proyecto, pueden darle mayor exposición por medio de redes sociales y su "relación" —hizo comillas con los dedos al decir eso, restándole importancia—. Incluso puedes llegar a tener alguna aparición a la película, Isabella. ¡Todos van a querer ver la historia que ayudó a que su amor surgiera! Es cuestión de marketing —concluyó, dándole un pequeño trago a su taza de café—. Ah, y lo de tu edad lo podemos mantener en secreto lo más que se pueda.

Isabella observó a Adriana con perplejidad, ya que parecía no creer que aquella propuesta fuera en serio. Por su parte, Enzo soltó un suspiro, llevándose una mano al rostro mientras negaba. Estaba claro que la castaña jamás estaría de acuerdo con eso, pues con cada palabra que salió de la boca de la rubia sólo podía observar cómo sus probabilidades de tener algo con ella se iban por la borda.

𝐎𝐮𝐫 𝐂𝐢𝐧𝐧𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐆𝐢𝐫𝐥 ; Enzo Vogrincic y Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora