14. The Archer

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...

(Isabella's Version)

Se apresuró a salir de aquella galería, pasando una mano por el rostro mientras caminaba hacía donde había visto a los demás por última vez. No sólo se sentía nerviosa y confundida, sino también culpable. Muy culpable.

Acababa de besar a Enzo cuando hace algunas horas había besado a Matías, y se sentía horrible por ello. Más aún tomando en cuenta que cuando el pelinegro había intentado volver a besarla, ella se apartó con la excusa de que tenían que regresar con los demás y salió huyendo.

Y tenía más que claro el porqué.

Mientras besaba a Enzo, sólo podía recordar la sensación de los labios de Matías sobre los suyos, lo cual la hacía querer llorar. ¿Cómo se suponía que le explicara que se había besado con su amigo?

Peor aún, ¿cómo se atrevería a ver a cualquiera de los dos a los ojos luego de todo lo que acababa de suceder?

Su mente se sentía como un torbellino de pensamientos en ese momento, pues, por un lado, era evidente que aún no tenía nada serio con Matías, aunque claramente sí que existía algo entre ellos, por lo que no podía evitar sentir que había traicionado ese pequeño vínculo de confianza que estaban comenzando a formar. Y por el otro, estaba el hecho de que, por más que detestara admitirlo, la pequeña parte de ella que correspondió el beso de Enzo también le hacía cuestionarse si acaso podía estar interesada en él, aunque fuera tan sólo un poco.

—¡Isa! Al fin apareces —Mely la saludó con la mano, regalándole una cálida sonrisa al verla caminar hacia donde se encontraban, pero Isabella seguía muy sumida en sus pensamientos como para prestar atención y darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

—¿Isa? ¿Todo bien? —preguntó Juani, quien con tan sólo verle la cara pudo darse cuenta de que algo estaba sucediendo—. ¡Isa! —Exclamó un poco más alto esta vez, llevando una de sus manos hasta el hombro de su prima para sacudirla suavemente.

Ella saltó en su lugar ante la sorpresa, para después observar a su alrededor y asentir con una sonrisa nerviosa al percatarse de la situación.

—Sí, sí, lo siento —asintió de nuevo, pasándose las manos por el cabello como solía hacer cada que se encontraba alterada—. Creo que sólo estaba muy distraída.

—¿Estás segura, Val? —En ese momento, la voz de Matías se sintió como un balde de agua helada cayéndole encima, más aún por el claro tono de preocupación que acompañaba a sus palabras.

—Obvio, no se preocupen —aseguró, aunque sin siquiera dirigir la vista hacía él, pues no se sentía capaz.

—¿Y Enzo? —interrumpió Mely—. Resulta que tenemos que devolvernos porque mis compañeros de apartamento se dejaron las llaves y yo soy la única que les puede abrir.

𝐎𝐮𝐫 𝐂𝐢𝐧𝐧𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐆𝐢𝐫𝐥 ; Enzo Vogrincic y Matías RecaltWhere stories live. Discover now