Capítulo 32

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|César le sonrió sin alejarse, sintiendo donde ella rosó su exquisito cuerpo con el de el.|

—No tienes nada que agradecer, siempre es un placer para mí recibir a mujeres hermosas Aunque estoy sorprendido. —pronunció con voz ronca muy cerca de su oído por la cercanía de la hermosa mujer—

—Me imagino que sabes a qué vengo. —mencionó Itzel apartándose de el, se giró y avanzó coqueta hacia uno de los sillones, se sentó y cruzó una de sus piernas dejando ver su hermosa pierna desnuda por la abertura pronunciada de su vestido en color negro entallado que le hacía resaltar sus hermosas curvas bien pronunciadas— 

|El emperador la observó de pies a cabeza, era imposible no admirar a la hermosa mujer de cuerpo perfecto.|

—Para ser sincero no lo se, pero me imagino que debe ser algo muy importante para que hayas decidido venir hasta acá. —dijo César colocándose frente a ella, recargando su cuerpo en su escritorio sin dejar de observar a la hermosa mujer—

—Se que tú nos atacaste no creo que seas capaz de negarlo. —mencionó ella encendiendo un cigarro, le dio una jalada y le dedicó una sonrisa mientras exhalaba el humo coqueta,  viendo al emperador de pies a cabeza ya que no se podía negar que era un hombre elegante y muy guapo con porte masculino—

—No te lo voy a negar soy un hombre que no esconde la mano cuando hace algo y mucho menos me escondo atrás de la falda de una mujer cómo puedo ver que lo está haciendo tu hermano. —pronunció con una sonrisa de burla— 

—Mi hermano no sabe que estoy aquí y si vine hablar contigo es porque realmente me sorprendió el ataque que tuviste hacia nosotros, no encuentro el motivo.

|César al escuchar su respuesta dibujó una sonrisa y buscó su cajetilla de cigarros encendió uno con toda la calma del mundo, le dio dos jalada sin dejar de observar a la hermosa mujer, dándose cuenta que le coqueteaba con descaro.|

—Atacaron a mi mujer hace unos días y realmente es de cobardes lo que tu hermano hizo. —pronunció sin dejar de pasar su mirada por sus hermosas piernas—

—Mi hermano no lo hizo te lo puedo asegurar. te ves bastante tranquilo, creo que tu mujer se encuentra bien de salud. —mencionó con una sonrisa coqueta, cruzando su otra pierna ya que podía sentir su mirada intensa sobre ella, dejándole admirar ese hermoso liguero en color negro que traía a la altura de su muslo gracias a la abertura del vestido—

|El desvío su mirada hacia las hermosas piernas de Itzel que no dejaba de sonreír provocándolo.|

—No tendría porqué estar mal o triste, solo es una mujer y mujeres hay muchas, no tendría porqué llorarle específicamente a una.—respondió dándole una calada más a su cigarro

|Itzel al escuchar sus palabras se puso de pie y avanzó hacia dónde se encontraba deteniéndose muy cerca de el, jugando con su abundante cabellera que colocó sobre un hombro dejándole ver su piel canela y tersa al igual que su escote pronunciado que no dejaba nada a la imaginación.|

—Me encanta tu respuesta. —mencionó llevando su exquisita mano hasta el rostro del emperador y pasó la yema de sus dedos por sus labios, él no se movió solo la observó sintiendo la suave caricia—

—¿No me has dicho a que viniste? —le preguntó César apartándose de ella con delicadeza quedando a una distancia considerable haciendo que ella solo sonriera—

—Quiero que hagamos negocios juntos y que terminemos con esta guerra entre nosotros. —propuso—

—Yo quise hacer negocios con tu hermano desde un principio y él se negó, él fue el que empezó todo esto. —contestó—

The Káiser (Reyes de la oscuridad pt2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora