Capítulo 51

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"El amor cuando es verdadero ni el tiempo, ni la distancia, ni las circunstancias, ni aún la misma muerte puede extinguirlo."

|Los amplios portones rústicos se abrieron dándole paso al emperador de México que ingresó a su casa principal en México junto con su equipo de seguridad.|

|Uno de sus choferes bajó para abrirle la puerta a la camioneta de lujo en la que viajaba.|

|Todo estaba rodeado de calma ya que era de madrugada, solo estaba John con una sonrisa en el rostro esperando por el.|

—Bienvenido César, me da gusto que estés aquí. —pronunció su hombre de confianza y amigo dándole un abrazo—

—A mí también me da gusto verte. —mencionó recibiéndolo también con gusto—

—Me imagino que vienes cansado.

—Fueron horas arriba de un avión así que te doy la razón vengo muerto. —le respondió avanzando junto con el ingresando a la propiedad—

—¿Quieres algo de comer o de beber? —le preguntó John—

—No es necesario, lo único que quiero es ducharme e irme a la cama, realmente me siento cansado. ¿Cómo está mi hijo? —le preguntó mientras avanzaban por las escaleras para ir a la planta alta—

—Está muy bien no tienes nada de que preocuparte, se está recuperando favorablemente. —le respondió John—

—Tengo miedo de su reacción cuando despierte y se entere qué va a quedar postrado en una silla de ruedas y eso me hace sentir culpable. —mencionó con pesar—

—Deja de sentirte culpable César, todos estamos conscientes y sobre todo el que tienen muchos enemigos y eso lo vienes cargando desde nacimiento y el es él menos indicado en juzgarte.

—Eso no hace que me sienta mejor. ¿Qué fue lo que pasó con mi madre? —preguntó mientras ingresaban a la planta alta—

—Creo que lo mejor es que descanses, ya mañana hablamos sobre eso, te ves cansado. —dijo el hombre nervioso sin saber de qué manera le iba a decir lo que estaba pasando, sabía que iba a ser un fuerte golpe para el—

—Me imagino que es muy importante ya que tú insistencia de que regresara era mucha.

—Lo es pero ya hablaremos después, trata de descansar, tú madre se encuentra bien. —le aseguró—

|El emperador se despidió de él con una sonrisa y avanzó por el amplio pasillo llegando hasta su habitación.|

|Cuando llegó se empezó a desvestir y fue directo a la ducha para disfrutar de la lluvia cálida sobre su cuerpo, sintiendo donde se iba relajando poco a poco.|

|Varios minutos después salió con una toalla enredada en su cintura y fue hasta su vestidor.|

|Buscó ropa cómoda y se vistió yéndose hacia su cama para descansar de todo lo que había ocurrido las últimas horas pero por más que trató no logró conciliar el sueño.|

|Así que se puso de pie y salió de su habitación y se dirigió hacia su despacho.|

|Cuando ingresó encendió una de las pequeñas lámparas iluminando todo a media luz.|

|Avanzó hacia su escritorio tomó ese marco dorado entre sus manos y sonrió al ver esa hermosa imagen de Sarita rodeada de flores rosas en el jardín, lo observó por unos cuantos segundos y lo volvió a colocar en su lugar.|

|Fue hasta la pequeña cantina y se sirvió un whisky, le dio varios tragos disfrutando de su sabor.|

|Dirigió su mirada hacia el ventanal de cristal y pudo observar el hermoso jardín que a su esposa tanto le gustaba.|

The Káiser (Reyes de la oscuridad pt2) Where stories live. Discover now