Capitulo 6

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Dos semanas más tarde, Brittany se alegró de que llegara el fin de semana para quedarse en casa y organizar la habitación. Estaba arrastrando un pequeño taburete cuando escuchó un grito detrás de ella.

-¿Qué demonios estás haciendo?

Brittany se echó la mano al pecho, se giró y miró boquiabierta a la fuente del sonido.

-En serio, Santana, me has asustado.

Pero Santana no se rió, sino que frunció el ceño y la miró enfadada, como si habría matado al gato.

-¿Qué estás haciendo?- repitió, y Brittany se enderezó, sintiéndose confusa.

-¿Que qué estoy haciendo?

-Estás arrastrando un taburete de roble. Estás embarazada de casi ocho semanas.

A Brittany le sorprendió la furia que se reflejaba en sus ojos. Ahora que estaba más cerca, se dio cuenta de que no bromeaba y de que no estaba de humor para sonreír.

-Tengo que poner unas cosas encima del armario y no llego.-

-Pues te compro un puñetero armario nuevo, o tres si no tienes suficiente espacio para tus cosas. No arriesgues la vida de mi hijo de esa forma.

A Brittany le ardían las mejillas. Nunca la había visto así. Las dos últimas semanas habían sido un torbellino entre instalarse, trabajar y comprar cosas que necesitaba acompañada por dos guardaespaldas. Se había divertido con Santana durante el desayuno y la cena, y los fines de semana, y no había imaginado que podría enfadarse de aquella manera.

-Sólo lo estaba arrastrando- se defendió con voz débil.

Santana la observó con los ojos brillantes de ira.

-No lo hagas. Es importante. Lo que tienes dentro de ti - mi hijo - es muy importante, y quiero que respetes ese hecho y que actúes de forma adecuada.

Luchó contra las emociones que se apoderaban de ella. Estaba aterrorizada.

¿Y si le pasaba algo al bebé, y si... le pasaba algo a ella?

Nunca se lo perdonaría, y no soportaría verla sufrir. De alguna manera, las dos últimas semanas le habían hecho ver a Brittany como algo más que una gestante subrogada; era su amiga y su confidente, y quería tenerla a su lado.

Brittany la miraba boquiabierta. Sabía que para ella era importante tener el bebé, pero no entendía cómo alguien podía estar tan vinculada emocionalmente a un niño que ni siquiera habían nacido. Era algo nuevo para ella.

Un poco ofendida por su enfado, pensó por un momento en reprenderle. Al fin y al cabo, podía hacer lo que quisiera sin que le dieran ninguna orden. Pero su enojo se disipó tan rápido como había aparecido, porque aquella morena sólo tenía miedo. Lo pudo ver en su rostro; estaba aterrorizada por la posibilidad de que hubiese lastimado al bebé.

-Lo siento- dijo. Su expresión se suavizó, y ella dio un respingo cuando puso la mano junto a su rostro.

-Lo siento. Lo siento mucho, Brittany.-

Le acarició la mejilla, deleitándose con la suavidad y el aroma de su piel.

Brittany no podía respirar ni pensar debido a su caricia y el hecho de que se estaba disculpando con el corazón en la mano. Se olvidó de por qué habían estado discutiendo, y lo único que importaba era que aquella morena estaba allí y le preocupaba lo que hacía, aunque fuera sólo por el bebé.

-No pasa nada- dijo ella con voz débil y, para su sorpresa, Santana deslizó la otra mano a lo largo de su mandíbula.

-Ten cuidado, por favor. Esto es muy importante para mí. Es lo más importante que he hecho en mi vida. Te juro que habría dejado el trabajo sólo para arrastrar este taburete por ti. Cualquier esfuerzo es poco para asegurarme de que tú y el bebé esten bien.

La Gestante de la millonaria LopezWhere stories live. Discover now