Capitulo 17

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Brittany se sentía abrumada. Por lo visto, la morena cuyo hijo estaba gestando tenía su propio jet y su propio yate en Tailandia para llevarlas desde Phuket a una pequeña isla en mitad del océano. Se estaba volviendo loca. Y se lo estaba pasando como nunca. Habían pasado el día caminando por la arena, comiendo manjares del lugar y explorando el pequeño mercado de la isla. Había mucha humedad y hacía calor, pero el agua era maravillosa y transparente.

Santana yacía sobre una tumbona, siguiendo con la mirada los movimientos de Brittany que merodeaba sin rumbo fijo en las aguas poco profundas de la orilla. Con un sencillo bikini blanco, sus curvas resultaban más tentadoras que nunca, y su pequeña barriga se asomaba con encanto sobre la parte inferior de su bikini.

-¡Brittany!- llamó, cuando ella se adentró demasiado entre las olas. La joven se dio la vuelta, sonriendo de oreja a oreja y apartándose el cabello de los ojos. El corazón le dio un vuelco y memorizó aquella imagen, sintiéndose como un monstruo por haber interrumpido su diversión, pero sabiendo que no le quedaba otro remedio a menos que quisiera sufrir un colapso nervioso.

-Por favor, regresa unos cinco metros- le pidió, con tanta amabilidad como pudo, aunque su corazón latía de forma salvaje.

En la isla de Phi Phi, Santana se había enterado de que padecía una fobia - la de perder a Brittany.

-¿Qué?- gritó ella en respuesta, todavía sonriendo.

-Regresa unos cinco metros, por favor- dijo más alto, poniéndose en pie y preparada para salir corriendo en su dirección cuando las olas la golpearon a la altura de la cintura. Tragó saliva y suspiró de alivio cuando vio que le hacía caso.

-Gracias.

El sol se estaba poniendo y era un espectáculo hermoso: Brittany en frente del ocaso. La observó jugando con las olas y sintió la necesidad de acercarse y sacarla del agua, pero se lo estaba pasando tan bien que no quiso arruinar aquel momento. También aceptó, con serenidad y madurez, que su preocupación por la seguridad de Brittany era por su propia supervivencia, y no por la del bebé que llevaba en sus entrañas. Tomó varias respiraciones, embelesada, hasta que Brittany se encaminó hacia ella.

Te adoro, Brittany, dijo en su mente. Eres irreemplazable.

Ella se fue acercando con la mano tendida, y Santana se quedó hipnotizada en aquel momento, queriendo atraparlo para siempre.

¿Cómo voy a vivir sin ti después de que te hayas ido?

-Vamos, chica aburrida- dijo ella alegremente. -Métete en el agua conmigo.

El corazón de Santana estalló de emoción cuando ella tiró de su muñeca, incapaz de levantarla. Sonriendo, se puso en pie y la siguió, con los brazos estirados mientras ella le arrastraba dentro del mar. Y entonces lo supo.

Maldita sea. Estoy enamorada de ella.

***

El spa había sido espléndido, y Brittany se sentía ligera e ingrávida cuando se encontró en la puerta con Santana.

-¿Qué tal el masaje prenatal? ¿Tan bueno como lo anuncian?

-Mejor- exclamó ella.

Santana rió.

-Podemos volver mañana- le dijo mientras se alejaban, y Brittany se apoyó contra ella.

-Me siento como si fuera gelatina.

Sin pensarlo, le pasó un brazo por encima de los hombros y le besó la sien.

-Apóyate en mí.

Volvieron a Phuket en el lujoso yate, y Santana le hizo fotos para enseñárselas a su hijo. No se lo dijo a ella, y Brittany se estaba divirtiendo demasiado como para cuestionar sus motivos.

La Gestante de la millonaria LopezWhere stories live. Discover now