dieciséis ; evitame si podés

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La rutina de Victoria se convirtió en un delicado equilibrio entre cuidar a su madre en el hospital y cumplir con sus compromisos profesionales

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La rutina de Victoria se convirtió en un delicado equilibrio entre cuidar a su madre en el hospital y cumplir con sus compromisos profesionales. Cada mañana, antes de partir hacia las reuniones post-rodaje, Victoria se aseguraba de que su madre estuviera cómoda y bien atendida. Le dejaba una lista detallada de instrucciones para las enfermeras y se despedía con un beso en la frente, prometiéndole regresar pronto. Aunque su madre estaba en buenas manos, siempre estaba su padre para acompañarla y brindarle apoyo en su ausencia.

A medida que avanzaban las semanas, Victoria perfeccionaba su habilidad para alternar entre su papel de cuidadora y su rol en la industria del entretenimiento. A veces, se sorprendía de lo mucho que podía aguantar y lo fuerte que se mantenía, pero sabía que era por amor a su madre.

Las reuniones post-rodaje eran una mezcla de anticipación y tensión, especialmente cuando Victoria y Enzo compartían el mismo espacio. Cada interacción entre ellos estaba cargada de una energía palpable, como si el aire mismo se volviera denso con el peso de su historia compartida. Victoria intentaba mantener la compostura, pero la presencia de Enzo seguía siendo una distracción constante, una constante recordatoria de los corazones rotos y las promesas incumplidas.

En una de esas reuniones, mientras Bayona revisaba el guion, Sara se acercó a Enzo con una sonrisa falsa en el rostro. Victoria observó con cautela mientras Sara le daba un beso a Enzo en la mejilla, una demostración pública de afecto que la hizo sentir un nudo en el estómago. Enzo quedó helado, su expresión una mezcla de sorpresa y desconcierto mientras miraba a Victoria, como si esperara una reacción de su parte.

Pero Victoria ya no sentía el dolor agudo que solía acompañar cada acto de traición. Ahora, solo sentía un destello de ironía y sarcasmo, viendo cómo Enzo se arrepentía de su pasado mientras se hundía más profundamente en sus mentiras. Sara se alejó con una sonrisa triunfante en el rostro, saboreando cada momento de conflicto entre ellos.

Victoria volvió su mirada a el director, sintiendo como Enzo cada vez le importaba menos, tanto como Sara y sus acciones. Por un momento se preguntó si Bayona sabía de la supuesta relación entre aquellos dos, después de todo, no siempre sería lo más aceptable, él tenía treinta años, y ella apenas veintiuno, no era lo mejor.

A la salida de la reunión, Victoria encontró a Enzo fumando apoyado en una columna. Su expresión sarcástica se transformó en una mirada de desprecio cuando se acercó a él, sin intención de dejarle espacio para explicaciones.

—Es un poco menor, pero para el amor no hay edad, dicen —dijo Victoria, su tono cargado de ironía mientras miraba a Enzo darse la vuelta para mirarla con una expresión de súplica en su rostro, pero Victoria ya había perdido toda esperanza en él.

—Victoria...

—"Victoria" nada. Si me quedaba algo de esperanza en vos ya se fue ahí adentro —respondió Victoria, su voz fría y distante. Enzo pareció querer hablar, explicar las cosas, pero Victoria lo interrumpió antes de que dijera algo —Ni te molestes en explicar, ya está todo más que claro —Hizo una mueca con los ojos entrecerrados.

Con las palabras en la boca, Victoria dejó a Enzo plantado en el pasillo, sin darle la oportunidad de defenderse, disculparse otra vez o explicarle algo, lo que fuera. Subió a un taxi y se dirigió de regreso al hospital, donde su madre la esperaría aún acostada en esa fría camilla de hospital.

Mientras tanto, Enzo se quedó solo en la calle, sintiendo el peso abrumador de sus acciones y la necesidad urgente de hacer las cosas bien. Sabía que su única alternativa era enfrentarse a Sara y hacerla confesar la verdad, incluso si eso significaba exponerse a sí mismo en el proceso.

Ya había llegado al punto en el que no le importaba nada más que recuperar a Victoria, revivir aquellos sentimientos que no había notado antes. Enzo estaba dispuesto a encontrar a Sara y enfrentar las consecuencias de sus decisiones, sabiendo que era el único camino hacia la redención y el perdón. Y en ese momento, en medio de la oscuridad y la incertidumbre, un rayo de esperanza brilló en el horizonte, ofreciéndole una oportunidad para hacer las cosas bien y reparar los errores del pasado

Mientras Enzo se quedaba en la calle, con la brisa de la mañana golpeando su cara, una sensación de impotencia lo invadió. Decidió que no podía seguir evitando la confrontación, ni ignorando las señales de que tenía que hacer algo antes de que fuera demasiado tarde, incluso si ya lo era

Con paso decidido, sacó su teléfono y marcó el número de Sara que había obtenido hace un tiempo, aún así no le había dado mucha bola. Sabía que era un riesgo, pero también era su única opción si quería desentrañar la verdad y recuperar la confianza de Victoria. El ruido del otro lado del teléfono le hizo saber a enzo que sara ya lo oía

—Sara, tengo que hablar con vos. Ahora mismo. —dijo Enzo con firmeza, tratando de ocultar la ansiedad que lo consumía. Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, seguido de la voz de Sara, cargada de curiosidad y cautela

—¿Qué pasa, Enzo? ¿Por qué suenas tan serio? —preguntó ella, con un dejo de intriga en su tono. Enzo inhaló profundamente, preparándose para lo que estaba por venir. Sabía que no podía seguir escondiendo la verdad, ni evitando las consecuencias de sus acciones, pero si se lo revelaba ahora, ella iba a cortarle la llamada de inmediato, entonces aún no podía decir nada, no hasta que estuvieran cara a cara.

—No importa de que, tengo que hablar con vos de algo importante —Sara hizo una pausa, como si por primera vez no estuviera del lado de Enzo

—Dime para qué y te podría dejar entrar a mi departamento —Lo desafió, pero Enzo ya estaba perdiendo la paciencia, por lo que optó por mentir

—Es sobre algo de el estreno...No pude concentrarme hoy

Sara guardó silencio por un momento, procesando la revelación de Enzo. Luego, con voz suave y ligeramente coqueta, respondió:

—Muy bien, Enzo. Ahora te mando la ubicación de mi departamento —Momentos después, en la misma llamada, Enzo sintió su teléfono vibrar, tratándose de él mensaje de Sara. Aún intrigado, volvió el teléfono a su oreja, y se arrepintió al oír lo que Sara decía —Nos vemos en un rato, Enzito

































━━━ ainu (author's note) ━━━
holaholaa, un cap un poco trucho y cortito, pero en un rato (ojalá 🙏) se viene otro como para compensar
xoxo 💋

REPUTATION   ✶   enzo vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora