veintisiete ; ese lugar llamado hogar

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Victoria y Enzo se sentaron frente a la mesa, iluminada por una luz suave que emanaba de una vela colocada en el centro

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Victoria y Enzo se sentaron frente a la mesa, iluminada por una luz suave que emanaba de una vela colocada en el centro. La atmósfera estaba impregnada de una sensación de romance. Enzo vertió el vino tinto en las copas con delicadeza, mientras Victoria observaba con una sonrisa brillante.

-Feliz mesaniversario, chiquita -dijo Enzo, levantando su copa en un gesto de celebración.

Ya habían llevado cuatro meses de relación, no era un aniversario aún, pero no perdían nada con festejar su romance una vez al mes

-Feliz mesaniversario, amor -respondió Victoria, alzando su copa para brindar con la de Enzo.

Sus miradas se encontraron y se sostuvieron, reflejando el amor y la complicidad que habían cultivado a lo largo del tiempo. Había una chispa en sus ojos que hablaba de la profunda conexión que compartían.

Enzo sirvió la primera comida: una exquisita ensalada de pollo con palta y verduras frescas. Mientras disfrutaban cada bocado, intercambiaban recuerdos de su primer encuentro y reflexionaban sobre el camino que habían recorrido juntos.

-Tal vez es una pavada lo que voy a decir pero...-Hablo suavemente, indecisa sobre si hablar

-No, decime -Alentó

-Estaba pensando. Estaría bueno que conozcas a mis papás -Enzo vaciló por unos segundos. La declaración lo había tomado un poco por sorpresa, pero no se desagradaba la idea

-Si, obvio -Dijo simplemente, comiendo ensalada -Vos ya lo hiciste con los míos, entonces si

Después de la entrada, llegó el plato principal: un salmón al horno con salsa de miel y mostaza, acompañado de puré de papas y espárragos al vapor. Cada elemento estaba preparado con cuidado, y los sabores se fusionaban armoniosamente en el paladar.

Llegó el momento del postre: un pastel de chocolate casero con frutillas frescas y crema. Cada bocado era una delicia para los sentidos, y mientras saboreaban el dulce sabor del postre, se tomaban de las manos con gratitud por el amor y la felicidad que compartían.

-¿Pensaste en donde nos podemos ver? -Preguntó Enzo

-Bueno, en esta época del año mis viejos suelen ir a nuestra quinta los fines de semana -respondió Victoria, y Enzo sintió como algo se revolvía revolvía su interior

-¿Quinta? Nunca me dijiste que tenias una -Victoria se quedó en silencio por unos segundos, cayendo en que era verdad lo que Enzo decía, nunca se lo había contado

-Si... vivía ahí de chiquita, pero nos mudamos cuando tenía unos diez años -Confesó Victoria, comiendo una frutilla. Soltó una risa seca -Me acuerdo que tenía un caballo, uno chiquito -Dijo con nostalgia

-¿En serio? -Preguntó con una sonrisa -Nunca me dijiste nada

-Nunca se me había ocurrido, pero ahora que sabes podríamos ir

REPUTATION   ✶   enzo vogrincic Where stories live. Discover now