veitinueve ; culpable

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V

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V

ictoria y Enzo se encontraban acostados en la cama, con la luz suave del lamparón creando una atmósfera íntima en la habitación. Ambos en silencio estando cómodos con la compañía del otro

—¿Te acordás de Sara? —preguntó Victoria de repente, rompiendo el silencio. Enzo frunció el ceño ligeramente, recordando la tensión que la mera mención de ese nombre solía traer.

—Sí, Vicky. ¿Por qué?

—La vi ayer en los Oscar —admitió Victoria, jugando nerviosamente con las sábanas —Tuvimos una breve conversación.. —Enzo se enderezó un poco, preocupado.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó?

—No fue gran cosa —respondió Victoria con un suspiro —Pero me hizo acordar de todos los problemas que tuvimos por ella. Enzo asintió, recordando los días de pelea y desconfianza que habían enfrentado debido a Sara.

—Si, bueno. No fueron tiempos buenos

—Lo curioso es que, incluso después de todo este tiempo, todavía sigue obsesionada con vos, conmigo, con lo nuestro ¿Sabés? —admitió Victoria con sinceridad —Te juro que te sorprendería lo mucho que esa chica puede perdurar —Enzo la miró con ternura, tomando su mano con suavidad.

—Victoria, mejor que la dejes en paz —Dijo Enzo, pero antes de que pudiera continuar, Victoria se apartó bruscamente —Perdón, linda. Pero hay veces que sos muy terca, y cuando te enfocás en algo no lo soltás

—¿La estás defendiendo, Enzo? Después de todo lo que nos hizo pasar. No tiene sentido —Enzo frunció el ceño, confundido por la reacción de Victoria.

—No estoy defendiéndola, solo quiero que dejemos atrás todo eso.

—Acabas de decirme que la culpa es mía —exclamó Victoria, su voz temblorosa por la emoción —Enzo, nos separó, nos hizo dudar el uno del otro. —Enzo suspiró, sintiéndose culpable por lo que había causado.

—Si, ya se, Vicky. Pero no podes pensar en lo que pasó todo el tiempo. Creo que tendrías que dejarla atrás —Enzo se alejó con una pizca de rencor. Victoria lo miró con incredulidad, sintiendo una mezcla de ira y decepción.

—No puedo creer que estés del lado de ella después de todo lo que nos hizo. Y me hechas la culpa a mí como si yo hubiese hecho algo malo —Enzo se acercó a ella, buscando desesperadamente su perdón, pero Victoria se alejó por completo, saliendo de la cama

—No estoy del lado de nadie más que del tuyo, Victoria. Te amo y todo, pero no es justo que le hechas la culpa a ella por todo, sabiendo que nosotros dos también nos equivocamos

Con lágrimas en los ojos, Victoria no se dejó abrazar por Enzo, sintiendo traición por parte de quien más que nadie tendría tendría entenderla. Enzo intentaba perseguirla, pero Victoria no se dejaba. ¿Cómo podría dejarse luego de lo que dijo?

—Encerio que no te entiendo, Enzo —Reprochó Victoria tragándose las lágrimas —De todos, vos no podes hacerme esto

—¿Hacerte que, Victoria? ¿Ver lo que en realidad te está pasando? ¿Que estás obsesionada con una nena?

Y con eso, todo se derrumbó

La habitación se llenó de un silencio pesado y tenso, cargado de emociones encontradas. Victoria miró fijamente a Enzo, con los ojos llenos de dolor y traición. Las palabras de Enzo resonaron en su mente, hiriendo profundamente su corazón.

—No puedes decirme eso —susurró Victoria, sintiendo cómo las lágrimas resbalaban por sus mejillas—. No soy... no estoy obsesionada con ella.

Victoria sentía lo mismo, todo lo mismo que sintió aquel día donde el video que arruinó su reputación salió a la luz

Victoria sintió cómo su corazón se desgarraba en mil pedazos mientras salía corriendo de la casa, incapaz de soportar la presión abrumadora que la ahogaba. Con lágrimas nublando su visión, tomó sus cosas y se dirigió hacia el auto, con Enzo siguiéndola desesperadamente, rogándole que se detuviera.

El sonido de la lluvia golpeando el pavimento coincidía con el latido desbocado de su corazón, mientras Victoria se abría paso entre la niebla densa que envolvía la calle. Con manos temblorosas, encendió el auto y arrancó, dejando atrás a Enzo, quien quedó parado bajo la lluvia, mirando impotente cómo se alejaba.

A través del parabrisas empañado por las lágrimas y la lluvia, Victoria apenas podía ver el camino frente a ella. Su mente era un torbellino de emociones, lleno de dolor, confusión y arrepentimiento. Mientras conducía sin rumbo fijo, el eco de las palabras de Enzo resonaba en su mente, alimentando el fuego de su ira y tristeza.

Enzo, por su parte, se quedó parado en medio de la tormenta, sintiendo cómo el peso de sus palabras caía sobre él con una fuerza aplastante. Golpeó el cristal del auto con desesperación, suplicando en silencio por una oportunidad de reparar el daño que había causado. Pero Victoria no se detuvo, perdida en su propio tormento emocional.

La lluvia seguía cayendo implacablemente, mezclándose con las lágrimas de Enzo mientras observaba cómo el auto de Victoria se perdía entre la niebla. Con el corazón hecho añicos y el alma sumida en la oscuridad, se quedó allí, en medio de la tormenta, enfrentando las consecuencias de sus palabras y acciones.

Después de un momento de desconcierto y desesperación, Enzo se apresuró a volver a su casa, donde agarró las llaves del auto y salió corriendo hacia su coche. La lluvia seguía cayendo con fuerza, pero la urgencia de encontrar a Victoria le daba fuerzas para seguir adelante.

Con el corazón latiendo desbocado en el pecho, Enzo condujo por las calles empapadas, con la lluvia y la niebla dificultando su visión. Su mente estaba llena de preocupación y miedo, mientras recorría cada calle y cada rincón en busca de algún rastro de Victoria.

Cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad, con el tiempo pareciendo detenerse mientras Enzo continuaba su búsqueda desesperada. Llamó el nombre de Victoria una y otra vez, esperando desesperadamente escuchar alguna respuesta, pero solo fue recibido por el eco vacío de la noche.

Finalmente, cuando la esperanza comenzaba a desvanecerse, el teléfono de Enzo sonó, rompiendo el silencio de la noche. Con manos temblorosas, contestó la llamada, encontrándose con la voz angustiada de Morena al otro lado de la línea.

¡Enzo! Gracias a dios que contestásLa voz exaltada de Morena se oyó en el teléfono —¡Victoria acaba de tener un accidente en el auto! Parece grave, por favor, vení rápido —Los llantos de Morena resonaron en los oídos de Enzo con un eco de terror mientras escuchaba las noticias devastadoras

El mundo de Enzo se detuvo en seco mientras absorbía el impacto de la noticia, sintiendo cómo su corazón se rompía en mil pedazos.

Sin perder un segundo más, Enzo puso el pie en el acelerador y se dirigió hacia el hospital con toda la velocidad que le permitían las condiciones climáticas. La lluvia seguía cayendo implacablemente, pero esta vez, el único pensamiento en la mente de Enzo era llegar a Victoria lo más rápido posible, rezando para que no fuera demasiado tarde.

REPUTATION   ✶   enzo vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora