Mojigata

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Las campanas de la iglesia sonaban a la vez que Enid giraba los ojos, sus padres se levantaron y estrecharon la mano del pastor quien parecía haberse tatuado una sonrisa majestuosa en la cara, ella se quedo un paso atrás, observando el lugar y a las pocas personas que venían desde que explotó un escándalo sexual entre el pastor y una de sus mas grandes colaboradoras, sus padres no creyeron en nada de lo que se dijo, dijeron que eran blasfemias para que la gente dejara de ir a su iglesia, que ellos seguirían apoyando al pastor, primero pensó que era broma, pero ahora mismo, rodeada de gente que le lleva la mitad de un siglo y un poco mas, sabía que no era así.

— Enid, ¿Dónde te metes?—era su madre a sus espaldas— Te he dicho que no le hagas esos desplantes al pastor.—regaña con una sonrisa y un tono de voz que jamás usaría en casa para eso, Enid vuelve a girar los ojos y camina lejos de su madre.

Gira una sola vez para darse cuenta que ya había conseguido algo mejor que hacer que molestar a su hija, rodeada de algunas mujeres de casi su edad con una sonrisa de oreja a oreja le hace un gesto a Enid para que siga su camino, la rubia llega hasta la parte de atrás de la iglesia, se la conocía de memoria, sabía del pequeño salón donde la hija del pastor se quedaba durante las misas a estudiar.

La había visto un par de veces, rodear la iglesia a la hora de la misa con un cuaderno en la mano y luego escabullirse en el pequeño salón, cuando convenció a su madre de que preguntará al pastor por ella, él solo dijo que era tímida y estudiosa, que estudiaba en casa con profesores que iban a por ella; nunca salía por el pueblo, vivía prácticamente encerrada, casi una vida de monja.

Miro atrás, no parecía haber nadie que estuviera concentrada en ella, en sus movimientos, pero aun nerviosa y con mucho cuidado de no levantar sospechas, camino directamente al salón.

Unos minutos antes.

Merlina estaba sentada, frente a ella el computador que le había regalado su padre un mes antes por su decimoséptimo cumpleaños, conversaba con su única amiga, Bianca, hija de una colaboradora cercana de la iglesia a la que su padre había insistido en presentar.

— Deberías intentarlo.—era la voz de Bianca entre cortada por la mala conexión de internet, era una chica sencilla, de buenos valores pero de muchas curiosidades, Merlina sabía que Bianca tenía un interés un poco mas profundo en todo lo relacionado a tener sexo— No todo lo que te dice tu padre es cierto, niña.

— No me digas niña.—la morena gira los ojos mientras disminuye la pantalla donde se ve su amiga.

— Entonces no te comportes como tal.—se burla— Salgamos esta tarde, Tyler dará una fiesta e invitará a muchas chicas.

— Eres idiota, mi padre jamás me llevaría a algo así.

— Puedes ir tú sola, tienes piernas Mer.—Bianca gira los ojos y resopla recostándose completamente en su silla— ¿Cuando piensas darle uso a lo que Dios te dio entre las piernas?

— Por favor, no digas eso.—la morena se tapa la cara mientras Bianca suelta una carcajada.

— ¿Qué hay de la chica de la iglesia? ¿Ya intentaste si quiera hablarle?—pregunta interesada— ¿Es hora de misa, no? mueve el culo y ve a conquistarla.

— No coquetearé con alguien frente a mi padre.—dice segura.

— Es eso o es que no sabes coquetear.

— Cállate.

— ¿Cómo se llama?—pregunta Bianca acercándose a la pantalla.

— Enid, Sinclair creo que dijo, es hija de una familia cercana a mi papá, son muy buenos hermanos.

— Te aseguro que no quieres que sea tu hermana.—el rostro de la morena torna un color rojizo que rápidamente tiene que tapar para segundos después escuchar una risa por las bocinas de la computadora— Pero mira esto.—Bianca abre los ojos y hace una mueca rara.

— ¿Qué?

— Te lo mandaré.—la morena asiente y segundos después le llega una notificación, es una fotografía de Enid, subida hace dos minutos, ¿Cómo es que mi padre la deja entrar a la iglesia así? no es que ella estuviera en contra pero esta en el manual de vestimenta, la falda debe estar debajo de la rodilla, y ahora mismo aseguraba de que cuando rubia se sentara estaría mas cerca de su cintura que de su rodilla— No babees.

— No estoy babeando.—gira los ojos— Es guapa, se vería guapa con cualquier cosa.

— Apuesto que desnuda se vería mas guapa.—ríe Bianca— Oye que me tengo que ir, mi madre quiere que le ayude a ir por el mercado, hablamos mas tarde sobre la fiesta.

— Olvídalo, no iré a ningún lado.—sonríe antes de colgar.

La morena se queda aún mirando la foto de la rubia, con una falda corta, una blusa pequeña ceñida a su cuerpo marcando perfectamente su silueta, pronto sintió esa sensación extraña que le albergaba cada que veía una foto de ella, el cosquilleo en su vientre y la incomodidad que le daba que su pene se levantará cada que la veía ciertamente le molestaba.

Dejó de mirar la foto, cerró la computadora y empezó a caminar hasta dentro de la iglesia, la misa estaba por terminar, diviso entre la poca gente y las primeras filas a Enid, con las piernas cruzadas y la falda levemente levantada, podía ver el rojo de su ropa interior y tuvo que obligarse a salir de ahí, regreso al salón ahora mucho mas incomoda, paso una de sus manos sobre el bulto en sus pantalones suspirando ante el contacto.

— Carajo.—la morena llevo sus manos dentro de sus pantalones, saltándose el bóxer y tocándose directamente, no hacía mucho esto, de hecho las pocas veces que se había atrevido había sido pensando en esa rubia que la volvía loca, un gemido escapo de sus labios cuando recordó la foto de la chica, y posteriormente la imagen de la chica con las piernas cruzadas y la falda subida, saco su miembro totalmente erecto mientras se sentaba frente a la computadora, la abrió y allí seguía todavía, la foto de la chica, se paró quedando su pene apuntando directamente el rostro fotografiado de la chica— ¿Por qué me haces hacer esto?—pregunta casi lloriqueando mientras masajea su miembro de arriba a abajo.

Segundo después se encuentra bombeando sus caderas contra su mano, con los ojos cerrados, solo imaginando a la rubia delante de ella, con sus piernas enrolladas en su cintura mientras su pene esta dentro de ella, se imagina gimiendo su nombre y ella gritando el suyo, imagina lo bien que se debe de sentir hacer algo así con una chica como ella, cuando menos se lo espera ya esta gimiendo en alto su nombre, trata de morderse los labios mientras se deshace de sus pantalones y bombea con mas fuerza.

— E-nid, joder, ¿Así es como vas a sentirte?—la morena entre abre y cierra los ojos, estaba apunto de ensuciar su escritorio eso lo sabía muy bien pero no podía apartarse, siguió bombeando, mirando entre suspiros la foto mientras se seguía imaginando a la rubia tirada con ella, el escalofrió en su parte baja se hizo presente, liberó gran parte de lo que tenía guardado en la pantalla de la computadora, el rostro bello y encantador de Enid estaba lleno de sus fluidos y no supo porqué, pero se mantuvo dura hasta que escuchó justo una voz detrás de ella.

— ¡¿Qué mierdas haces con mi foto?!—gritó Enid, segundos después de haber visto toda la escena, su cara demostraba enojo, pero sus bragas empapadas claramente no.




Wenclair One shots +21Where stories live. Discover now