Servidora part. 1[Enid GIP]

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— ¿Por qué simplemente no te tomas unas vacaciones de todo esto?—Merlina regresa a mirar a su Divina, su compañera de trabajo desde hace cinco años, como si hubiera dicho el peor de los chistes— Puedes conseguir trabajo de mesera, o de barista.

— Ya lo tengo, por las tardes antes de venir aquí.—dice, Divina la mira sorprendida— No lo sabías porque no me gusta hablar de mi vida fuera de aquí, igual que tú, imagino que no quieres que todo el mundo se sepa que eres maestra de un kínder cerca de aquí.—Divina ahora tiene la boca entre abierta.

— ¿Cómo lo sabes?—pregunta con la voz mas baja que puede.

— Le enseñas a mi hijo.—dice suavemente.

— ¡¿Tienes un hijo?!

— Si.

— No me lo creo.

— No lo creas.

— ¿Cómo diablos tienes un hijo y pasas las noches aquí?—la morena enarca una ceja pero luego su postura defensiva se baja.

— No tengo la custodia, lo veo solo algunos fines de semana en meses, y casualmente su padre me dejo llevarlo al retiro que hicieron para llevarlos a la playa, fue ahí donde te vi.—cuenta, baja la mirada al recordar la situación en la que estaba envuelta con el padre de su hijo, Tyler, quien a duras penas y solo por tener un dictamen de un juez, le dejaba ver a su hijo.

— Lo lamento.—dice la castaña— Por lo de tu hijo, imagino que no debe ser fácil estar lejos de él.—suspira.

— Es lo mejor para él.—dice, en un intento de tratarse de convencerse a si misma que fuera así— Su padre tiene toda la estabilidad que yo no puedo darle, me gustaría verlo quizás todos los fines de semana pero las cosas se harán como él las diga hasta que yo tenga como defenderme.

— ¿Sabe que trabajas aquí?

— Si lo supiera no me dejaría verlo nunca.—la morena ríe amargamente— Él jamás entendería que lo hago para vivir, a él todo se lo dieron en bandeja de plata.—suspira— Si te digo la verdad, no sé como pude estar con él, sé que lo hice por dinero, pero ahora ni siquiera lo haría por eso, es detestable.

— ¿Te maltrataba?

— Lo hizo una vez, salí corriendo con mi bebé en brazos, me refugie en casa de una amiga quien semanas después me corrió porque al marido no le hacia mucha gracia que un bebé de tres meses llorará todo el tiempo; volví a mi antiguo cuarto donde me quedaba antes de conocer a ese idiota, debí sospechar cuando todos fueron muy hospitalarios, es decir los caseros, digamos que tenían la promesa de ese idiota sobre una gran suma de dinero si me volvían a ver.—la morena no sabía cuando había comenzado a llorar, tenía poco tiempo para realmente ponerse a pensar en toda su situación y cuando realmente lo hacía no podía evitar las lagrimas.

— No sabía que habías pasado por tanto.—comienza a decir la chica pero antes de que pudiera continuar la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a un hombre que les duplicaba el tamaño a las dos, las miro seriamente antes de empezar hablar.

— ¿Hay una reunión de la que no me haya enterado?—pregunta sarcástico.

— Nos estamos arreglando.—contesta Divina— ¿Qué pasa?—mira su reloj— Todavía no abrimos, ¿verdad?

— No, todavía.—contesta rápido el hombre— Pero ya tengo un cliente, o mas bien, una cliente.

— Nosotras no hacemos eso.—se apresura a contestar la morena.

— Déjame terminar.—la voz fuerte del hombre retumba por toda la habitación— Es una empresaria, viene de no se donde, es su último día en este pueblo y quiere pasarla bien.

Wenclair One shots +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora