🦋 Capítulo 9

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—No vas a ir —sentenció Elías, tajante.

Valentín lo vio dar vueltas por la sala, pasando su mano entre los mechones enroscados de su nuca y murmurando palabras que nadie alcanzaba a comprender.

La paz no había vuelto desde la inesperada llegada del par de policías esa mañana. Casi todos los vecinos ya habían ido a "visitar" solo para enterarse de lo que había ocurrido. Algunos ni siquiera se esforzaban por ser discretos, simplemente se aparecían por la casa e iban directo al punto, lanzando miradas a Valentín como si pudieran diseccionarlo pieza por pieza.

—Debo ir —insistió Valentín por la que le pareció que era la onceava ocasión—. No quiero que vengan a causar problemas de nuevo.

—¿Eres idiota?

—¡Eli!

—¡Es que no pudo creer que esté siquiera considerando la idea de ir luego de lo que acaba de...!

Alguien llamó a la puerta, interrumpiendo las palabras de Elías.

Valentín suspiró agotado, imaginando la nueva ola de vecinos que llegaban para saber el chisme y crear sus propias conclusiones.

—¡Lárguesen! —gritó Elías, perdiendo los estribos.

Valentín lo miró con los ojos muy abiertos. Martina se detuvo a pocos pasos de la puerta solo para girar a ver a su hijo igual de sorprendida.

—¡Sí, lárguense! —imitó Elena con una sonrisa que fue rápidamente aplacada cuando Julia le dedicó una mirada severa.

—¡Les traigo un encargo! —dijo una voz al otro lado de la puerta.

Valentín reconocía esa voz.

Martina dejó pasar a Javier, quien entró a la casa como si fuese el salvador que todos estaban esperando. El chiquillo tuvo la osadía de guiñarle un ojo a Valentín como si nunca lo hubiera estafado y jamás lo hubiera abandonado en medio de un pueblo que no conocía.

—¿Qué quieres, Javi?

—Uy, Elíancito, pero qué genio.

—No me llames así.

Javier se encogió de hombros antes de señalar a Valentín.

—Doña Nieves me envió para que le llevara al güerito hasta su casa.

—Creí que habías dicho que traías un encargo —Elías entrecerró los ojos.

—Ya deberías saber a estas alturas que no debes creer nada de lo que digo, Elíancito.

Elías dio un paso largo con toda la intención de atrapar a Javier. Por suerte, Valentín ya se estaba moviendo y llegó a tiempo para interferir. Sostuvo a Elías por los hombros y lo obligó a retroceder donde no pudiera arremeter contra el chiquillo.

—¿Quién es doña Nieves y para qué me busca? —preguntó con desconfianza, de pronto ya no podía ver a los habitantes de Aguadulce con buenos ojos.

—Dice que ella sabe quién es la persona enterrada —dijo Javier y luego frunció el entrecejo, molesto—. Ya ni la hace, güerito, me hubiera contado todo el chisme cuando lo conocí. Si hubiera sabido el zafarrancho que se iba a armar con su llegada, no lo hubiera abandondo a su suerte.

—Deberías ir a verla —dijo Martina con calma ignorando la irritación de Javier—. Puedes confiar en Nieves.

—¿De verdad?

—Ella es una bruja muy buena. Una médium. Se comunica con el más allá —explicó Javier con un brillo en la mirada.

—¡¿Una qué?!

Besando Tumbas || #ONC2024Where stories live. Discover now