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Las novatadas eran ilegales en la mayoría de estados de Estados Unidos, y esa noche descubrí el porqué.

La fiesta estaba en su máximo esplendor después del combate de boxeo, que duró alrededor de una hora y media. Fue una especie de torneo. Primero compitieron dos pares de hombres y los ganadores terminaron luchando entre ellos, resultando un sólo ganador. Como era de esperar, los chillidos de alegría y los billetes volaron a través de la estancia mientras Jimin era nombrado como el vencedor de la noche, siendo cargado en el aire gracias a mil manos bajo él. Lo observé disfrutar su victoria mientras carcajeaba y se dejaba llevar por la multitud, siendo bañado en cerveza, dólares y alguna que otra prenda de ropa interior que voló desde alguna parte. Terminó en el palco superior a pocos metros de la mesa de mezclas de Taehyung, rodeado de personas que yo no conocía y unas cuantas chicas que no disimularon su aprecio hacia el trillizo; a pesar de que se le veía algo incómodo y buscaba a sus amigos de verdad con la vista, se mantuvo en el lugar con aquellos que fingían conocerlo de toda la vida sólo para ganarse un poco de la popularidad que Jimin rebosaba. Me pregunté qué se sentiría tener siempre a un desconocido merodeando a tu alrededor para ser reconocido. Si fuese yo, estaría harta de tanta falsedad, pero el chico parecía más que acostumbrado a ese mundo de apariencias.

Eché un vistazo a la hora en mi teléfono, indicaba que eran las dos de la mañana. Las novatadas acababan de comenzar y la fiesta se dividió en tres, pues habían alumnos de otras dos Universidades más. SeokJin me guió hasta la zona donde se celebrarían las de nuestra institución y pronto nos unimos al resto de los chicos, que bailoteaban al ritmo de la música con una bebida en la mano. Yo aún no había probado una gota de alcohol, pero sabía que no lo necesitaba. Mis veteranos se encargarían de ponerme todo lo borracha posible.

—¿Estás preparada? —Jungkook se hizo presente a mi lado; se había mantenido tras la barra sirviendo copas hasta ahora, pues él también sería víctima de las pruebas. Me reconfortó saber que no estaría sola, pero aún así negué con la cabeza—. No pasará nada malo, tranquila.

—Bueno, las novatadas están prohibidas por algo, ¿verdad?

—Dudo que los chicos nos dejen hacer pruebas extremas.

Yo no estaba tan segura de eso. Sentí los nervios carcomiéndome por dentro en cuanto vi a Dylan y su equipo de fútbol americano aparecer entre la multitud, siendo ellos los encargados de guiar las novatadas aquél año. Y eso no podía ser nada bueno. Mihua se aproximó a nosotros y me dio una pequeña palmadita en la espalda, como si aquello pudiera hacer desaparecer todas mis inseguridades. Escuché algunos gritos de ánimo unos metros más allá, donde los alumnos de la Universidad de Orlando ya habían comenzado con la primera prueba. Me puse de puntillas tratando de ver qué ocurría y juré ver huevos y harina volando por los aires en dirección a los novatos, cubriéndolos de comida.
Dylan, ya recuperado de la lesión de pierna que el trillizo tatuado le provocó hacía varias semanas, se subió en una silla y anunció las reglas para los principiantes, siendo atraídos al centro del círculo entre empujones por parte de algunos veteranos. Me mordí la lengua para no maldecir al chico que clavó sus dedos en mis hombros hasta ponerme de rodillas junto a mi amigo, obligándonos a ambos a poner las manos tras la espalda. Dos chicas rubias abrieron paso cargando dos cajas grandes repletas de embudos de plástico, cintas de tela y algunas botellas de alcohol.

—¡Suerte, Brookie! —escuché a mi hermano en algún lugar, pero se había acumulado tanta gente a nuestro alrededor que me fue imposible encontrarlo.

Deslicé la mirada curiosa y me sorprendí al ver a más novatos de lo que me esperaba; habría jurado que la mayoría se negarían a ir, pero ahí estaban más de doscientos alumnos, todos apiñados y de rodillas sobre el mugroso suelo. Intercambié una mueca con Jungkook cuando varios veteranos fueron colocándonos un embudo en la boca y tapándonos los ojos con las cintas oscuras, dejándonos indefensos en nuestro lugar.

Trillizos Park. - bts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora