La princesa es una delincuente

Capitulo 9: me enamoré de un asesino de la noche

Eso a mi me va a importar un comino, ya que, es mi vida y usted no tiene nada que ver en cuanto mi vida personal, así que, con todo el esfuerzo de respeto al señor director, no me venga a joder de que me va a cambiar el carácter con alguna estupidez suya... porque... Si lo hace... No lo pensaré dos veces antes de Morderlo hasta la muerte... 

Que palabras las suyas, su mirada decidida y con llena de voluntad en su mirada, era precisa, dura y fría con un aroma amenaza en sus hombros, decidida a cumplir su amenaza.

Valla que joven, nunca nadie en su sano juicio me diría algo así por su propio bien. Pero, esa chica hizo todo lo contrario, me desafió de manera tranquila, segura y decidida a todo. Estaba simplemente impresionado. 

Antes de que ella desapareciera su figura por detrás de la puerta le susurre Eso ya lo veremos pequeña mocosa... Pero, por lo visto, no lo escuchó, ya que, ella sin importarle nada, cerró la puerta y continuó su camino hasta su salón de clases porque iba demasiado atrasada para ser su primer día en el internado. No le impedí detenerse, no le intente pegar con el látigo, no hice absolutamente nada para detener sus acciones antes de irse, porque... Simplemente estaba en Shock.

Estaba paralizado mentalmente por lo que esa chica me dijo con un aire tan frió y molesto, parecía de muy mal humor por haber conversado con ella y pareció que su día comenzó mal. ¿Cómo lo se? Simplemente porque desde que me convertí en director, he tenido que lidiar con muchos estudiantes, y puedo conocer todo tipo de gestos de ellos, los noto de manera rápida aveces hago muy mal mi papel por mi actitud al tratarlos. Debo esforzarme por mejorar un poco mi actitud en cuanto a estos niños de hoy en día.  

Y es que, mi vida ahora solamente esta entre la lujuria, el deseo, el dinero, el control de todo, la delincuencia y ahora... Kyoya...

Kyoya... Ese joven tan frío y misterioso...

Y es que, desde que supe de el por primera vez, sentí una fuerte curiosidad y deseo de conocerlo. Supe de el la primera vez que visité a los jueces de esta guerra para hacerme legal hace un año. Oí su nombre unos momentos antes de entrar...

Las cosas van muy feas en estos últimos meses... Pero debemos hacer algo para tener las cosas bajo control para que Kyoya se acostumbre y asuma completamente bien su deber de jefe y capitán de grupo, apenas lleva solo 6 de meses como es y ha hecho muchos desastres que han llamado mucho a los policías...

Parecía que, Kyoya era un novato, pero fuerte como llamar mucho la atención de los policías. Desde ese día quise saber mucho mas de el, me hice jefe legal de grupo y comencé mi investigación en saber quien es Kyoya, el jefe de Vongola.

Durante todo esos tiempos, el saber de él, era mas difícil que controlar a un dragón, y es que, él dejaba muy poca información sobre su persona. Y esa información solo eran putos rumores de mierda que no me llegaban a ninguna parte, puros rumores que quizá no me llevarían a ninguna parte para conocer a ese joven tan misterioso. Maldecía todos los días a mis subordinados por incompetentes e inútiles que no podían traerme una información que no fuese un maldito rumor.

Pero, hace 3 meses, le pagué a un guardián de la mansión de los jueces para que soltara la sopa y me dijera todo lo que quería saber. Y sirvió mucho. Conocí que Kyoya era alguien  que solamente tenía papel en la noche y que en el día era otra persona (cosa que, ese era un gran secreto y que no podía ser revelado, cosa que, me dio mucha mas curiosidad), era alguien muy frío y peligroso, siendo el jefe mas reciente en involucrarse en esta guerra antes de mí. Su físico me pareció un poco gracioso cuando me lo describieron, decían que era bajito, no pasando de los 1.60m de altura, piel pálida con  cabello azul vivo marino que brillaba bajo la luz de la luna peinado para abajo que le llegaba al cuello. Usaba piercings en las orejas y lengua, pero su rostro estaba cubierto por un pañuelo. Usaba siempre un traje de negro completo que lo cubría una gran gabardina de cuero negra, que le daba un aire de mucho misterio y que por nada en el mundo le gustaría que vieran quien es en realidad.