XXVII

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Jace tenía un cuchillo serafín en su mano. Estaba apuntando a Scott con él. Serena estaba en medio de los dos chicos. Clary tenía al padre de su hija entre sus manos, intentando que no se lanzará enciman de Scott. Alec y Magnus estaban a varios pasos de la escena, pero intentaban no involucrarse en ella.

- ¿Qué quieres qué? - Inquirió Jace. - ¿Con mi hija?... Yo te mato.

Serena apartó a Scott para que su padre no fuera a por él. Dean salió en la ayuda de su mejor amiga, y entre los dos apartaron a Scott del alcance de Jace. Clary cogió el cuchillo serafín del muchacho, y se puso delante de él.

- Jace, para. - Le ordenó la pelirroja.

- El mundano ha preñado a la niña. - Chilló el nefilim.

Serena cayó al suelo al escuchar a su padre. Scott y ella se miraron, boquiabiertos. Dean empezó a reír a carcajada viva. Los tres estaban en la puerta de la biblioteca para salir, pero al escuchar el comentario del padre de la chica los tres pararon en seco.

- Jace, no hace falta haber... - Intentó decir Jem. - hecho el acto, para que él le pida matrimonio.

- ¿Cómo que no? Claro que hace falta. - Chilló el padre de la niña.

- Jace, se te están llevando los demonios. - Intervino Alec desde el otro lado de la sala.

El parabatai  de Jace se acercó hasta él, y le puso la mano en el hombro. Miraban a los tres niños, o adolescentes. Ellos aun los consideraban niños, no tenían más de diecisiete años, al menos dos de ellos. Serena estaba tirada en el suelo, con las manos detrás de ella aguantándose en el suelo. Dean se había quedado en el marco de la puerta apoyado en él riéndose. Scott estaba detrás de Serena, aguantándola por los hombros mirando directamente a Clary, Jace, Jem y Tessa. Alec se había apartado de su amigo y ahora estaba otra vez junto a Magnus. Se habían cogido de la mano con fuerza mientras miraban la feroz mirada dorada de Jace. La cabeza de Serena se inclinó hacia atrás al ver como su padre empezaba a recular. Scott notó la cabeza de su prometida caer hacia atrás, aprovechó para inclinarse y poder besarla. Poco a poco se iba acostumbrando a eso, a poder estar junto a ella y no estar celoso de Dean, de poder cogerla de la mano aunque los demás miraran, e incluso a besarla. Era un remolino de emociones y sentimientos en un momento, en su cabeza y en su corazón. No había sentido tanto nunca en su corta vida, solo tenía veinte años, y las cosas no estaban pasando como él creía. Ha tenido que abrir los ojos para ver el verdadero mundo que le rodeaba, pero a pesar de haber caído mil veces, ahora se sentía feliz.

- ¿No ves cuanto se quieren? - Preguntó Jocelyn acercándose a él.

- La vida de los nefilims no es larga, y sabemos la edad que tienen los dos, pero... Serena es una cazadora de sombras, y cada vez que ella sale por la puerta, nadie puede asegurar que vuelva. - Intervino Luke.

En ese momento todos se habían reunido alrededor de Jace. Cada uno de ellos miraba la escena de una manera diferente, pero a todos les transmitía lo mismo, es decir, a todos les llegaba el amor y el cariño que sentía el uno por el otro. Jem había cogido la mano de Tessa al recordar el momento en el que ellos se habían prometido, no eran mucho más jóvenes que ellos, y ambos se querían con locura, aunque Will también estuviera enamorado de ella, y ella de él. Ninguno de ellos había organizado su corazón para amar a quien ellos querían, solamente amaban. Y en ese momento Scott y Serena se amaban, y no querían desperdiciar ese amor que corría por sus venas.

- Ahora tienes un motivo por el que ascender. - Dijo Dean con cara picarona.

- ¿Quieres que ascienda? - Le preguntó Scott a Serena.

- Yo solo quiero pasar mi vida, la de una cazadora que no sabe si el día que sale de caza va a volver a casa, quiero pasarla junto a ti. - Dijo ella mirándole a los ojos. - Seas mundano, seas nefilim.

Serena cogió la mano con fuerza de su prometido, y la estrechó contra su pecho, mientras le salían lágrimas de los ojos.

- Pues... Doy el visto bueno. - Anunció Jace en voz alta.

Todos empezaron a aplaudir y a reír. Dean miró a lo lejos del pasillo y vio a Will. Miró por última vez a sus dos mejores amigos, y salió corriendo hacia Will. Se lanzó encima de él y le besó con todas sus ganas. El otro muchacho lo cogió en brazos, y lo abrazó con todas sus fuerzas.

* * *

Serena y Scott al fin se habían quedado solos. En ese momento, Serena cabizbaja, caminaba por el pasillo junto al chico del que sabía que estaba enamorada. Scott tenía los ojos fijos en ella, veía su pelo rubio caer por delante de su rostro. Ninguno de los dos se había cambiado de ropa desde que él le había pedido matrimonio. El anillo Carstairs brillaba en las manos de Serena. Estaba no podía dejar de mirarlo maravillada. No se podía imaginar que esa misma tarde, después de haber estado hecha polvo por culpa del malestar del chico, este le hubiera dicho, sin palabras, que la amaba como para casarse con ella. Alzó la vista y Scott puso ver en los ojos de Serena lágrimas retenidas. Se detuvo y se colocó enfrente de ella apartándole el pelo de la cara. Le alzó la barbilla para mirarle directamente.

- ¿Por qué lloras? - Le preguntó al decepcionado.

- Nada Scott... Es de felicidad. - Comentó la muchacha secándose las lágrimas.

- ¿De verdad? ¿Estás segura de esto Sere? - Preguntó Scott algo preocupado.

Serena levantó la cabeza decidida y le besó. Ambos cerraron los ojos, como si una luz cálida les diera por todo el cuerpo. La mano del chico fue directa a la espalda de Serena, mientras que las manos de ella se situaban detrás de la nuca del muchacho. Estaban pegados el uno junto al otro todo lo que la ropa les permitía. El calor les pasaba a través de la piel, hasta llegar al cuerpo del otro. En cuestión de segundos se habían separado, pero seguían abrazos. Con las frentes juntas.

- Entonces... ¿no te arrepientes de haber dicho que sí? - Preguntó Scott desconcertado.

- Ni mucho menos.

Serena fue la primera en apartarse. Siguió caminando hacia el invernadero mientras Scott se queda inmóvil donde estaba. Se percató de que ella seguía avanzando, y corrió hasta ella. Está le sonrió contenta, y esperó a que el muchacho llegará hasta ella.

- Creo que no deberíamos besarnos así. - Concluyó la chica. - Al menos en sitios públicos.

Scott sonrió y volvió a mirar a la chica.

- Supongo que tienes razón. - Dijo entre risas. - ¿Quieres que vayamos a tu cuarto?

Serena empezó a reír a carcajada viva, algo que le recordaba a Dean. Ambos se reían de la misma forma cuando estaban nerviosos, eran carcajadas nerviosas se decían ellos.

- Mejor que no, si no quieres que mi padre te mate antes de ascender y casarnos.

Scott asintió. En cierto modo la chica tenía razón, si Jace se enteraba que antes de la boda, ellos lo hacían, el padre lo castraría. Pero por otra, él veía que no podría aguantar que la boda se veía muy lejos, y el ascenso más aun. Nadie había dicho nada sobre su ascenso, y menos habían empezado a preparar las cosas. No sabía muy bien a que esperaban, si tardaban más tendrían un cazador menos con el que luchar contra Sebastian y los suyos, pero no quería agobiarles. Ahora mismo solo pensaba en una única cosa, en poder estar junto a Serena todo lo que la vida de ella, o la suya propia le dejara. Entonces notó un puñetazo en el hombro bueno, era Serena que le estaba llamando.

- Perdón, ¿Qué decías? - Dijo él bajando de las nubes.

- Te decía, que ¿para cuando la boda? - Dijo con una sonrisa la mar de dulce. - Y... ¿en qué pensabas?

Scott sonrió.

- En lo mucho que te quiero.

Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora