XXXV

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Valentine y Sebastian se habían quedado en el bosque, con las capuchas puestas para que nadie supiera quienes eran. Habían abierto, junto a un brujo que les había ayudado, un portal para que Lilith entrara, aunque no estuviera muy contenta con lo sucedido. Se habían quedado apoyados en uno de los arboles que estaban más adentrados en el bosque mientras escuchaban al gentío reír, gritar y llorar por la calle. La mujer ya había aparecido detrás delante de ellos, con su pelo negro recogido en un cola, pareciendo, así, una mundana cualquiera. La muchacha miraba a los dos hombres con impaciencia, con los ojos clavados en los suyos.

- ¿Así que Scott ha muerto? - Preguntó la muchacha.

- Si en su ascensión.

- ¿Qué pasó? - Volvió a preguntar la demonio.

Los dos chicos se quedaron a la chica la cual seguía esperando la respuesta.

- No era lo bastante fuerte como para soportarlo. - Comentó Sebastian mirando hacia el portal que habían abierto.

- Habrá que buscar a otro. - Dijo la chica.

- No hay tiempo para eso. - Añadió Valentine alterado. - Los chicos están apunto de cumplir la mayoría de edad, cada día hay menos tiempo.

- Hay muchos chicos, y chicas, en Idris, en Alacante. - Continuó Lilith. - Podemos conseguir a quien queramos.

- Ellos eran las mejores elecciones. - Dijo Sebastian. - Una nefilim poderosa, un nefilim fuerte y un mundano valiente.

En ese momento alguien se acercó a ellos por la espalda. Los ojos de gato era lo que más llamaba la atención de la persona que había acudido hasta allí.  Se acercaba lentamente hacia la demonio y sus ayudantes, con paso elegante y con sus ojos clavados en ellos.

- ¿Qué haces aquí? - Preguntó Lilith. - No tendrías que estar con tu... mascota.

- Alec no es mi mascota. - Cortó Magnus. - Y estoy aquí de parte de los Herondale y sus amigos.

- ¿Ahora eres el mensajero de los nefilims? - Inquirió Valentine con una sonrisa.

- Cállate. - Ordenó la demonio. - ¿Qué quieren esos hijos del ángel?

- Quieren que empiece la batalla.

*  *  *

Jace, Alec, Robert Lightwood, Simon, Jem, junto a Luke estaban en primera fila. Clary, Tessa, Isabelle, Jocelyn y Maryse Lightwood se habían situado detrás de ellos con las espadas en las manos. Estaban preparados para la llegada de Magnus junto Valentine y Sebastian con la demonio en cabeza. En ese conjunto de cazadores de sombras faltaban los más jóvenes, Serena, Dean y sus amigos. Estaban situados algo alejados del Gard, con las armas preparadas, apuntando hacia aquel horizonte disfrazado de esperanza y victoria. A los lejos, los ojos de gato se podían percibir junto a tres personas más detrás de él. Lilith llevaba su pelo negro suelto, con sus labios rojos y con un traje de cazador de sombras de color granate, como los cazadores de sombras que había creado Sebastian diecisiete años atrás con la Copa Mortal Oscura. Valentine y Sebastian iban igual vestidos que aquellos que les estaban esperando, con sus mismas armas. Estaban en igual de condiciones, aunque el lado de los Herondale fuera más numeroso. Magnus siguió avanzando mientras los otros se quedaban en medio del paso mirando hacia a delante.

- Esto ya ha llegado demasiado lejos. - Dijo Jocelyn desde su posición.

- Esto no había hecho nada más que empezar. - Contestó Valentine con una sonrisa burlona.

- Una pena lo del fallecimiento de Scott. - Comentó Sebastian algo triste. - Pero seguro que pronto habrá un nuevo sustituto.

- Serena nunca amará a nadie tanto como ha amado a Scott. - Contestó Clary desde su lugar.

Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno InfinitoWhere stories live. Discover now