XXXIV

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Scott se había mantenido oculto en el Gard, con la ayuda de Tessa y Jem habían estado entrenando por las noches y a las afueras, para que nadie los pudiera ver. Mientras tanto los demás, Jace, Clary, Isabelle, Simon, Alec y Magnus, junto a Robert y Maryse Lightwood, y a Jocelyn y Luke, empezaban a crear un plan para acabar con Valentine, y los suyos. Serena, Dean y Will y los demás intentaban parecer tristes por la supuesta muerte de Scott. El día siguiente de su presunto fallecimiento Serena y Dean se habían puesto sus trajes blancos de luto y habían a la tumba que le habían preparado a Scott, y habían llorado por el, por su perdida, por lo que no habían podido vivir juntos, y por no haberse podido casar juntos. Valentine y su hijo habían estado vigilando a la familia Herondale, y a los Lightwood para ser su realmente todo lo que había pasado era cierto, y la verdad es que no había ninguna duda de que Scott había muerto y de que su cuerpo había estado enterrado en la capilla familiar. Pero en realidad, todo era diferente a todo lo que todos estaban viendo, estaban intentando planear un ataque, y a parte planear una boda, una boda que los estaba mareando a todos. El traje de novio ya lo tenían, al igual que el traje de novia, el cual estaba en el armario de Serena, en su cuarto.

- ¿Te has vuelto a probar el vestido novia? - Preguntó Magnus al ver a Serena con el vestido dorado.

- No sé si este es mi vestido. - Dijo la chica mirándose en el espejo.

- Si tuviera algo más de brillo sería el mío.

- Si lo embadurnas a purpurina sería el tuyo. - Dijo ella. - Seguro.

- No lo hace falta tanto brillo, el mío natural ya lo hace resplandecer.  

Serena puso los ojos en blanco al escuchar a Magnus, pero este hizo caso omiso del gesto de la chica y se sentó en su cama, para contemplarla. La había visto crecer, junto a Dean, y pensar en ese momento que estaba apunto de subir al altar se le erizaba el pelo del cuerpo. Nunca había pensado que iba a ver como otra Herondale se casaba, más bien, siempre había considerado alejarse de los cazadores de sombras, pero al encontrar a Alec... Las cosas habían cambiado, pero volver a ver otra Herondale casarse, eso si que no se lo había imaginado. Serena se miraba en el espejo, por décimo octava vez, y seguía viéndose una chica vulgar con un vestido de novia que parecía que no era para ella. La puerta se abrió y sus dos mejores amigas aparecieron por la puerta.

- Estás preciosa. - Dijo Danielle con la boca abierta, sorprendida.

- ¡Por el ángel! - Soltó Kat. - Estás... No hay palabras.

Magnus se las quedó mirando. Miró a Serena y salió por la puerta, despidiéndose de las dos amigas. El brujo empezó a caminar por la gran casa en la que se estaban hospedando toda la familia Herondale, Jocelyn y Luke. Había ido hasta allí junto a Alec, pero este andaba perdido con su parabatai, aunque siendo Jace... En algún lio lo querría meter. Salió de la casa, y bajo el sol reluciente, se dirigió a casa de los Lightwood, donde estaría en ese instante su sobrino, Simon, e Isabelle. Se adentró en la casa a través de la puerta, pero todo estaba oscuro, como si nadie estuviera viviendo en esa casa. Se paseó en silencio y con paso sigiloso por las diferentes estancias de la casa, pero no se encontró con nadie, hasta que llegó al desván. Dos figuras masculinas estaban sentadas al rededor de un baúl, este estaba abierto y revuelto, y toda la ropa que había estado ahí guardada, en ese momento estaba tirada por los suelos de cualquier manera.

- ¿Ahora que hacemos? - Preguntó el más joven. - Odio caminar entre las sombras.

- Deseas que se enteren de que estamos aquí. - Contestó el otro. - Pero hemos perdido a una de las marionetas, ahora uno de nosotros no puede cambiar de cuerpo.

Magnus sonrió. Se lo habían creído, el plan de Clary había funcionado. Scott iba a ser su factor sorpresa en la batalla, iba a ser él el que cambiará la dirección de la batalla.

Cazadores de Sombras: Ciudad del Infierno InfinitoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ