Capítulo IV

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Al día siguiente.

Medio dormido como estaba todavía, no se esperaba encontrarse con esa persona al abrir la puerta.

_ ¡Naruto! ¿Dónde estabas? ¡Te estuve buscando toda la tarde de ayer!

Parpadeó varias veces.

¿Eh?

La cara de enfado de la pelirosada hizo click con algo en su adormilado cerebro.

Oh; ahora sí estaba despierto.

... ¡Maldición! ¡Estando con Sasuke se le había olvidado que tenía que ir a ver a Sakura!

_ ¡Aah, Sakura-chan! – el rubio se rascó la cabeza, todavía con su pijama puesto, nervioso por el hecho de tener a la Haruno enojada en la puerta de su casa. Esperaba que la chica no se pusiera a repartir puñetazos a diestra y siniestra...

_ Cielos... – suspiró la chica con exasperación, cerrando los ojos y cruzándose de brazos – Bueno, cámbiate ya de una vez. Vamos a tomar un té en la tienda de la esquina.

_Heeh, ¿me estás invitando a una cita, Sakura-chan? – preguntó sorprendido.

Una vena palpitó en la frente de la pelirosada.

_ ¡Claro que no! Solo tengo que decirte algo importante, ¡ahora muévete!

_ ¡Ok, ok! – Naruto huyó del amenazador puño hacia su cuarto, y exhaló con alivio. Se vistió con algo de prisa, especulando sobre cómo había sido posible que se le olvidara encontrarse ayer con la Haruno.

Hmm...Parece que Sasuke me tenía entretenido...Hehehe...Me preguntó si ya estará despierto, pensó mientras se ponía su chamarra.

Eran las diez de la mañana, una hora usual para que el rubio estuviera despierto. Él solía dormir muchas horas, y generalmente se despertaba cerca del mediodía.

Pfff, con lo amargado que es a veces seguro que se despierta nada más sale el sol.

Con una sonrisa, como quién se ríe de una broma privada, se colocó el protector en la frente y salió de su habitación.

_ ¡Estoy listo! ¡Vamos-tebayo!

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No se había levantado de su cama todavía. Estaba boca arriba, con una mano detrás de la cabeza y otra sobre su abdomen. Observaba el techo blanco como si en él pudiera leer todos los eventos pasados y encontrarles algún sentido. Su mente estaba llena de interrogantes.

Por la ventana se avistaba un cielo nublado. Al parecer llovería más tarde. Una brisa fresca se colaba en la organizada habitación. Eran de esos días que la gente normal prefería quedarse en casa, envolverse en una manta y mirar televisión. Las copas de los árboles se sacudían por los ocasionales vientos. Las aves volaban en la dirección opuesta del tumulto de nubes grisáceas.

¿Por qué pienso tanto en alguien que apenas acabo de conocer? Esa era la pregunta que lo acosaba todo el tiempo. No tenía ninguna lógica.

Suspiró. Desde que había abierto los ojos eso era lo que más había hecho. Maldición, ese rubio atolondrado... ¿Cómo había llegado a toparse con una persona como él? Le hacía olvidarse de las cosas, lo distraía y lo hacía cambiar de opinión con apenas unas palabras.

Como si un peso se levantara de su pecho y su espalda... lo hacía sentir tan bien...

Cerró los ojos y respiró profundamente. Ese Naruto...

El cielo está en tus ojos (NaruSasu)Where stories live. Discover now