Capítulo XIII

3.7K 265 432
                                    

El cielo está en tus ojos

.

.

.

.

.

Capítulo XIII

0-0-0-0-0-0

Cuando la palabra "Amor" y todo su concepto resonaban en el cerebro de Sasuke, era para que su corazón se llenara de tristeza y nostalgia. Amor estaba asociado a su pasado, a su infancia, al cuadro familiar que tenía guardado en una caja en el sótano de su antigua casa en el distrito abandonado de los Uchiha. No había vuelto a sacar esa foto, porque no quería ver el rostro de su hermano junto al de sus padres. Su madre sonriente, su padre con aquella expresión sobria que casi se había hecho perpetua en su rostro, y él mismo tratando de imitar a su hermano y a su padre: había querido parecer serio, un poco más adulto que lo que su figura de 7 años daba a entender.

No quería ver la cara del traidor. Del asesino que le había arrebatado todo en la vida, y que lo había dejado solamente con una sed insaciable de venganza.

Así que, para Sasuke, Amor era una palabra triste y amarga.

Pero entonces, algo diferente irrumpía en sus pensamientos. Algo que lo hacía sentir débil y cálido, que lo hacía sentir tan fuera de sí mismo que le asustaba. Era como una chispa que crecía poco a poco hasta opacar a todo lo demás. Una sonrisa y unos ojos, y un calor que lo rodeaba y le hacía sentir, al menos por el más pequeño de los instantes - el más eterno de los momentos - qué él era más que un Uchiha, más que un vengador, más que un genin en busca de poder para llevar a cabo una ambición autodestructiva.

La palabra Amor, cuando florecía dentro de su mente junto a los recuerdos que Naruto le había regalado, ya no era tan amarga ni tan triste. Lo llenaba tanto que terminaba echando al olvido todo el sufrimiento y el odio que había sido su alimento durante los últimos años. La fuerza venenosa que lo hacía levantarse de la cama todas las mañanas para entrenar hasta estar exhausto desaparecía. Como si Naruto fuera algún tipo de bálsamo sanador, un pequeño sol, y su calor evaporara el veneno corrosivo dentro de su cuerpo.

Y por eso era mejor terminar de beberse ese refresco y sacudir esos pensamientos fuera de su cabeza.

Chasqueó la lengua y suspiró exasperado, apegando su espalda al respaldo de la silla. Era una alivio que la mesa que estaba ocupando estara vacía salvo por él mismo.

Había demasiado ruido. ¿No se suponía que eran un grupo de ninjas? ¿No deberían estar más callados? Con esos amigos no se sorprendía de que Naruto fuera tan idiota.

Escandalosos.

Cuando era pequeño, había asistido a varias fiestas. Aunque se asemejaban más a reuniones que a otra cosa. Pocos en su clan se salían de la actitud sobria y controlada cuando atendían a esas reuniones. Recordaba estar siempre buscando a su hermano con la mirada, que a menudo era rodeado por demasiados adultos. Los adultos siempre estaban hablando de Itachi, de lo increíble que era que a tan corta edad ya hubiera alcanzado el nivel de un ninja excepcional.

Nunca podía ver el rostro de su hermano durante esas horas en las que su familia se reunía en un solo lugar del distrito. Los halagos hacia su hermano quedaban en su mente, y zumbaban junto a las palabras de su padre. ¿Cuándo sería él el recibidor de tales cumplidos? ¿Cuánto más necesitaba esforzarse? Cuando lo embargaba la frustración y el sentimiento de sentirse inferior, su madre se acercaba a él y dejaba un pequeño beso en su mejilla. Pero ni siquiera su sonrisa hacía desaparecer esos sentimientos.

El cielo está en tus ojos (NaruSasu)Where stories live. Discover now