Capítulo VIII

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El cielo está en tus ojos

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Capítulo 8

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_ ¡Corran, corran!

_ Estás seguro de que es por aquí, Konohamaru-kun? – preguntó una voz femenina y sin aliento.

_ ¡Estoy seguro! ¡Mis fuentes son incuestionables!

En efecto, esa bola de cristal que tenía su abuelo era irrefutable.

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El otoño envolvía el crepúsculo. Ni calor ni frío, ni invierno ni verano; era de esos días en el que el viento soplaba, fresco o húmedo dependiendo del momento o del lugar, y revolvía las hojas caídas, arrastrándolas lejos del árbol del que habían descendido. La puesta del sol bañaba todo lo visible con un halo de luz amarillento y naranja, mientras al otro lado del firmamento comenzaba a alzarse una redonda luna llena.

Las hojas marchitas volaron sobre la calle frente a un establecimiento que rebosaba de ruido, risas y charlas.

_ ¿Y eso que estás usando otra ropa?

El rubio soltó una corta risita y se sobó la nuca.

_ Hehe, este fue el regalo de Sakura-chan. – le contestó el rubio a Kiba, quien se había sorprendido en demasía al notar que, para variar, Naruto había asistido a su propia fiesta de cumpleaños vistiendo un nuevo conjunto.

_ Se ve bastante bien. – cumplimentó Chouji e inmediatamente engulló uno de los trozos de carne a la parrilla que tenían sobre la mesa junto con los demás platos que armaban el banquete.

_ Los cambios son buenos de vez en cuando. – asintió Neji.

En lugar de los pantalones de chándal estaban unos shorts negros que terminaban por debajo de la rodilla y dejaban a la vista las fuertes pantorrillas de rubio. La chamarra era parecida a la anterior, con la diferencia de que la combinación de negro y naranja estaba dispuesta de forma diferente y que tenía una capucha que actualmente reposaba en la espalda del rubio. Al contrario que su anterior ropa, esta dejaba a la vista su bronceado cuello y parte de la tela de la camiseta de malla.

_ Sí, la otra ropa ya empezaba a apestar. – dijo Kiba al cumpleañero.

_ ¿¡A quién le llamas apestoso, perro pulgoso!? – prefirió el rubio con cierto enojo, enfurruñado.

_ Parece que Sakura nos ganó a todos con los regalos, ¿eh? – dijo Shikamaru con ironía. Las mesas estaban pegadas las unas a las otras para formar una mesa más grande, y todos estaban sentados alrededor. El restaurante había sido reservado para ellos ese día, y Naruto se sentía contento de estar en la compañía de sus amigos.

_ Lo cierto es que yo la acompañé a comprarlo. – añadió Ino con cierto orgullo. Luego se acercó con una sonrisa sugerente - Ya eres mayor de edad, Naruto. ¿Vas a comenzar a explorar el mundo de los adultos?

_ Es cierto. – asintió Shikamaru con media sonrisa. Aunque conociendo a Naruto, el genio Nara intuía que el rubio no pensaría demasiado en romper los tres tabús del shinobi – Pero conociéndote, seguirás siendo el mismo de siempre no importa cuánto envejezcas. – sonrió de lado.

El rubio sonrió algo abochornado. Abrió la boca para responder, pero una voz se le adelantó.

_ Leí en un libro que comprarle ropa a una persona significa que quieres quitársela después...Es como una invitación a tener sexo.

El cielo está en tus ojos (NaruSasu)Where stories live. Discover now