Capítulo VI

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El cielo está en tus ojos

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Disclairmer: Naruto no me pertenece.

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Capítulo 6

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Las tres mujeres respiraron con satisfacción. El vapor del agua caliente las rodeaba y se alzaba hacia el cielo estrellado que se cernía sobre sus cabezas. Combinado con el agua, creaban un ambiente fresco y cálido a la vez.

No había manera de negar que un baño en las aguas termales después de un intenso entrenamiento era la mejor forma de culminar el día.

_ ¡Y después iremos al casino!

_ Tsunade-sama...

Las dos discípulas contemplaron a su maestra con un gotica en la cabeza. ¿Cómo harían para convencer a la mujer de que no gastara todo el dinero que tenían en apuestas? En sus mentes parecía una misión imposible.

_ Pero primero tenemos que ir a algún bar.

Se va a emborrachar otra vez, pensaron las más jóvenes, y tuvieron que contener las dos un suspiro.

Recostaron la cabeza contra el borde de la terma y no intercambiaron palabras por un buen rato. El silencio relajó a Sakura y la llevó a recordar los días pasados; se acordó de sus compañeros de equipo y se preguntó cómo les estaría yendo. Esta era solo la segunda vez que salía de viaje dejándolos atrás para entrenar con su maestra. No era sorprendente el que los extrañara.

_ El cumpleaños de Naruto es en una semana, ¿no?

La pregunta interrumpió los pensamientos de la pelirrosada, y esta abrió un solo ojo.

_ Sí. Por eso le dejé su regalo antes de irme.

Tsunade bufó una risa.

_ No creo que tenga la paciencia para soportar no abrirlo antes de tiempo. – Sakura gruñó una afirmación, como si concordara con lo que la rubia había dicho – Hmm, me pregunto qué podría regalarle...

_Tsunade-sama, ¿cuándo partiremos? – preguntó Shizune después de unos segundos.

_ Mañana mismo. No podemos permanecer mucho tiempo aquí.

Sakura parpadeó, algo incrédula. ¡Acaban de llegar!

_ Eh, ¿por qué?

_ En esta aldea vive un comerciante con el que tengo un par de deudas.

Una gotica resbaló por sobre la cien de la estudiante más joven. Su maestra nunca iba a cambiar.

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... Piérdete y déjame en paz.

Piérdete.

¿Cuántas veces en su vida había escuchado eso? ¿Cuántas veces le habían mirado con desprecio y escupido esas palabras a la cara? Más de las que podía contar. Más de las que quería acordarse. Los últimos años de su vida le habían hecho olvidar aquella oscuridad de su infancia casi completamente.

Casi.

No había sido fácil dejar atrás todo aquello, pero de alguna forma lo había logrado. Había sido reconocido por todos, y había cumplido así parte de su sueño. Eso había sido suficiente por el momento.

El cielo está en tus ojos (NaruSasu)Where stories live. Discover now