- 12 -

14.5K 763 99
                                    

Hacía un día espléndido. El sol brillaba como nunca bajo la ajetreada ciudad de Pekín, mientras una fresca brisa contrastaba la potente luz. Ya habíamos dado algún que otro concierto durante los primeros días, pero de momento, el de hoy iba a ser el más prominente.

Nos encontrábamos en el Chaoyang Theater, un grandioso establecimiento donde normalmente se presenciaban espectáculos de circo. Sin embargo, esta vez estaba reservado únicamente para Fifth Harmony. Todo el público ya estaba posicionado, expectante a nuestra salida para la cual no debían de faltar más de 30 minutos. Las maquilladoras nos dieron unos últimos retoques antes de que nos reuniéramos en la saleta con todo el equipo. Mientras practicábamos rápidamente los pasos de baile, Sean Bankhead, nuestro preciado coreógrafo -todo un divo- nos interrumpió para comunicarnos algo con un semblante algo serio.

-Mis nenas -empezó-, me ha surgido algo importantísimo en New York y me veré obligado a abandonaros en vuestra apasionante aventura asiática.

Nosotras protestamos insistentemente, en vano.

-No gimoteéis, princesas mías. Sabía que os apenaría mi marcha y por eso os tengo preparada una sorpresa, para compensaros.

-Más vale que sea buena... -dije haciendo un mohín-.

-En un viaje como este es bonito tener caras conocidas a tu alrededor -explicó Lauren-. Realmente será una pena que te vayas, Sean.

-Esperad un momento... -reflexionó Normani-. Si tú te vas, ¿quién se ocupará de nuestras coreografías a partir de ahora?

-¡Esa es mi sorpresa, darlings! -exclamó él con entusiasmo-. Tras varias llamadas y la ayuda de ciertos contactos, he conseguido que uno de los mejores coreógrafos de este país se haga cargo de vosotras durante la estancia aquí.

-¡Eso es genial, Sean! -dijo Ally-. ¿Es famoso entonces? ¿Lo conocemos?

-Quizá no lo conozcáis, amores, pero ya os digo que en China es todo un icono. Su nombre es Yong Lin; Young para sus conocidos, "The Brave" para la prensa.

-¿Cuántos años tiene? -preguntó Normani, chismorreando con Dinah-.

-¿Es guapito? -preguntó la polinesia esta vez, dejando escapar su risita-.

-Apenas tiene 25 años -contestó Sean-. Y sobre lo de si es guapo... sólo voy a deciros que es el Justin Bieber de China, sólo que en versión bailarín. El chavalete es todo un portento y su sonrisa trae loquitas a las chicas.

-¿Tan mono es? -reí, pensando que este Sean lo exageraba todo...- ¿Y por qué la prensa lo llama "The Brave"?

-Eso puedes preguntárselo tú misma -dijo, señalando con su mirada hacia al pasillo-.

Efectivamente, al fondo del corredizo había dos personas hablando. Una era una de nuestras maquilladoras; el otro, era un chico joven, alto, que vestía un look casual. Yong. De lejos, lo único que podía ver de él era su pelo corto, oscuro, de un negro brillante, peinado hacia arriba de punta, pero no de una forma perfecta, sino levemente desordenada, favoreciendo su look casual y dándole un toque informal pero atractivo a la vez.

De pronto, sonó nuestro aviso. Nos tocaba salir. Mientras caminaba hacia el escenario, seguí observando al chico, el cual se encaminó hacia la salida trasera, como si tuviera la intención de quedarse entre el público. Su forma de andar era tan elegante como arrolladora, firme, segura, exuberante. Apenas lo vi de espaldas, marchándose, pero tuve de sobras para confirmar las palabras de Sean. Estaba segura. Él era un gran bailarín, de los mejores coreógrafos, una estrella del país.

Todavía no lo había conocido y ya me sentía intimidada. ¿Sería muy exigente con nosotras? O quizá la pregunta adecuada sería: ¿estaríamos nosotras a la altura de sus expectativas? Mi estómago se encogió.

***

El concierto fue todo un éxito. El público vibró y cantó con nosotras. Presentamos los éxitos de nuestro nuevo álbum, "Ambition", y recordamos éxitos del primero. Según las estadísticas de audiencia televisiva, ésta aumentó aún más cuando interpretemos los mejores hits de Reflection.

Las redes sociales se encendieron con cada momento Camren que Lauren y yo quisimos brindarles. Hubo varios casuales, como cuando ella me pasaba la mano por las caderas y acercaba su cuerpo al mío, o cuando yo le di una palmadita en el trasero al pasar por su lado. Bailábamos juntas y las otras chicas, comediantes, fingían ponerse celosas y se apartaban dramáticamente de nosotras, como tratando de marginarnos. Nuestros conciertos se habían convertido en algo más que música, ahora también ofrecíamos espectáculo, drama, comedia... era toda una fiesta en la que nosotras disfrutábamos tanto como el público.

El concierto finalizó y el cielo ya había oscurecido. Las cinco estábamos exhaustas, siempre dábamos lo mejor de nosotras encima del escenario, y estar en Pekín era un factor adicional que nos motivaba sin límite.

Tras vestirme con mi ropa casual, me dejé caer a la silla de mi vestuario. Cerré los ojos para disfrutar de un pequeño momento de paz. De repente, sentí unas manos acariciando mis hombros.

-Alguien va a dormir como un lirón esta noche -dijo Lauren mientras empezaba a darme un masaje-.

Cerré los ojos de nuevo. Me dejé deleitar por las manos de la mayor, que no presionaban demasiado pero sí suficiente para hacerme experimentar una sensación de relax. Dejé caer mi cabeza hacia atrás, hasta recostarla sobre el estómago de Lauren. Entonces noté como ella se agachaba y ponía su cabeza a la altura de la mía. Sentí su respiración en mi oreja derecha, mientras su mano izquierda dejaba mi hombro y se posaba en mi frente, haciendo inclinar mi cabeza y dejando mi cuello expuesto. Mis sospechas se confirmaron tras notar sus labios debajo de mi oreja, dejando allí un tierno beso. Luego, siguió besando mi cuello poco a poco.

¿Esto iba a volverse algo casual entre nosotras? Le prometí a Lauren que yo siempre le correspondería, pero tampoco pensé que ella fuera a necesitar "cariño" tan frecuentemente. En todo caso, no me importaría que así fuera. Sus caricias, sus besos, me hacían sentir bien de una forma insospechada.

Ella comenzó a deslizar sus manos hacia mi estómago y mis caderas. Entretanto, yo había echado atrás mi cabeza con más descaro, concediendo todo el espacio disponible de mi cuello. Lauren notó mi excitación e inició una racha de besos mojados, más ansiosos y famélicos, rozándome con sus dientes, a la vez que su respiración entrecortada me golpeaba con más fuerza. De pronto noté un inconfundible calor entre mis piernas. Eso provocó algo en mí. Me sentí repentinamente hambrienta. Me levanté y me lancé directamente contra los labios de Lauren, empujando su cuerpo contra la repisa del espejo y desparramando por el suelo todos los productos. La besé desesperadamente, jadeando, gimiendo contra su boca, empujando mis caderas contra las suyas. En toda mi vida nunca había sentido un hambre tan voraz, tan... impura.

Pero por alguna razón, Lauren se paró en seco y me apartó hacia un lado. Me sentí confusa hasta que me di la vuelta y vi que un chico estaba en la puerta.

-Disculpad la intromisión -dijo serio nuestro futuro coreógrafo-. Os llevo buscando desde hace un rato. Ya me he presentado a vuestras compañeras y les he presentado el programa que seguiremos. Iba a hacer lo mismo con vosotras pero parece que vuestra agenda está un poco más ajetreada; me he quedado sin tiempo -hizo una breve pausa. Su tono era casi tan frío como su mirada-. Mañana espero conocernos mejor. Buenas noches.

Lauren y yo nos miramos asustadas. "La hemos jodido".

The Boom • CAMREN •Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt