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Ellen ya ni siquiera se enfadó. Me dio la típica charla que estaba obligada a llevar a cabo como representante. Pero después, como persona, me abrazó y me susurró que tuviera cuidado, pero que sobre todo, nunca me dejara vencer por el miedo, porque el miedo me haría sufrir más que cualquier consecuencia que un riesgo pudiera provocar.

Por la tarde, cuando me hallaba en el gimnasio con Yong haciendo nuevos ejercicios extra, paré unos segundos para echar un vistazo a Twitter. Los mensajes que vi me pusieron de buen humor: les gustaba que yo fuera lesbiana. Unos se burlaban un poco, asegurando que lo sabían desde la primera vez que me vieron; otros se limitaban a dar las gracias a Jesús o a cualquier otro dios todopoderoso. Sonreí tontamente a la pantalla. Una vez más, los fans me hicieron sentir arropada, querida.

-Cabello, no te pares.

-Perdón.

Seguí ejercitándome hasta que por el rabillo del ojo vi a Lauren entrando al gym, dirigiéndose hacia mí.

-Hola Camz.

-Hey -le sonreí-. ¿Quieres un abrazo? -dije bromista, abriendo mis brazos sudorosos-.

-Muy graciosa -hizo una mueca-. Ugh, estás literalmente chorreando.

Entonces vi como Yong se escurría disimuladamente por la puerta.

-¿Acaba de irse para dejarnos solas? -dijo Lauren sonriendo, un poco incrédula-.

-Pues sí. ¿No es adorable? -reí, a la vez que ella también rió-.

-Es todo un caballero.

-Lo es -asentí-.

-Dinah me dijo que estabas aquí. ¿No terminaste ya tus ejercicios?

-Sí, sólo trataba de compensar las horas de entrenamiento que perdimos estos últimos días.

Ella asintió en modo de comprensión. Yo me di la vuelta y me subí de nuevo a la barra de ejercitar. Sinceramente, me encontraba bastante más en forma que hace dos años. Siempre he tenido un cuerpo estrecho, pero ahora estaba algo más fibroso.

Llevaba unos mallas negras y un top, que dejaba ver mi estómago y parte de mi espalda. A pesar de estar de espaldas a Lauren, sentí su mirada clavada en mí a una corta distancia mientras me ejercitaba. La situación me recordó a aquella mañana cuando ensayábamos el dueto en la suite, que tras mancharme la blusa y quitármela, sucedió todo aquello... Recordar los labios de Lauren en mi pecho me puso a cien en dos segundos.

Ni siquiera sabía si podríamos seguir besándonos. Ahora mismo, Lauren ya estaba al día de mis sentimientos por ella, por lo que probablemente ya no podríamos continuar con nuestro juego. Era cuestión de precaución...

-Tienes un culo bonito.

-Gracias -dije mientras ejercitaba-, pero si sigues mirándome así voy a perder fuerzas.

-¿Te ayudo? -noté como sujetaba mi trasero con las dos manos-. Por cierto, los fans se han tomado genial tu salida del armario.

-Lo sé -confirmé-. Oye, ¿realmente quieres ayudarme o sólo tratas de aprovecharte?

-Realmente tienes un buen trasero -dijo con sus manos todavía en mis nalgas. Su deshinibición me hizo reír, haciéndome perder las últimas fuerzas. Mis manos rebalaron de la barra y caí de culo al suelo, ya que Lauren me soltó justo antes.

-¡Ouch! -me llevé una mano a la zona dolorida-. Pensaba que eras un buen príncipe...

-¿Y no lo soy?

-¿Bromeas? ¡Me has dejado caer!

-Tú estás demasiado sudada como para ser una princesa, ¿no crees?

The Boom • CAMREN •Where stories live. Discover now