- 17 -

12.5K 733 87
                                    

Las siguientes sesiones de baile fueron agotadoras y enriquecedoras a la vez. Sudábamos la gota gorda para conseguir que nuestros cuerpos realizaran los movimientos de Yong. Si nos atascábamos con un paso, él no avanzaba hasta que lo domináramos con avidez.

Cada vez que el chico realizaba un paso y danzaba yo no perdía ocasión de observarlo detenidamente. Lo admiraba. Ese talento, ese don, juntado con una personalidad arrolladora caracterizada por ser tan sólida y firme, se traducía en unos pasos de baile que a mis ojos se volvían celestiales. Nunca conseguiríamos hacerlo como él por la simple razón que no se trata de sólo técnica o destreza, debes llevar el carácter en la sangre, esa extraña mezcla de determinación y osadía al mismo tiempo, esos dos pilares que él nos exigió desde el primer día: sutileza y seguridad, seguridad y sutileza; sin una, no hay la otra.

En cuanto a la relación que mantenía con nosotras, ya no era tan distante como al principio. Seguía llamándonos por nuestros apellidos por mucho que insistimos en que dejara de hacerlo, pero aparte de eso, las sesiones eran cómodas y agradables. Dinah se burlaba de Lauren, que luchaba con todas sus fuerzas para reemplazar sus "movimientos rudos" de tía dura por unos más finos, no sin antes maldecir y golpear a la polinesia. Yong sonreía divertido y negaba con la cabeza, estilo "estas chicas no tienen remedio". Eso me hacía feliz porque demostraba que él, sin poder evitarlo, ya nos había cogido un poco de cariño y se sentía a gusto con nuestra compañía, enseñándonos y trabajando con nosotras.

Sólo por el ánimo y la motivación, las chicas ya nos sentíamos mejores bailarinas que antes. Sin duda, trabajar con el grande Yong Lin había sido una gran decisión. Les pedí a las chicas que le llamaran por su nombre, les expliqué su significado y ellas estuvieron de acuerdo en que a partir de ahora, él sería Yong, The Brave, el chico valiente que por primera vez había sacrificado su criterio para confiar en uno ajeno: el nuestro.

Lauren me pilló embelesada viendo bailar al joven y murmuró:

-Harás que me ponga celosa.

-¿Tú, celosa? -reí-. ¿Por qué?

-Te lo comes con la mirada -señaló a Yong-.

-¿Crees que no te miro a ti bailar?

-Pero nunca lo haré tan bien como él -musitó-.

-No quiero que bailes como él. A mí me gustan tus movimientos rudos -dije con una sonrisa juguetona-.

-Aun así -continuó Lauren- es obvio por cómo le miras que hay algo en él que te gusta.

Su insistencia me extrañó.

-Es su aura en general, el halo que desprende su simple presencia. Admito que me fascina. Nunca había conocido alguien así.

-Y él... bueno... -vaciló-.

-¿Sí?

-Bueno... ¿él te gusta... de gustar... gustar?

Me ruboricé. Definitivamente no había pensado en ello, lo veía como un ser superior a mí, una especie de dios inalcanzable que, como mucho, podía resultar un amor platónico que nunca nadie lograría conseguir. Ahora que reflexionaba en ello, sin embargo, me di cuenta que era la primera vez que un chico despertaba algo especial en mí. Sólo había estado con dos chicos antes y ninguno me había hecho sentir ni la mitad que me provocaba Yong sólo con su forma de ser. Me sorprendí a mí misma al pensar que quizá, sólo quizá, me había enamorado un poco de él.

-¿Y bien? -persistió Lauren-.

-Bueno... -no sabía si confesarle mis pensamientos por la simple razón que no estaba segura de lo que sentía-. Creo que siento una profunda admiración hacia él, pero eso es todo.

The Boom • CAMREN •Where stories live. Discover now