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Una semana después.

LAUREN NARRA:

Me ha pasado millones de veces, creo que a todos nos ha sucedido alguna vez. Aquella situación tan odiosa en la que un día pareces tenerlo todo y, al siguiente, una potente ráfaga de viento sopla y te lo roba, te quita hasta la última de las razones por las que antes eras feliz. Son ráfagas que se lo llevan todo por delante, que prácticamente te dejan sin nada, sintiéndote desnudo y completamente vulnerable.

Muchas veces, sin embargo, es una sensación traicionera. Sientes que lo has perdido todo, pero en realidad no hace falta más que perder aquella cosa importante, la que de verdad te sustenta y te da la mayor felicidad, para creer que el mundo se te viene abajo. Y eso es lo que acaba de volver a sucederme.

He perdido a Camila. Tengo la máxima certeza, de hecho, que se ha enamorado de una chica llamada Lily Loveless. Ésta última apareció en nuestras vidas hace exactamente una semana, resultó ser una talentosa bailarina que había sido alumna de Yong en sus inicios, y de él lo había aprendido básicamente todo. Lily había venido sólo para reencontrarse con él, sin embargo, tras invitarnos a comer ese mismo día, pareció establecer una extraña pero armoniosa conexión con Camila. Desde entonces, no se han separado si no únicamente en los momentos que la agenda de trabajo les obligaba. Aquellos momentos de intimidad que antes compartía con mi compañera se habían esfumado, ya casi no hablábamos. Día tras día hacía fatigosos esfuerzos para que mi preocupación y mi angustia no se notaran, ni en nuestra vida pública ni en la privada, todo por mantener la normalidad en el grupo; no me habría perdonado montar otro escándalo durante este viaje.

Camila pareció atraída por esa chica desde el prinipio. Lily era distinta. Muy juerguista, follonera y divertida, pero a la vez era una persona amable y respetuosa, que aparentemente parecía de lo más sencilla cuando, bajo ese mento de locura, se escondía alguien centrado, con las ideas claras. Camz es buena para darse cuenta de estas cosas, y creo que fue la doble capa de Lily lo que realmente la atrajo hasta el punto de enamorarse de ella.

Sólo una vez -una triste y única vez- conseguí sacarle a mi compañera un par de palabras sobre Lily.

"-Parece una persona tan real..."

No dejaba de repetirme esa frase en la cabeza. Me estaba matando llegar a la conclusión que más temía: yo no era real para Camila. Porque yo supuestamente nunca podría corresponder a sus sentimientos; porque supuestamente sólo la besaba y la deseaba para calmar mi sed, mis ganas de diversión, o lo que fuera; supuestamente.

Las situaciones extremas hacen que uno mismo se apunte con una arma en la cabeza, obligando que los pensamientos actúen atropelladamente pero, a la vez, de la forma más pura y sincera. Como una especie de colador, las impurezas de mi mente quedaron estancadas mientras que aquello verdaderamente real era lo único que se filtró y accedió a la parte final del reconocimiento. Y vaya si lo reconocí: Amaba a Camila. Porque perder a Camila fue como perderlo todo, porque Camila era el maldito pilar que sostenía todo lo demás.

Ella se me había declarado y yo desperdicié la oportunidad por no ser suficientemente valiente.

Y después de la potente ráfaga que se lo había llevado todo por delante, ahora me sentía más desnuda, indefensa y vulnerable que nunca.

-¿Estás bien? -me preguntó Camila-.

-Claro.

Era obvio que ella sospechaba mi malestar, me conocía demasiado bien como para no darse cuenta. Sin embargo, esta vez no insistió. Esta era la prueba irrefutable de que ella también se había quemado. Lo malo de una relación tan chispeante como la nuestra es que cuando las chispas se desvían hacia un terreno sensible, fácilmente prenden fuego en él, lo queman, lo hacen arder y lo arrasan por completo. Camila de enfrentó mano a mano con sus sentimientos, confesándomelos. Al no poder corresponderla, tuvo que afrontar (de nuevo ella sola) las consecuencias de sentirse refutada. Lily sin duda ayudó en este proceso, por lo que es comprensible que ahora pasara el mayor tiempo con ella. Aunque no están saliendo y sólo se ven en el hotel, evitando salir en público para no hacer saltar las alarmas, es innegable que entre ellas hay algo más que amistad.

Me pongo celosa y me siento ridícula. Me avergüenzo de mí misma, por cometer siempre los mismos errores, por prometer no volver a cometerlos para luego repetirlos cada vez, de la misma forma tan estúpida. Siento vergüenza de no poder dominarme a mí misma y de no ser capaz de superar mis miedos, que a estas alturas ya incluso me resultan absurdos.

Ante las cámaras nos comportábamos como siempre; el mundo no se estaba enterando de nada. Había perdido a Camila y nadie lo sabía. Sólo yo. "Camz tuvo que enfrentarse a todo sola, ahora te toca a ti. Deja de ser una maldita cobarde; imponte. Hazlo de una jodida vez".

***

CAMILA NARRA:

Era viernes. El domingo nos volvíamos a Estados Unidos. Se acercaba el final de la travesía en Pekín y nuestra agenda se comprimía por momentos, había que finalizar todas las actividades planeadas, con que no podíamos permitirnos perder ni un sólo segundo. Prometimos con Lily que seguiríamos en contacto una vez regresáramos a América. Nos hicimos muy buenas amigas, incluso algo más que eso. De hecho, intentamos ser más. Ella me besó hace dos noches y realmente me gustó, fue tal como pensaba, tan diferente a mis anteriores besos con chicos. Sin embargo mis sentimientos por Lauren impedían que otros nuevos florecieran, así que decidí ser sincera con la chica rubia. Lily, a pesar de apenarse por no poder llevar más lejos nuestra relación, fue comprensiva y se limitó a prometerme que, si Camren, la historia de amor mil veces contada y nunca sucedida no llegaba a producirse, ella seguiría interesada en mí. Luego la abracé y le di las gracias por todo. Por apoyarme cuando Lauren no pudo corresponderme, por ayudarme a volver a sentirme segura de mí misma y, lo más importante, por conseguir hacerme sentir querida de nuevo.

Durante la comida del mismo viernes las chicas se extrañaron de no ver a Lily conmigo y me preguntaron por ella. Les dije que había regresado a Kentucky (su tierra natal). Me miraron atónitas. Finalmente tuve que confesarles que efectivamente sentí algo fuerte por ella, pero que entre nosotras no llegó a haber ninguna relación oficial y que al final decidimos que era mejor dejar la situación tal y como estaba, para no arriesgarnos a estropearla. Mientras les contaba lo sucedido miré a Lauren varias veces de una forma significativa.

La última semana fue dura para la chica de ojos verdes, y yo lo sabía. Por mucho que ella se esforzaba en disimularlo y conseguía esconderlo a los ojos de los demás (incluso los de Ellen) yo notaba su congoja, se le veía en los ojos. Y sabía que era por mí. Sabía que se sentía mal por no poder corresponderme, y también por verme, de repente, tan alejada, pasando tiempo con otra persona que no era ella. Pero no pude remediarlo mientras sucedía. A pesar de que Lauren no me rechazó realmente, necesitaba mi tiempo para asumir todos los acontecimientos; me sentía desbordada. Conocer a alguien nuevo, alguien como Lily, fue un elemento vital para que yo me recompusiera.

Ahora que mis fuerzas habían vuelto, estaba dispuesta a devolver el tiempo perdido a Lauren, esperando que ella no estuviera enojada conmigo y que estuviese dispuesta a dejarme regresar a su lado.

The Boom • CAMREN •Where stories live. Discover now