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Yong obligó a Dinah a llamarnos y hacernos bajar. Cuando llegamos al gimnasio vimos su mirada de desaprovación, y no tardamos en aclararle que estábamos siguiendo la agenda Camren, que de ninguna manera estábamos vagueando o saltándonos la agenda 5H por el morro. El bailarín adoptó un tono aún más receloso después de justificarnos. No le acababa de convencer que Camren le desmontara el horario de sus sesiones, aumentando así su odio hacia Ellen.

Ciertamente, Yong se quedó gracias a mí, ya que con Ellen no había conseguido ponerse de acuerdo. Desde entonces, ellos dos no han tenido la mejor relación. Sus reuniones son breves y fuera de ellas apenas se dirigen la mirada.

Ellen siempre ha tenido conflictos con representantes u organizadores de Fifth Harmony, pero con Yong era algo todavía más exagerado.

-Este chico no cede en nada -se quejaba ella-. Es increíble cómo de cerrada tiene la mente, hace tanto que no le abre las ventanas y la ventila que probablemente ahora la tenga llena de polvo, mugrienta y apestosa.

Usaba un tono informal al quejarse, supongo que para sonar un poco bromista, pero yo sabía que nadie la había sacado tanto de sus casillas como lo estaba haciendo Yong.

Deseaba con todas mis fuerzas que arreglaran sus diferencias, son dos buenas personas que se preocupan por nosotras. Sin embargo, con cada pequeño conflicto, la situación iba a peor.

-Debéis avisarme -dijo Yong intentando reprimir su irritación-. No podéis desaparecer y desmontar mi agenda. Si os saltáis las sesiones, el grupo empezará a descoordinarse, ¿lo entendeis?

Él tenía razón. El ensayo de nuestro dueto en la suite fue improvisado, no le avisamos préviamente.

-Creí habérselo dejado bien claro a la señorita Pompeo -continuó él-. Yo respetaba su agenda si ella respetaba la mía.

-Esto no ha sido por su culpa -la defendí-.

-Ellen nos dijo que ensayáramos nuestro dueto, pero no nos aclaró cuándo -explicó Lauren-. Nosotras decidimos ensayar ahora porque el concierto es mañana. Estábamos tan agobiadas que olvidamos por completo que teníamos la sesión de gym contigo. Lo sentimos de verdad.

-Sí, ya os noté bastante agobiadas cuando os llamé antes... -se burló Dinah-.

-¿¡Haréis un dueto juntas?! -exclamó Ally-.

Los últimos acontecimientos habían sucedido verdaderamente rápidos. Tanto, que nos olvidamos de todo lo demás. Entre la organización y realización del photoshoot y la repentina búsqueda de la canción ideal para nuestro dueto imprevisto, se nos había ido el santo al cielo. Para colmo, todavía tenía medio cerebro nublado por los últimos sucesos con Lauren en la suite. Aún sentía sus besos en mi torso, esos fuertes brazos envolviéndome, sus dedos quitándome el sujetador para desnudar mis pechos y morder mis pezones. Me ruboricé al recordarlo. Era algo tan... nuevo. Siempre había pensado que la primera vez que pasaría esto sucedería con mi supuesto novio. En lugar de eso, el encargado de llevarlo a cabo (o la encargada más bien dicho) fue mi compañera Lauren Jauregui, con la que no compartía ninguna relación amorosa.

Los hechos eran confusos con mi compatriota de Miami, sí, pero sin duda nuestra relación se encontraba en la cima. El inesperado dueto sería como aquella estrella fugaz que se coloca finalmente en el árbol de navidad, dándole el toque mágico final. Sinceramente, tenía grandes expectativas para el concierto. "Será mágico, será un nuevo boom".

Tras otra hora de esfuerzo en el gimnasio Yong dio por finalizada la sesión, no sin antes puntualizar que comentaría a Ellen el último incidente entre respectivas agendas.

Estábamos cambiándonos en los vestuarios, sudadas de pies a cabeza.

-Oye -dijo Mani-, supongo que nosotras tenemos pase VIP en ese concierto benéfico...

-Pues claro -asentí-.

-Seguro que lo haréis estupendamente -nos animó Ally-. ¡Será muy especial!

-Los Camren Shippers se dejarán los dedos twitteando o colgando posts -me dijo Dinah mientras las otras chicas se metían en las duchas-. La vais a montar parda.

-Esa es nuestra intención -dije sonriendo tímidamente-.

-¿Sabes qué montaría un pollo aún más gordo?

-¿El qué? -pregunté curiosa-.

-Que, tras el dueto con Lauren Jauregui, Camila Cabello anunciara delante de todos lo lesbiana que es.

Tragué saliva. ¡El agobio de las agendas me había hecho olvidar incluso eso! Soy lesbiana. ¿Debería saberlo el mundo?

-No estoy segura de poder hacer eso, Dinah -le confesé-.

-No digas que ya no eres tortillera porque no voy a creérmelo.

-Lo soy -reí nerviosa-. El problema es que no creo que deba revelar algo así, de sopetón, sin avisar a nadie... Probablemente debería consultarlo con Ellen, incluso con los managers de Fifth Harmony.

-Ni de coña -sentenció la polinesia-. Esa gente vive amargada, sólo piensa en cómo ganar pasta y no se van a arriesgar a montar un lío como ese.

-¿Y qué propones entonces? ¿Que lo suelte ahí, sin más?

-Efectivamente.

-Estás loca -concluí-.

-Y tú eres una gallina que busca excusas para no tener que salir públicamente del armario.

-¡No son excusas! -repuse-.

Pero sí lo eran, en parte. Lo correcto era hablarlo con los representantes primero, sin embargo, aunque no lo hiciera, tampoco podrían tomar demasiadas represalias contra mí. Me reñirían, y poco más. Era atrevido tomar la decisión de salir del armario en el concierto, delante de todo el mundo, con cámaras retrasmitiendo en todas partes del planeta. ¿Estaría preparada para asumir las consecuencias?

-No tengas miedo -dijo Dinah, como leyendo mi mente-. Sé que no es sencillo, Mila, pero lánzate. Hazlo. Pase lo que pase después, ya no llevarás el peso del secreto encima y serás libre.

Reflexioné unos momentos. No quería ser una cobarde, sólo había una manera de afrontar la realidad y ésa era aceptando los hechos: yo era lesbiana y la gente debía saberlo. Quería que lo supieran, por dios. Necesitaba, tal como Dinah había dicho, sacarme ese peso de encima.

-Está bien -cedí-. Lo diré tras terminar la canción.

-¡Así me gusta, cabrita! -exclamó feliz-. Es más, te aconsejo que no se lo digas a Lauren. Que sea una sorpresa para ella también.

-¿Por qué? -la miré confundida-.

-Las cámaras grabarán su reacción de sorpresa, será de lo más peliculero.

Reí con la ocurrencia de la chica alta, que de nuevo llevaba razón.

-De acuerdo, entonces. Que sea una sorpresa para todos.

The Boom • CAMREN •Where stories live. Discover now