- 15 -

12.7K 761 135
                                    

El jet privado de Ellen aterrizó en Pekín a la mañana del día siguiente. Cuando llegó al hotel nos saludó a todas efusivamente y nos invitó a comer a un restaurante de lujo. Nos acomodamos en una mesa redonda y ojeamos el menú. Era un restaurante de carácter internacional, por lo que la comida era extremadamente variada.

-Pensé que os gustaría variar un poco. ¿Qué os parece el lugar?

-¿Bromeas? ¡Hay cubiertos! ¡Cuchillos! ¡Tenedores! ¡Es el paraíso! -dijo Dinah eufórica-. ¿Por qué no eres la representante de Fifth Harmony también?

La sugerencia hizo reír a Ellen.

-Aunque sólo me encargue de Camren, sabéis que estoy aquí para las cinco.

-Siempre piensas en todo -dijo Lauren, dedicándole una amable sonrisa-.

Mientras comíamos, preguntamos a Ellen cuál era su primera impresión de Young.

-Sólo hablamos por teléfono una vez. Me explicó el motivo por el cual quería reunirse conmigo y me confesó sin tapujos lo que pretendía cambiar. -Exhaló profundamente-. No puedo permitir que quite Camren de los conciertos. De ninguna manera.

-Él está convencido de que lo quitará -dije preocupada-. ¿Crees que llegaréis a un acuerdo?

-Sinceramente, lo veo complicado. De todas formas, si veo que la situación se complica más de lo necesario, no voy a dudarlo: haré que lo despidan.

-¿Puedes hacer eso?

-Sí. Él simplemente fue contratado temporalmente.

-Yo no quiero que se vaya -confesó Normani-. Es un poco duro, pero eso nos ayudará a mejorar. Es perseverante. Tiene paciencia con nuestras dificultades y se toma muy en serio su trabajo. Nos costaría encontrar a alguien mejor.

-A mí también me gustaría que se quedase -apoyé a mi compañera-. Por favor, haz todo lo posible para llegar a un acuerdo.

Ella nos miró fijamente durante unos segundos, hasta que por fin dijo:

-Tendré en cuenta vuestra petición.

***

Ellen nos consiguió una "visita turística" por la cocina del restaurante, ya que ella era una vieja amiga del chef. La cocina era inmensa: estaba preparada para cocinar platos de más de cien países diferentes. El chef nos iba explicando para qué países se usaban cada zona de la vasta cocina.

Mientras atendía a sus explicaciones, noté una mano metiéndose en el bolsillo trasero de mis jeans.

-Mmm, ¿qué tocan mis dedos?

-Lauren -murmuré. Antes que pudiera decir algo más, ella profundizó más en el bolsillo y apretó mi nalga con los dedos.

-¿Me estás manoseando? -susurré. El chef y las demás parecían totalmente ajenas a nosotras, pero, por si las moscas, me eché un poco hacia atrás.

-No te estoy manoseando -contestó Lauren-. Es que tienes algo en el bolsillo.

-Es un papel de caramelo.

-¿Tienes caramelos y no los compartes conmigo? -susurró contra mi oído con voz ronca. Su mano seguía en mi trasero-.

-Definitivamente me estás manoseando.

-Quizás.

-Nuestro trato hablaba sobre besar y abrazar. La opción "sobar trasero" no aparecía, que yo recuerde.

-La opción "darse el lote" tampoco aparecía y en el vestuario no pareció importarte.

Lo que su sensual voz provocaba en mi organismo era descaradamente obsceno. Mi corazón pasaba de cero a mil en segundos. Quise darme la vuelta, besarla, tocarla, pero debía contenerme. Para mi desgracia, Lauren podía seguir actuando sin ser descubierta, y así lo hizo. Se situó justó detrás de mí y deslizó su otra mano por debajo de mi blusa, rozando mi estómago con las uñas.

-Lauren... -gemí-.

Ella tanteó la zona de mi ombligo hasta que comenzó a descender, llegando al botón de mis pantalones. Sin necesidad de desabrocharlo, su mano reptó por debajo y serpenteó sobre mis braguitas.

-Por favor... -supliqué, sin saber exactamente para qué-.

-Dígame, mi amor -susurró contra mi nuca, mientras sus dedos empezaron a fregar la suave tela contra mi clítoris.

No podía creer lo que estaba haciendo. Esto superaba la Lauren coqueta, esto era un nivel más (el cual yo ni siquiera sabía que existía). Por dios. Ella estaba tocándome. Así, sin más. Y cada vez fregaba más aparatosamente. La velocidad apenas variaba, lo hacía la intensidad. Frotaba, friccionaba, restregaba sus dedos de arriba a abajo con desparpajo.

-Qué bruta eres... -dije sin pensar. (¿Cómo iba a pensar con la mano de Lauren en mis bragas?)

-¿Te hago daño?

-No.

-¿Te gusta?

-Sí. -Pero añadí: Tienes que parar.

-¿Por qué?

-Esto es demasiado nuevo.

Lauren retiró su mano un poco avergonzada. Seguidamente, se puso a mi lado y disimuló. Me echó una última mirada y yo le sonreí para tranquilizarla. Funcionó.

Ella ya se había acostado con Matthew, pero yo todavía no lo había hecho con nadie. El año pasado tuve un breve noviazgo con un chico que apenas me duró dos semanas, dio para algunos besitos y poco más. Lauren era la primera persona que me había tocado de esa manera. Todavía me sentía algo insegura. Sólo necesitaba un tiempo para asimilarlo; si sucedía de nuevo, esta vez estaría preparada.

The Boom • CAMREN •Where stories live. Discover now