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FLASHBACK

-China... -la llamé mimosamente-. Quiero mimos...

Ella comía un sándwich de pollo, recostada en su cama del bus.

-Estoy comiendo -dijo con desgana, sin prestarme mucha atención-.

-Porfi -insistí-.

-Que no. Pesada.

Me resigné. Salí de su compartimento hasta llegar a la zona común del bus. Era nuestra primera ruta por USA después de volver de nuestro increíble viaje a Pekín. Frené al centro de la estancia y di un largo y dramático suspiro.

Ally, Normani y Lauren estaban plenamente entregadas a sus móviles, indiferentes a mi presencia, ignorando mi reclamo de atención. Ante el panorama, decidí imponerme.

-Quiero mimoooos... -dije arrastrando las palabras, de nuevo, sin recibir ningún tipo de reacción por parte de las chicas.

Ellas ya estaban acostumbradas a mis ataques repentinos -e irracionales- de mimos. Normalmente conseguía que alguna de las cuatro saciara mis deseos acurrucándose conmigo o acariciándome el pelo como un cachorrito. Sin embargo, hoy no era mi día de suerte. Visto como estaba el ambiente, decidí recostarme a las piernas de Lauren, apoyadas a lo largo del sofá. Me tumbé en paralelo a ellas y las apretujé contra mí.

-¿Qué haces? -pregunté a Lauren-.

-Tumblr -dijo secamente, dándome a entender que no estaba interesada en iniciar ninguna conversación conmigo. Acabábamos de cenar. Mi estómago estaba bien lleno y yo no tenía muchas ganas de moverme, ni de hablar, ni siquiera para insistir con los mimos. Me limité a quedarme abrazada a las piernas de Lauren, cerrando los ojos y disfrutando del confort.


LAUREN NARRA

Empezaba a llevarlo un poco mejor. Al principio, las dudas y el miedo convirtieron mi existencia en un martirio, amargando a todas las personas de mi alrededor. Eso es lo que el Camren Boom provocó en mí. Pero tras la segunda semana y las breves pero significativas charlas con Camila, comencé a sentirme algo más cómoda. De alguna manera, la locura constante de los fans asiáticos me tranquilizó y decidí dejarme llevar. Sentí que podía controlar mejor la situación.

En cuanto a Camila... en fin, ella se acostumbró mucho antes que yo. Se la veía animada, incluso entusiasmada por el Camren Boom. Ella siempre ha sido más extrovertida que yo, apenas se estaba preocupando por aquello. "-Deja de romperte la cabeza sin necesidad, Lauren" -me repetía ella-. Y yo parecía haberlo conseguido... hasta que volvimos a USA. Fue como volver a la realidad, como bajar de la nube y golpearte contra el suelo duro. El miedo volvió. Sabía que aquí los periodistas eran distintos a los de Pekín, aquí eran mucho más pesados, te perseguían sin cesar y te cosían a preguntas incómodas y malintencionadas, esperando poder sacarte algunas palabras desafortunadas para ponerlas en portada al día siguiente y armar follón. Eran realmente irritantes.

Pero era la situación en general la que me daba miedo. Volver a USA, ver la reacción del boom, y tener que afrontarla. No sé si estaba preparada para esto.

***

Yo estaba con mi móvil tirada al sofá del bus cuando oí la voz acaramelada de Camila.

-Quiero mimooooos...

No le hicimos ni caso. "Esta mujer necesita mimos cada cinco minutos...". De pronto, sentí como algo se aferraba a mis piernas. Camila.

-¿Qué haces? -dijo-.

-Tumblr -no tenía muchas ganas de hablar ahora, el miedo seguía carcomiéndome la cabeza-.

Ella debió percatarse del tono de mi voz porque no dijo nada más. Tras pasarme un buen rato en Tumblr, me cansé y bloqueé el móvil. Noté un cosquilleo en mis piernas: se me habían dormido ambas.

-Camz, muévete un poco, me estás aplastando las piernas -pero ella no reaccionó siquiera-.

-Se te ha dormido encima -dijo Mani echando un vistazo desde su asiento-.

-Por qué no me sorprende... -suspiré hondo-. Camz -la llamé de nuevo, zarandeándola un poco-. Despierta, Camz -sacudí un poco más fuerte-.

Su reacción fue enterrar su rostro en mi muslo y gimotear.

-Camila, en serio, no me noto las piernas -insistí hasta que ella por fin sacó algo de su peso, aunque sin dejar de aferrarse-. Eres un incordio, ¿lo sabías? -su respuesta fue gimotear de nuevo.

A veces su lado mimoso me sacaba de quicio, podía ser toda una pelma si se lo proponía. Pero hoy, a pesar del run run en mi cabeza, el cansancio que llevaba encima le suplicó a mi cerebro una tregua, le suplicó paz. Volví a suspirar y miré a Camila. A pesar de haberla zarandeado, ella se había acomodado de nuevo. Su respiración era calmada y tranquila. Su rostro, medio enterrado en el exterior de mi muslo, reflejaba una serenidad absoluta. Yo necesitaba esa calma ahora, necesitaba la tregua. Apoyé mi cabeza sobre el respaldo del sofá y acaricié el cabello de la chica entretanto. Ella se apretó un poco más contra mis piernas al notar el contacto, dejando escapar un apacible suspiro de satisfacción. Oírlo ya me hizo sentir mejor. "Qué fácil es hacerte feliz, Camz". Seguí acariciándole el pelo y cerré los ojos.

La situación Camren estaría resultando mucho más dura sin la seguridad y la confianza de Camila. Ella se esforzaba continuamente para hacerme sentir bien, soltaba bobadas para hacerme sonreír y siempre me apoyaba y me recordaba que ella iba a estar a mi lado todo el tiempo, pasase lo que pasase. "Tienes que esforzarte más, Lauren", me dije a mí misma. Estar deprimida o enfadada con el mundo me convertía en un desgraciado agujero negro que lo engullía todo a su alrededor, sobre todo, a las personas más cercanas. Y Camila siempre era la primera en caer.

Me sentí tremendamente culpable por ello. "Supera el miedo de una vez y deja de ser una maldita cobarde".

-Lauren -oí la voz suave de Ally y abrí los ojos-. Nos vamos todas a dormir.

-Ahora vamos -le contesté con una pequeña sonrisa-.

Ella se retiró y nos dejó solas. Mis piernas estaban incluso más dormidas que antes, pero no me importó. Esta vez masajeé con suavidad el cuero cabelludo de Camila para despertarla con cuidado.

-¿Nos vamos a la cama, Camz?

-¿A la tuya? -murmuró ella haciéndome reír-.

-Veo que te tomas muy en serio nuestro negocio Camren.

Hizo un poco el remolón en mis piernas. Luego se fue incorporando poco a poco hasta sentarse. Bostezó ruidosamente y sonreí. Tras unos segundos, finalmente se puso en pie. Me ofreció sus manos y yo las tomé, ayudándome a levantarme. Sin embargo cuando di el primer paso, mi pierna dormida falló y a punto estuve de caer si no fuera por los rápidos reflejos de Camila, que me sujetó por la cintura. Yo le pasé el brazo por los hombros; no notaba las piernas.

-Dios, Camz, creo que te has cargado mis piernas.

-Ups -dijo sonriendo mientras me sujetaba-.

Me quedé mirándola unos instantes. Aunque me sostenía con firmeza, sus ojos todavía se veían adormilados. De pronto sentí la necesidad de abrazarla. Esta noche, de una forma indirecta, Camila me había transmitido parte de su paz, de su quietud y despreocupación. No me atreví a darle las gracias verbalmente, tampoco sabría encontrar las palabras adecuadas para que lo comprendiera. Por esa razón, me giré hacia ella y la abracé. Camila quedó sorprendida en un primer momento. Pronto se recompuso y me devolvió el abrazo, oprimiendo más mi cintura con un brazo y rodeando mi torso con el otro. Me gustó que no dijera nada; simplemente me abrazó. A veces, un gesto es más que suficiente.


FIN DEL FLASHBACK

The Boom • CAMREN •Where stories live. Discover now