Capítulo 31 - Especial: Responsabilidades

97.9K 5.7K 2.6K
                                    

¡Hola!

Tengo buenas, malas y peores noticias. 

Las malas: Mi laptop murió hace dos días. Estaba tan muerta que pensé que había perdido el documento de 'Factura al Corazón' y todas mis otras novelas inéditas. Es increíble cómo esto era lo único que me importaba al ver que mi computadora había muerto.

Las buenas: Mi novio la revivió, sacamos todos mis archivos y de paso me dio un sermón de dos horas sobre por qué debo hacer backup cada vez que respiro. Lección aprendida.

Las peores:  Es broma, no hay peores noticias. Nada puede ser peor que lo de mi laptop, el susto que me llevé y el sermón de mi novio. Sí... ese sermón fue terrible.

Y ésa es la noticia de hoy. Estoy al borde de recoger limosna para comprarme otra computadora.

(Agradecimientos especiales en este capítulo a Dimas, mi novio, por revivir mi laptop y darme la idea del invitado especial. También a mi querida MariaSullyvan por otra insistente idea que ella sabe cuál es y si no, lo sabrá)

Puede que con este capítulo rían, lloren, se enojen... o las tres juntas.

----

Salubridad llega el viernes por la mañana.

Y el vestido de novia de Isabella también.

Sé que salubridad está en nuestra casa, porque mientras duermo apaciblemente y sueño que Matt está abrazándome, el sonido de unas máquinas fumigando el jardín me despiertan.

Exhalo. Jane se tomó demasiado enserio lo de los Aedes Aegyptis.

También sé que el vestido de Isabella está aquí porque la puerta de mi dormitorio se abre de pronto y...

—¡MI VESTIDO ESTÁ AQUÍ!

Sus gritos, acompañados de pequeños brincos de canguro, se adentran en mi habitación envenenando todo el maravilloso ambiente de paz.

Salta hasta mi cama y estando sobre ella, arremete contra mi indefenso cuerpo humano agitándolo como demente.

—¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁ MAL CONTIGO?!—exclamo.

Quita la sábana, ríe como inepta, me abraza, rodamos por la cama y me tira al suelo causando un estruendo.

—¡Mierda, Isabella!

Todavía sonriente, se recuesta boca abajo sobre el colchón para asomarse.

—No uses esa palabra, querida, a Matt no le gusta.

Golpeo el suelo con ambas manos y las uso para ponerme de pie.

—¡Matt no está aquí!—empujo a Isabella hacia atrás.

—Qué importa, cuando vayas a decir una de tus palabrotas, piensa que a él no le gusta.

Gruñendo, me acuesto a su lado y cruzo los brazos sintiéndome del mal genio que caracteriza mis mañanas.

—No seas tonta, le gusto tal y como soy.

Isabella niega repetidas veces con la cabeza y rodea mi cuello con sus brazos para acercarse hasta mí. Tal parece que el vestido la tiene tan feliz que se ha olvidado de la rabieta de ayer.

—No se trata de eso, amiga—suspirando, recuesta su cabeza sobre mi hombro—. A los chicos les gusta que nos comportemos femeninas de vez en cuando—ríe levemente—. Ya sabes... ser refinadas, usar un atuendo que destaque nuestras curvas, peinar nuestro cabello distinto. A Joseph le encantan todas esas cosas.

Factura al corazón © DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora