27 de Octubre

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Calle Ficticia, 1 

Bath 

27 de octubre

Querido señor Harris:

Siento que haya pasado tanto tiempo, pero últimamente se me está haciendo todo muy cuesta arriba y hasta suspendí el examen sobre la reproducción de las plantas. No se vaya usted a pensar que estaba respondiendo preguntas sobre tulipanes montándoselo ahí en plan guarro, porque no es así como funciona y de hecho es mucho más interesante que eso, por lo menos para mí, porque me gustan las Ciencias, y no es por presumir, pero ese examen lo habría bordado si no llega a venir mi padre a mi cuarto la noche en la que se suponía que estaba repasando.

Me dijo que se había encontrado con Sandra en el pasillo de las verduras del supermercado y que a ella se le habían llenado los ojos de lágrimas en las que no tenían nada que ver las cebollas.

—Tiene muchas ganas de verte —dijo mi padre mientras yo contemplaba mi libro de Biología deseando que se callara—. Dice que te ha llamado un par de veces pero que no lo coges.

—Pues que no me llame cuando estoy en el instituto —farfullé, y luego me sentí mal. Sandra no tiene la culpa de nada de esto. Hinqué la punta del bolígrafo en un diagrama de una flor, muerta de ganas de que mi padre se marchara.

—Parece que está muy triste —continuó mi padre sentándose en el borde de mi cama—. Fatal de verdad. —Hice una mueca, porque el sentimiento de culpa estaba llegando a dolerme—. Ha adelgazado una tonelada. Se ha quedado en los huesos...

—¡Vale! ¡Ya lo he pillado! —le espeté tirando el bolígrafo al suelo.

Mi padre jugueteaba nerviosamente con el borde del edredón.

—Solo he pensado que igual te gustaba saber que no estás sola, cariño. Solo eso. No debería haberte dicho nada. —Mi padre se puso de pie con esfuerzo y me acarició la coronilla—. Ojalá pudiera sufrirlo yo por ti —murmuró, y para serle sincera habría dado lo que fuese por traspasar mi dolor directamente a su pecho. Y como era horrible querer eso me puse a llorar. No me merezco una familia cariñosa ni amigos, ni siquiera a alguien como usted, y por eso llevaba un tiempo sin escribir.

Pero esta noche me he dado cuenta de que debe de sentirse usted muy solo en su celda sin mis cartas. No es por ofenderle ni nada, pero no me puedo imaginar que tenga usted un montón de amigos en el Corredor de la Muerte, o sea, estoy segura de que no es el mejor lugar para relacionarse con la gente y de que tampoco estará todo el mundo contando chistes y chocando los cinco por entre los barrotes de la celda. Puede que usted haya llegado a apoyarse en mí tanto como me apoyo yo en usted. Es posible que nos necesitemos el uno al otro y que yo no deba sentirme tan mal por contarle mi historia, cosa que necesito desesperadamente hacer porque me está reconcomiendo por dentro y usted es la única persona en el mundo que podría entenderlo. No puedo seguir esperando ni un segundo más, así que empiezo por la mañana siguiente a la fiesta de Max, conmigo tumbada en la cama sufriendo la primera resaca de mi vida y haciendo probablemente un sonido como este: ayaaayhuuy.


Nubes de Kétchupحيث تعيش القصص. اكتشف الآن