Quinta Parte

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Al día siguiente de la hoguera se suponía que Max me iba a llamar. El pelo me olía todavía a humo y sentía mariposas en el estómago y, para ser sincera, cada vez que sonaba mi teléfono el corazón me pasaba de cero a cien en menos de un segundo, como el Ferrari que le había comprado a mi padre. Lo gracioso es que estábamos hablando de coches mientras comíamos en la mesa de la cocina, salchichas ecológicas con puré de patatas, por si le interesa saberlo.

-Esta noche empieza la nueva temporada de Top Gear -le dije a mi padre refiriéndome a un programa de la tele sobre coches que a él le encanta-. A las nueve en punto.

-Estupendo -dijo él, aunque tampoco se le veía demasiado entusiasmado-. ¿Ahora? -le preguntó a mi madre.

Ella bebió un sorbo de agua y dijo:

-Qué remedio.

Mi padre dejó el tenedor y recolocó su plato para que estuviera en el centro exacto del salvamantel.

-Tenemos que deciros una cosa -dijo con dificultad por signos.

Dot se estaba poniendo toneladas de kétchup en el plato. Le di un golpecito en la rodilla y señalé con el dedo a mi padre. Ella levantó la vista con aire culpable, pero luego, al ver que nadie la estaba regañando, apretó con más fuerza el bote. El rojo salió por toda la mesa a chorros.

-Imbécil -murmuró Soph.

-Tenemos que deciros una cosa -volvió a decir por signos mi padre, sin hacer caso del desastre

- Una cosa importante.

-No queremos que os preocupéis -añadió mi madre, pero la arruga profunda de entre sus cejas no corroboraba sus palabras.

-¿Os vais a divorciar? -preguntó Soph sosteniendo en alto un trozo de salchicha-. ¿Por lo mucho que habéis estado discutiendo?

Mis padres cruzaron una mirada culpable.

-Tampoco hemos estado discutiendo tanto -dijo mi madre.

-¿Qué pasa? -preguntó por signos Dot, porque notaba la tensión pero no podía seguir la conversación. Tenía los dedos rojos de haber limpiado el kétchup.

-Mamá y papá se van a divorciar. -Por una vez fue Soph quien respondió por signos. Dot se tapó la boca con las manos, su cuchillo y su tenedor cayeron con estrépito sobre la mesa.

-¡Sophie! -le espetó mi padre-. ¡No hemos dicho eso!

-¿Por qué os vais a divorciar? -apremió por signos Dot, ahora con la cara cubierta de kétchup-.

¿Papá se ha acostado con otra mujer?

-¿Qué? ¡No! -respondió mi madre.

-No nos vamos a divorciar -dijo mi padre-. Me he quedado sin trabajo, no es más que eso.

La boca se me abrió un palmo. Sabía lo de los problemas económicos, pero esto era nuevo para mí.

Dot me tiraba de la manga. Marcas rojas ahí también.

-Papá se ha quedado sin trabajo -dije por signos, aunque no me lo podía creer. Dot suspiró aliviada y volvió a coger sus cubiertos.

-¿Te han echado? -preguntó Soph-. ¿Por qué? ¿Has hecho que tu despacho de abogados perdiera un montón de dinero?

-¿Te has acostado con tu jefa? -preguntó por signos Dot.

Mi padre resopló lentamente.

-No me han echado. Mi bufete se ha unido con otro y han dejado de necesitarme.

Nubes de KétchupWhere stories live. Discover now