Parte 5: Sobibor

20.6K 713 138
                                    

Capítulo 41.

La delgadez en mi cuerpo era una cosa bárbara, solía mírame en el reflejo de la cazuela, y parecía un esqueleto andante, mis propios huesos me lastimaban al dormir en el catre y sufría algunas cortadas por la navaja que guardaba de bajo de mis ropas.

Kurt llevo a verme por última vez a mi familia, llore mucho tiempo y con mucho esfuerzo, tanto que sufrí una deshidratación y un dolor de cabeza grave, Kurt me dio demasiada agua para reponerme, me dijo que seríamos transferidas a *Sobibor. Sobibor era un campo al sureste de Varsovia, dijo que él estaría cargo allá y que por eso nos transferirían.

Septiembre, 1943.

Judíos y gitanos fuimos deportados de nuevo a otro campo de concentración, no era nada nuevo a lo que ya había experimentado arriba del tren, olor a sangre putrefacta, orines, sudor, calores y fríos insoportables, en las noches era más que sufríamos, pues de repente la nariz me goteaba y comenzaba a toser.

Aquel campo no le veía nada de diferente, a ser sincera ¿A quién le importaba que aspecto Tenia? Todos nosotros lo veíamos igual; Un matadero.

Kurt estaba rondándonos detrás de nosotras, caminado un lado a otro, cuidándome.

Estaba parada de lado de una pila de troncos con Ruth y Fela, quien se convirtió en una mujer amargada y malhumorada. No la culpe por eso.

Por mi cabeza recorrida la gran curiosidad de aquéllas inmensas llamas, que apreciaba a lo lejos, algo se veía a metros de nosotras, detrás de unos árboles, el desagradable olor en todo el campo ya no me sorprendía y ni siquiera molestaba mis narices, ya se habían acostumbrado. Un hombre alto y caucásico, se paró junto a nosotras y la pila de troncos, miraba con incredulidad y desquicio aquella escena que para él, era algo crudo para mí era algo cotidiano. El giro rápidamente a mirarme ceñudo y confundido.

— Что это огонь? — dijo en otro idioma el cual obviamente no era el mío, fruncí el ceño, el noto mi entendimiento nulo por comprender su idioma y giro de nuevo a mirar las llamas con horror.

— Los guardias nos prohíben mirar allí— Dije en tono arisco, la garganta me raspo terriblemente y comencé a toser pronto me detuve.

El volvió su mirada a mí, comenzaba a titubear algunas palabras entendibles para mí. — ¿Q...que...Que es ese fuego? ¡Y ese olor tan desagradable! — Dijo con dificultad cubriéndose la nariz con la mano.

— Están quemando los cadáveres — Manifesté con demasiada seguridad. — Son los que asesinaron apenas hoy.

No me creyó, pude notarlo por su expresión nerviosa, pero continué: —El campo existe hace más de un año, pero apenas acaban de traernos a mí y a mi familia, hace algunos días — Señale a Fela y Ruth. — Casi todos los días llega un tren con dos mil nuevas víctimas, siempre son asesinadas a pocas horas de su llegada, nosotras no, porque somos de oro, es como el otro campo, nada diferente.

— Ya...basta ¡Por favor! —Titubeó.

—Lo siento, señor, pero es la verdad
— Es dolorosa.

— Siempre lo es. — Dije con resignación y suspire. — Pero veo que usted no es polaco.

— No lo soy, soy ruso. — Continúo con temor en el rostro. — ¿Y...tu, ser, es polaca?
— Sí, señor. — Conteste.

— ¿Cómo ha llegado a caer en un campo en Polonia? — Pregunte con gran curiosidad.

—Bueno, yo...— Comenzaba a titubear, cuando Kurt dejo de merodearnos, se acercó más a nosotros y se paró en frente, miro sin importancia al hombre y me dijo; — ¿No tienes otra cosa mejor que hacer?

La Sombra Del Holocausto.Where stories live. Discover now