Mis párpados pesaban demasiado, tenía el cuerpo frio y la nariz me picaba, alguien tocaba mi cabeza con delicadeza y entrelazaba los dedos en mi cabello. Desperté, abría los ojos lentamente para toparme con su rostro pálido y sus ojos color esmeralda mirándome fijo, di una sonrisa a la mitad y suspire.
— Has dormido mucho. — dijo aun entrelazando los dedos en mi cabello.
— Creí que no te volvería a ver — Dije con la voz cansada. El frunció el ceño sonriente.
— Eso no va pasar nunca, no por lo menos de mi parte...
Yo gire a mirarlo, bajo la mirada y luego volvió a sonreír. Fruncí el entrecejo
— De la mía tampoco.
— De acuerdo.
— Entonces no hay porque pensar en esas cosas... Señor Von Drachenberg — dije divertida.
Él sonrió avergonzado, sonrió de medio lado y bajo la cabeza quito la mano de mi cabello y jugueteaba con ellos nervioso. ― Si... sobre eso...
— No importa, no estoy molesta, a decir verdad se escucha más elegante tu nombre combinado con mi apellido. — Levanto las cejas sorprendido y bajo de nuevo la mirada tímido.
— Pero no soy tu esposa...— Susurre, el acarició mi mejilla se acercó a mí y en el mismo tono me dijo; — Bueno, entonces vamos a tener que arreglar eso...
Sonreí sonrojada. Carraspeo la garganta. — Si tú quieres, por supuesto.
— si quiero.
Sonrió y de pronto el volvió a ponerse serio y de nuevo acarició mi cabello tomo mi mano y suspiro.
— Vamos a casa, Norah... — Dijo suplicante mientras me miraba fijo. — Vamos a nuestro hogar.
Tome su mejilla, me enderece y quedamos frente a frente.
— Pero no tenemos nada, no tenemos un hogar. ¿De qué hablas?Él sonrió beso mis labios con pasión y al separarse me dijo: — Hagamos uno.
Sonreí mientras me tragaba mis lágrimas.
— Te amo.— Yo te amo. — Solté mientras mi aliento y suyo se convertían en uno solo.
[...]
Ese momento era el ahora y era tiempo de ir a hacer algo diferente a lo que viví antes, solo con lo traía encima con las manos Frías, el me tomo una, yo lo miraba sin que él podía darse cuenta, el veía a su alrededor que solo era nada más que agua, juntos escapamos y juntos nos fuimos.
Fue algo indescriptible e inefable la sensación que sentí cuando el barco arribo, subir la cabeza, y que la brisa delgada y mojada refrescará mi rostro, el apreciar ante mi garganta llena de nudos, mis manos sudando y el corazón palpitar al cien y mis ojos húmedos, la preciosa y gigantesca estatua de aquella mujer con una antorcha en la mano, libertad. Lleve mi mano a tapar mi boca, mi nariz fría carraspeo llena de ese no sé qué sentía, mi cosquilleo se hacía más grande y por fin di una de las más grandes sonrisas que nunca olvidare en mi vida, mientras él se deleitaba con mi expresión. Me rodeo con un brazo y beso mi frente solté aire atorado y bese su mejilla.
— Llegamos.
Mire hacia arriba, hacia a todos lados tratando de hallar a mi abuela, sonreírle con la máxima inocencia, señalar al hombre alto pálido, de ojos verdes cabello negro, tan negro como la noche y perfecta sonrisa y decirle por fin. Este es mi ángel, te lo presento.

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La Sombra Del Holocausto.
Historical FictionSon bastantes las historias narradas dentro de un escenario catastrófico como fue la guerra liderada por el imperio aleman allá por el año de 1939, donde comienza esta historia que hoy se presenta. El sufrimiento plasmado en puño y letra por la aut...