Capítulo 48.

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No me sentía realmente como pensaba que iba a pasar, al verlo ahí tirado a mis pies, chorreando sangre, como una simple persona, nuevamente me sentí una basura, solté un suspiro de alivio y a la vez de pesadez. Era una asesina de nuevo, lo mate porque no pude esperarme a que Yahvé lo hiciera, él estaba tardándose demasiado, así que como toda una cobarde hice justicia por mi propia mano.

No podía dejar de llorar de arrepentimiento.

Baje el arma a la altura del costado y solté un grito sordo, después de eso me dije "El ya no va a hacernos daño " Seguía convenciéndome de que lo que acababa de hacer fue algo necesario y llegue a algo; me sentía culpable pero terriblemente aliviada al mismo tiempo.


¿Justicia o Venganza?

Yo diría que ambas. Hice justicia al quitar del camino a una rata asesina para que dejara de hacer daño y venganza, ¡porque tenía que pagar todo aquello que hizo sentirme igual a nada! Un esqueleto andante sin sueños y sin esperanzas de vida, siempre a la sombra de ellos.
A la sombra de un holocausto maldito que lo único que provoco es que fuera una pobre desdichada y miserable, que peleaba a morir por un pedazo de pan duro. Sin un sueño ni una razón por la cual realmente seguir viva, sin pasar mi adolescencia como cualquier muchacha de dieciséis años, pero ya era tarde pues estaba por cumplir los diecinueve. Esa misma sombra me arrebato a mi familia, y me dejo sin un padre que me encaminara y entregara con mi amado, frente a un altar, sin una madre con quien discutir por todo, y reírnos de nada, sin pasar tiempo peleando entre cual vestido se ve más bello , sin una tía y amiga a quien confiarle mis cosas, sin un hermano que me defendiera de cualquier patán abusador y sin un par de abuelos alcahuetes que me cubrieran de todas mis travesuras y sin contarme historias tan bellas como solía decírmelas mis abuelos. Yo solía tener todo, un hogar, y una familia realmente preciosa, pero como la mayoría de nosotros en aquel suceso, lo perdí todo y en un solo instante y ahora en lo único que me había convertido era en una mujer asesina, amargada y sola. »Soy Norah Von Drachenberg Polansky, soy judía y cumplo años el veinte de octubre «

»Ser judío es igual a ser basura«

En ese momento lo que más dolía de ser un judío, no era morir a manos de alemanes nazis, es que te dejen vivir, para ver morir despiadadamente a tu familia a manos de estos mismos y aun así atreverse a sonreír por cualquier cosa. Yo lo viví en carne propia y se siente como si te mutilaran una parte vital del cuerpo pero por alguna razón seguir con vida.

Di un último suspiro y al mismo tiempo la puerta de enfrente se abrió repentinamente, me levante con rapidez y asustadiza gire a mirar quién era. Alaric puso los ojos como platos y giro a mirarme con los ojos desorbitados. — ¿Que...— Titubeó ceñudo.
—Por fin. — Dije mirando a Wilm.

—Norah... — Pasó saliva y cerró la puerta.

Afortunadamente mis ropas no se habían manchado tanto con su maldita y sucia sangre. Mis lágrimas habían cesado un poco, pero una que otra se escapaba sin poder detenerla. —Norah...— Dijo Alaric de nuevo, me saco del pensamiento y me dirigí a él. —No soy una asesina. — Sentencie a la defensiva.
—Nadie está juzgándote, Norah. Tranquilízate. —Dijo acercándose a mí. De nuevo mire a Wilm acostado boca abajo con los cabellos de oro brillando al impactarse los rayos del sol, con los ojos cerrados, cerrados para siempre. —Tenemos que irnos, ya
...—Manifestó de nuevo sacándome del confort y remordimiento repentino que me provocaba mirarlo. —Ya es hora.

»El escape, por supuesto «

—Ah...— apenas pude decirlo y después asentí con la cabeza.
—Tenemos que actuar frente a los demás, guarda bien el arma.

Lo mire con nerviosismo mientras guardaba el arma entre la ropa. — ¿Que pasara con él? — Pregunte.
—Ya no importa. — Contesto. — Aquel hombre nos dará la indicación, en ese momento todos los prisioneros correrán a cualquier lado, una de las verjas esta vencida, solo falta que de un pequeño empujón para vencerla por completo. —susurro y enseguida los nervios comenzaron.
—Está bien. — Logre decir tartamuda.

—Recuerda que tenemos que actuar como si nada. Se escuchó un disparo y están alerta. Han sacado a los prisioneros por eso. — Me susurro al oído antes de salir asentí con cautela y me dio un empujón falso hacia afuera

Lo mire con el ceño fruncido y camine hasta afuera en la patio donde todos ya estaban formados para el pase de lista, mire de reojo el reloj de Alaric y marcaban cinco minutos para las cinco de la tarde.

— ¡Fórmate! — Me grito y fui a formatee de lado de Fela y Ruth, con los ojos buscaba al hombre que se encargó de organizar aquello, pero solo logre ver a su compañero que miraba a todos lados nervioso. Sentí la mano de Ruth apretar la mía, la tome y de igual manera la apreté con fuerza, gire a mirarla y me sonrió dulcemente.
Kurt se hizo presente a la fila de las mujeres con la fusta en la mano, recordé los golpes en mi espalda, solo de recordarlo mi espalda ardió. Sentí ronca la garganta y al mismo tiempo un nudo y unas punzadas en el estómago, una tras otra, la mano de Ruth sudaba y se resbalaba de la mía, parpadeaba de nervios, mojaba mis labios constantemente y mi agitación se aceleraba y él se acercaba lentamente. Se paró frente a mí con la mandíbula y las sienes apretadas y los brazos hacia atrás. — Una gota de sudor le recorría la frente. Estaba molesto.
Le sostuve la mirada, mis ojos se encontraron con los de el debajo de la boina. Bajo la cara un segundo y luego me miro. Suspiro. — ¿No tienes nada que decirme? — Pregunto de nuevo y en voz alta esa frase que me desconcentraba, le miraba mientras que las pupilas de sus ojos brillaban podía jurar que estaba apuntó de llorar, gire cautelosa la mirada hacia Fela y ella sin ningún expresión en el rostro me dijo todo con tan solo mirarle los ojos que me decían a gritos "No digas nada"

— ¡Judía! — Grito y salte de golpe del susto. Sabía lo mucho que a él le dolía decirme de esa manera. Carraspeo la garganta y dijo con tranquilidad, pero sin dejar de lado su tono autoritario; —Te estoy hablando, contéstame.

Lo mire de nuevo a los ojos. Él lo hacía también, pero no por mucho tiempo pues a él no le gustaba que lo viera por tanto tiempo. Carraspeo la nariz y dejo de mirarme girando la cabeza a la izquierda. —No. — Conteste en compañía de mi cabeza.

—Bien. — Dijo quitando los brazos de su posición anterior y camino hacia el frente, los segundos se estaban haciendo eternos esperando la señal de aquel hombre, estaba tan concentrada en escuchar la dichosa señal que deje descuidar a mi alrededor y solo escuchaba el palpitar de mi corazón y la sangre recorrer todo el cuerpo, era misma sensación que sentí cuando logre escapar la primera vez que no subí al tren. Mire a mi alrededor y había muy pocos oficiales, quizá era parte del escape. Trataba de calmarme mirando a Ruth a los ojos, ella sonreía, me sonreía todo el tiempo y Kurt no dejaba de hablar y mirarme. Cuando un alarido acompañado de un balazo al aire, se hizo presente y me hizo girar la cabeza y tomar a Ruth de la mano con más fuerza. Llamo la atención de Kurt y Alaric y otro hombre formado en su fila, salió de esta y grito con Fuerza. — ¡YA ES HORA! ¡CORRAN! ¡LA MITAD DE LOS NAZIS AQUI ESTAN MUERTOS! ¡SOMOS LIBRES AHORA!

Sentí que algo dentro de mi término por romperse, todo el mundo comenzó a correr despavorido por todos lados, jale con fuerza a Ruth. — ¡Corre, Ruth! — Grite Mientras jalaba a la pequeña, sus pasos eran cortos y lentos los míos largos y rápidos, las personas corrían sin cuidado empujando a todos, cuando la mano de Ruth me abandono, quise retroceder. — ¡Ruth! — Grite regresando a buscarla y los demás corrían de lado contrario, los balazos al aire y gente herida comenzaba a caer al suelo. — ¡Ruth! — Gritaba con más fuerza, todo fue nulo, pues ella no respondía a mis llamados. Me quede ahí parada entre los empujones, gritos desquiciados y balazos, saque el arma de mis ropas y solté un balazo al aire. — ¡Ruth!— corría sin rumbo, quería escapar pero algo me detuvo para ir a buscar a esa niña, sin poderlo creer, la encontré tirada boca abajo mientras las gente pasaba sobre ella. — ¡Ruth! — Corrí con ella y la levante, apenas podía ponerse en pie, y una línea de sangre salía de su boca. — ¡Vamos Ruth, corre! ¡Saldremos de aquí!
La pequeña reaccionó y corrió a mi paso de la mano, y con la otra traía el arma sosteniéndola fuerte, Fela apareció en el camino cargando a Ruth en los brazos, ella me regalo una sonrisa, asentí con la cabeza y se adelantó para luego perderse en la bulla. Me quede ahí parada perpleja de la matanza que estaba mirando a mi alrededor »no voy a lograrlo« No tenía la más mínima idea del porque no estaba corriendo ni luchando por tan siquiera salvar mi vida, mis ojos llorosos no podían ver tanta gente morir en ese instante, estaba en completo desquicio, había sangre en todos lados, prisioneros contra nazis, nazis contra prisioneros. En ese momento me pregunte » ¿Quién es el lado bueno en esta guerra? «

Rogaba a Yahvé porque nuestro lado fuera el correcto, tres mil millones de soldados no podían estar equivocados. Di una vuelta completa para apreciar la atmósfera sangrienta y había judíos que ni siquiera intentaban huir, solo se quedaban ahí parados esperando a que los mataran.

»Entonces si no tienes una razón, puedes quedarte aquí, en ese catre, rezando, convirtiéndote en una patética, porque ni siquiera intentaste salir de aquí por miedo. «

Las palabras de aquel hombre invadieron mi cabeza confundida. Una mano toco mi hombro por detrás gire rápidamente y apunte con el revólver, Kurt con la ceja rota levanto las manos ajustado. —Norah, basta. — Me grito.

Yo trague saliva.

— ¡LO SIENTO! —Grito. — Te quiero.
— ¡No te me acerques! — Grite con el dedo en gatillo.
— ¿Me vas matar?— Pregunto asustado.

—Yo también te quiero. — Evadí.
—Dame el arma. — Dijo estirando la mano. — Tienes que irte, ve ¡Corre!

Temblorosa y llena de nervios le entregue el arma poco a poco hasta que la tomó por completo. — Corre Norah, escapa de una vez. — Grito mientras comenzaban llorar de nuevo.

—Ven conmigo.

Él se quedó perplejo al oírme se guardó el arma debajo del saco, había perdido su boina y su cabello negro estaba alborotado. Dio una sonrisa leve, me tomo del brazo y corrió junto a mi hasta acercarnos a la verja de espinos y junto con otros judíos comenzamos a empujarla, hasta que con la presión y fuerza de nuestros cuerpos , esta se venció y nos dio paso fuera del campo, podía ver a Fela correr con Ruth atrás de ella, corría fuera de ese campo cuando la tierra del bosque comenzó a explotar y cuerpo mutilados y partidos por mitad volaban por los aires hasta caer al suelo terroso del bosque, corría con cuidado de no encontrarme con una mina. Corría con todas las fuerzas que mis desgastadas y delgadas piernas me daban, aun podía ver a Ruth, corrí con dirección a ella, la jale con brusquedad y seguíamos nuestro escape junto con Kurt, el bosque era grande. Ya no podía correr más mis pies estaban al desnudo, y los sentía sangrar de pronto Kurt se detuvo y exhausto se tiro al suelo cerca de un árbol.

— Ya no puedo más.

Una simple frase que derrumbo todo mi mundo en ese instante

Arrugue la frente, lo mire jadeante, el levanto la cara y aprecie que sus ojos verdes estaban llorosos, un vacío en el estómago se empezaba a crear con fuerza, jamás los había visto así, solté la mano a Ruth, estaba sudorosa de todo el maldito cuerpo, me pare enfrente, él ya estaba Abrazado del árbol, estaba tan aferrado a este como si su vida y la de nosotras dependiera de ello.

— No me digas eso, Kurt, por favor levántate. — Suplique con todas las fuerzas del mundo, mientras tanto los balazos al aire, el "Kabom" de las minas explotar, y los gritos de lamento y escape, sonaba de fondo, e iba a la perfección con la escena que estábamos en ese momento protagonizado. — Tienes que seguir sin mí, ¡Corre!

—Pero...— dije jadeante

— ¡Yo te alcanzare después! ¡Corre y cuida a la niña!

»Huiras todo lo que tengas que huir«

Sin pensarlo tome la mano de la niña y seguí mi camino sin él, pronto Kurt se hacía pequeño en el camino. Nos adentramos más en el bosque, los ruidos y las minas cesaron, entonces me deje caer recargada en un árbol, Ruth se sentó en mis piernas agotada. Jadeante di una sonrisa retorcida. »Lo hice, salí de ahí«

Fue en ese momento donde pude dar un largo respiro, uno que probablemente era de libertad. »Pronto sabré lo que se siente ser libre otra vez « 

La Sombra Del Holocausto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora