Capitulo 36

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-¿Como me...

-Bésame, ______...- y esa no fue una orden, había sido más un ruego, al que ella respondió girándose lentamente y posando sus labios sobre los de él, que fueron suaves , pero demandantes unos segundos después.

El se giro y deposito el peso de su cuerpo entre sus codos, aunque si se coloco recostándose sobre ella un poco para que sintiera su cuerpo.

-Te odio.- le susurro cuando el dejo sus labios, la miro intensamente y la volvió a besar con fervor, con pasión, frotándose contra ella, acariciándola, haciéndose sentir sobre ella, cuando la sintió temblar y gemir, se alejo.-Te odio...

-Ya lo habías dicho...

-Porque ahora mismo lo hago...-miro a un lado.

-Y hace unas semanas ¿Qué sentías?-rio por la tonta pregunta que hizo.

-No te gustara escucharlo, así que lo reservare...

Eso fue lo último que dijo, la volvió a besar y acariciarla con sus manos de bálsamo, porque la tranquilizaron, la apaciguaron y le proporcionaron placer que hizo que olvidara lo molesta que estaba con él y consigo misma.

Miro sus ojos mieles luego de que regresara a tierra. El acariciaba sus piernas y tocaba su cabello, la miraba de una forma que ella consideraba hermosa, tierna, como si ella en verdad le gustara, como si lo que acababa de pasar fuera lo mejor gracias a que lo compartía con ella, pero sabía que era solo para sosegarla y que olvidara que la había llamado "perra".

No había manera que olvidara algo así, el era importante para ella en cierta forma y que le dijera eso la había quebrado, el solo hecho de evocar la palabra que había salió de sus labios la hacía querer llorar.

Suspiro y cerró los ojos, sintió su proximidad y luego tembló cuando el besos sus parpados y respiro encima de ella.

-Quiero que sepas que me siento como un maldito idiota por lo que te dije, nunca lo pensé, solo que me gritaste de esa forma y no creo que alguien más lo hubiera hecho antes, así que solo lo solté porque supongo así respondería si la persona no me importara, si lo haces, me importas, no es que tengamos algo, pero estamos en esto... me entiendes... no es una relación, pero maldita sea, Preston me tenia mal, cada segundo recordando que si podía hablarte mientras me ignorabas, me pudo, me supero la ira.

No hablo.

-No te quiero cerca de Preston...

El no era su dueño, que le hablara de esa forma en verdad la molestaba.

-Jode. Te.-dijo e intento ponerse de pie, la sostuvo mas ella se soltó.

-Ángel, ven aquí.-se incorporo.

-Aléjate, no puedes hablarme de esa forma. NO PUEDES. ¿Crees que eres mi dueño? no es así, Justin, no te he dado ese derecho para hablarme de esa forma, tratarme así...-calló. Rio bajo y le miro cuando una ráfaga de pensamientos la inundo. No dijo nada, pero una sonrisa lobuna la atravesó y luego sintió como la abrazaba desde atrás.

Se giro con determinación y lo empujo hacia la cama, cayó y reboto, ella le miro y cuando iba a incorporarse le señaló con un dedo.

Si tener posesión de algo es lo que quiere entonces yo igual, este juego de a dos es siempre mejor.

Y se acercó como una pantera, lenta y el intento tocar sus caderas y acercarse, ella lo manoteo y el sonrió, se sentó en su regazo y lo beso, de una forma que sabía que lo iba a enloquecer, era tímida, pero segura en cierta forma, por lo general allí entre las sabanas con él. Lo sabía y sabia que a él le encantaba. Se lo había dicho en más de una ocasión en esos encuentros que tenían.

En la oscuridad - Dirty sexWhere stories live. Discover now