Capitulo 49

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No quería que se alejara, la quería tener allí por siempre, y pensó decirle que siguiera allí, que no lo soltara y que no rompiera el abrazo. Mas no tuvo que hacerlo porque ella no le soltó y allí mientras personas iban y venían y los miraban con una sonrisa cómplice los escrutaban.

-Te extrañe.-confeso con voz pequeña.

-Yo te extrañe mas...-le respondió el besando su cabello.

Ella bajo y la ayudo a estabilizarse en el suelo, le acuno la cara y le limpio las lagrimas.

-Te extrañe mucho.- volvió a decirle con su labios inferior temblando.

Casi la besa, pero se contuvo y solo la abrazo otra vez.

Tomó su valija segundos después y le tomó la mano para emprender camino al parqueo para ir a su apartamento.

En el camino se encontró a la señora que le sonrió guiñándole un ojo.

El camino completo fueron mirándose de soslayo y sonriendo por momentos sin mucho de qué hablar.

Ella comento de cómo le había ido el vuelo y que su madre le había enviado algunas cosas al igual que Jacky y su padre.

Cuando llegaron al apartamento y abrió ella entro se miraron y sonrieron.

Estaba todo organizado, y pulcro gracias a Dios.

Ella quedo mirando el apartamento un momento y el también le dio una repasada para ver si había algo fuera de lugar.

La entrada estaba bien, no había mas que un cofre antiguo en la mesa de color oscuro y un espejo.

En la sala de estar el sofá de tres piezas en color negro con nada más que un cojín que tenia la letra Yolo en grande. El pequeño comedor tenía unos cuentos papeles y la cocina estaba repleta de bolsas de compra y lo más importante limpia.

-Lindo apartamento.

-Gracias... me mude aquí hace un tiempo.-ella frunció el ceño.

-Vives... ¿solo?-asintió y negó.

-Más o menos... tengo un amigo que viene cada cierto tiempo ... eso.

-Oh...

-Peter...-dijo sonriendo.-Llevare tu equipaje a la habitación.

La acomodo en su habitación y ella le pidió un tiempo porque tenía que refrescarse.

La esperaba en la cocina mientras hacia algo de comer, tenía que hacerlo porque tenía que salir a trabajar y llegaría muy entrada la noche.

Lo miro maniobrar con la sartén y abrir el frigorífico y las gavetas. Luego se unió a él y en un silencio trabajaron.

Mientras se sentaba para almorzar ella le miro.

-¿A qué hora llegas del trabajo?-pregunto metiendo a su boca un poco de aquella pasta.

-Once. Pero es el único día que trabajo hasta esa hora... mañana es mi día libre, gracias a Dios.

-Genial...

-Entonces... mañana podemos hablar libremente.-ella asintió con una sonrisa.

Estaban un poco tensos por el tema del que hablarían, pero sabía que tenían que tocarlo.

Una vez ternaron de almorzar el tomo una ducha y besando la mejilla se fue, disculpándose por tener que dejarla.

***

En la oscuridad - Dirty sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora