CAPÍTULO 1

4.7K 357 27
                                    


JIN PVO

La vida de una persona que ha perdido a sus padres es cruda, nadie te enseña, ni te prepara para la crueldad del mundo. Tener que sobrevivir aun cuando eres solo un niño es todo un desafío. Desde pequeño mi vida no ha sido nada fácil, me he visto envuelto en una serie de mentiras y engaños, mis padres murieron cuando apenas tenía diez años, no tuve hermanos, pero sí, familiares que decían que me amaban, lo cual era mentira, mentira que descubrí cuando nadie quiso hacerse cargo de mí.

Dejándome caer en las puertas del infierno, infierno que llevaba por nombre "Pobres sonrisas de Seúl"

Ese ruin lugar era un orfanato, el cual daba la imagen de acoger a todos los niños huérfanos para cuidarlos y ayudarlos a salir adelante, pero todo era un engaño. En un principio debo de admitir que creí en todos, pensé que todas aquellas personas estaban para ayudarme, pero no era así, ellos solo usaban a los niños para cubrir sus lavados de dinero, ese lugar era la perdición.

Al cumplir diecisiete años capte que algo no andaba bien, lo que ellos nos enseñaban como protección no era así, nada de lo que ellos hacían eran verdad. Tuve la suerte de poder escapar antes de que me pasara algo malo pero muchos de mis compañeros no tuvieron esa suerte, muchos fueron drogados, y abusados. Los recuerdos me aparecen cada noche, acusándome por no hacer nada que les pudiese ayudar, pero ¿qué puede hacer un pobre huérfano que no tiene a nadie?

Vagué sin rumbo hasta que encontré mi pequeña luz, Soo Yun, ella es una adorable anciana que me acogió, no sé qué hubiera pasado si ella no me hubiese encontrado...

- Jin concéntrate, en la mesa ocho te necesitan- mis ojos se abrieron de sorpresa, de inmediato me puse en marcha, éste era mi segundo trabajo. Soy mesero de una pequeña cafetería, la paga no es muy buena, pero me ayuda a mantenerme

- Lo siento Dong Yul no se volverá a repetir. - me dirigí a la mesa a tomar su orden. Una joven pareja se encontraba sentada, ambos se miraban con muchísimo amor, verles consiguió que una genuina sonrisa apareciese en mi rostro. Me alejé de ellos con su orden anotada en mi libreta, llevándola hacia el cocinero. Una vez estuvo listo me acerqué nuevamente a ellos, dejando su pedido en la mesa.

- ¡Que disfruten! - dije sonriendo.

Cuando por fin llegó la hora de mi salida, lo único que deseaba era llegar a mi cuarto y dormir. Cada día todo se volvía más y más agotador, no sé cuánto tiempo aguantaría el tener tres trabajos. Negué con mi cabeza alejando el rumbo de mis pensamientos, todo estaba bien, no podía desalentarme de esa manera, no por ella.

Mientras salía de la cafetería pasé por aquel conocido callejón, odiaba caminar por aquel lugar cuando los rayos del no me acompañaban, suspiré intentando quitar la ansiedad y nervios. Caminé más rápido evitando a toda costa quedarme cerca de aquel lugar.

Al llegar a casa una enorme sonrisa se formó en mi rostro al ver la cena servida, todo cortesía de mi anciana favorita.

- Hola, querido; ¿cómo estás? ¿Qué tal estuvo el trabajo? - sonreí ante su pregunta. Cada vez que llegaba a casa recibía la misma pregunta, aquel inocente ser pensaba que trabaja en un solo lugar, no podía comentarle de mis otros trabajos porque sabía que le preocuparía, pero no había más opción.

Ella estaba demasiado enferma y simplemente no nos alcanzaba. Deseaba ayudarle con todo mi corazón.

- Bien, solo estoy un poco cansado.- murmuré. Me acerque a ellas dejando un casto beso en su delicada piel, en su rostro podía apreciarse claramente el cansancio. Sus grandes arrugas cada vez se hacían más presentes y aquello me preocupaba, ¿qué haría yo sin ella?

DRAKON IN LOVEWhere stories live. Discover now