CAPÍTULO 3

2K 299 39
                                    



Yoongi PVO

— Maldición mi pierna... ¿Dónde estoy?- un quejido se escapó de mis labios. Mis ojos se abrieron, los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi mente. El rencor, hizo que mi sangre ardiese nuevamente. El maldito hijo de puta quiso matarme. Sonreí satisfecho, perdió su oportunidad, y yo no perdería la mía. Por imbécil sufriría las penas del infierno.

¿Por qué no morí? Un leve recuerdo de una persona acercándose a mí, apareció en mi mente. No recordaba su rostro, pero debido a estoy vivo y bajo techo asumo que será la casa de esa persona. Me encontraba en una habitación sumamente deteriorada, no es que fuera un experto en decoración ni nada de esas mierdas, pero enserio este lugar se notaba que era sumamente viejo. Las paredes pareciera que se fuesen a caer en cualquier momento, el piso era de una madera oscura, el cual podría ser considerado en buen estado, sino fuese por el hecho que tenía varias maderas levantadas.

Me levanté de la pequeña cama estirando mi cuerpo. Mis músculos se encontraban completamente contraídos. Miré mi pierna la cual se hallaba vendada, el vendaje estaba muy bien hecho. Además de tener la presión perfecta para no lastimarme al caminar, aunque no lo quisiera admitir, le debía mucho a esa persona que me ayudo.

Al salir de la habitación llegué a una pequeña sala en donde un chico se encontraba acostado en un pequeño sofá. No entendía cómo podía dormir en esa posición, sus piernas colgaban mientras que sus brazos estaban en una extraña posición cerca de su cabeza, se notaba a lo lejos que estaba incomodo, pero de igual forma dormía plácidamente.

Me acerqué a él para ver mejor su rostro; necesitaba observar bien a la persona que me salvo. Estaba a centímetros de su rostro, aquel joven era de piel pálida, aunque estaba dormido daba un aura angelical; sus labios eran gruesos y tenía una pequeña coloración carmesí, mientras que sus pestañas eran largas y pobladas...

Negué con mi cabeza sintiéndome un idiota al darme cuenta de nuestra cercanía, rápidamente me alejé de él, observándolo desde una distancia prudente.

— Eres un imbécil de primera por ayudarme, pero...- nunca en mi vida fui bueno para agradecer y creo que nunca lo seré, pero ésta vez sí le debo una a este chico. Me acerqué a la salida con intenciones de irme. Una mueca se formó en mi rostro al devolverme, cogí un papel que encontré en una mesa, saqué un lápiz para luego escribirle.

Por salvar mi vida

Estoy en deuda contigo...

Luego de escribir aquello salí. Comencé a bajar unas horribles escaleras, cada paso que daba conseguía que mis costillas se quejasen, con mi mano en el barandal seguí bajado, las escaleras se veían en mal estado, carcomidas por el óxido. Sino morí ayer de seguro estas escaleras me matan hoy...

Cuando por fin logre bajar, un anciano se acercó a mí.

— ¿Disculpe quién es usted? Espero que Jin no este trayendo más gente a este lugar. Ésta semana será demolido el edificio así que le sugiero que busque otro lugar para vivir.- mi ceño se frunció al oír las palabras de aquel anciano, unos insultos estuvieron a punto de salir de mis labios, pero intenté relajarme, el enojarme solo empeoraba mi condición.

— No se preocupe jamás viviría en una pocilga como esta.- dije aquello para luego comenzar a caminar sin mirar atrás, por lo menos conocí el nombre del idiota que me salvo. Algo tendría que hacer con esa información, odio las deudas.

Saqué mi teléfono con intenciones de llamar a Jimin, al primer pitido sentí que contestaba.

— ¿Yoongi dónde mierda estás? ¿Qué pasó contigo? ¿Estás herido?- su voz sonaba desesperada, esperé a que me diera todo el discurso para recién hablar.

DRAKON IN LOVEWhere stories live. Discover now