Capítulo 5.

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¿Por qué siempre me meto en problemas? No puedo tener un día en mi miserable vida sin que nadie trate de humillarme

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¿Por qué siempre me meto en problemas? No puedo tener un día en mi miserable vida sin que nadie trate de humillarme. Sin que nadie trate de hacerme sentir mal. Nunca he entendido porqué les gusta tanto humillar, y creo que nunca lo entenderé.

Liam, Liam, Liam, deja de buscar más complicaciones a tu miserable vida. Me reprendo mentalmente.

—Liam.—dice aquella hermosa voz interrumpiendo mis pensamientos. —¿A dónde me llevas?

¿A dónde?

Paro en seco y recorro con mi mirada alrededor. El bosque. No me di cuenta en el momento que nos internamos tanto en este espeso bosque, la verdad no tengo idea que tan profundo estamos o si seguimos cerca del colegio. Trato de ubicarme, pero mis sentidos se encuentran atontados casi diría que dormidos.

—¿Liam?—su voz suena confundida. Contengo el aliento y pongo mi mirada en ella. Frunzo un poco mi entrecejo al observar sus ojos; ambos siguen “cambiados”. Aunque ya sus colmillos se redujeron bastante, sin contar que ya su mirada no tiene esa expresión cruel y sombría. Todo lo opuesto. Tienen un hermoso brillo y además sus mejillas están un poco coloradas, dándole un poco de color a su piel demasiado pálida.

Veo que tiene la mirada fija en algo. Nuestras manos entrelazadas. La suelto rápidamente y siento mi cuerpo arder. Sé que en este momento me debo de ver patético, todo sonrojado de la vergüenza. Aparto rápidamente la mirada cuando ella trata de verme a los ojos. Odio que me vean fijamente—o tan siquiera me vean—los ojos. No quiero ver su expresión de asco y decepción. Creo que no lo soportaría.

Mírame.—pide en un tono suave casi que imposible de no obedecer.

«Eres un monstruo

Liam, mírame.—vuelve a hablarme con ese tono suave que hace que mi corazón se comporte de manera extraña.

No puedo. No puedo. No puedo.

«—¿Qué mujer en la faz de la tierra querría estar con ser tan feo y un monstruo como tú? » ,Se me vienen las palabras que mi madre día a día me decía en mi adolescencia. Cada día que pasaba me recordaba lo patético y no apto para ninguna mujer que era.

Es cierto. Acepto amargamente. Yo sé que nadie se fijaría en mí.Nadie.

Por favor, mírame.

Cierro mis ojos. Su voz se escuchaba muy cerca, el tono de su voz era muy hechizante y muy difícil de no obedecer. Inhalo aquel delicioso aroma, era casi que desconcertante como su mero aroma dormía mis sentidos. Como su mera presencia hacía de mí un desastre.

Liam.

Nunca había amado tanto mi nombre hasta que ella lo pronunció por primera vez. Y sé que mi cara debe de estar en un intenso color rojo. Debo de parecerle patético, se supone que son las mujeres las que deben comportarse así.

Linaje: McCartney © [SIN EDITAR-ERRORES ORTOGRÁFICOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora